Capítulo 21

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Me quedo perplejo mirando mis alrededores, creo que estaba en la habitación de la criatura.

Mirando constantemente a través del reflejo de mi espejo, observo a detalle la había... en dónde me encontraba. Diviso una cama bastante grande allá en el centro. Esta conformada por cuatro pilares altos de los cuales colgaba una fina tela blanca que cubría cada cara de la cama, la tela colgando hasta caer al suelo. Unas sábanas color crema puestas perfectamente lisas sobre el colchón, dos almohadas cerca del cabezal.

A la derecha e izquierda de la cama habían dos mesas de madera oscura las cuales tenían, cada una, un pequeño candelabro con velas apagadas.

Un tocador junto a un armario a mi derecha.

Continúo observando y me percato como había una puerta de madera a la izquierda de aquel armario. La puerta actualmente cerrada.

Pienso por un momento en que debía salir de este lugar, Medusa podría regresar en cualquier momento, y para nada era seguro estar aquí... mucho menos cuando ésta acababa de decir hace unos minutos tras que luego que encontrase a Fran me asesinará.

Y para ser sinceros, no sabía si Fran ya era hombre muerto en estos precisos momentos.

—¡Lion! ¿Dónde estás? —Murmuro bajo tratando de encontrar al mapache, pero no le veía por ningún lado.

Pensando en solo irme y que Lion luego me encontrase, camino hasta la puerta y coloco mi mano sobre la perilla de la esta, pero antes de abrirla y salir, me detengo y pienso.

Estaba en la habitación de Medusa, debía aprovechar esta oportunidad única en la vida para tratar de encontrar algo aquí que me indicase alguna debilidad suya... algo que me ayudase a identificar alguna flaqueza en ella.

Soltando el pomo de la puerta y alejándome de ella, me encamino a pasos acelerados hasta el tocador de la criatura. Sin pensarlo demasiado, coloco el pedazo de espejo sobre la superficie del tocador e inmediatamente comienzo a rebuscar en las gavetas de este.

Ropa doblada perfectamente llenaba la mayoría de las gavetas, otras repletas de prendas, pulseras y demás joyería la cual se veía realmente cara. Una parte de mí deseaba robarme alguna de sus joyas, volver a la embarcación y largarme de este lugar, pero, seguramente el valor de la joyería no me alcanzaría para pagar aquella jugosa fianza cuando llegara al puerto y me apresaran.

Sin mencionar que no vengaría la muerte de mis compañeros al no cortarle la cabeza a este monstruo. Por lo que me contuve a solo enfocarme en aquello que estaba buscando... una debilidad.

Mientras rebusco y ojeo rápidamente dentro de aquellas gavetas, trago hondo al ver la ropa íntima que está mujer usaba. Tomo una de las piezas en mis manos y la subo a la altura de mis ojos. Esta era negra, muy pequeña y de telas muy finas.

Mi corazón palpitó fuerte al mi mente imaginarse a Medusa utilizando la prenda que tengo en mis manos.

Velozmente devuelvo aquella ropa interior a su lugar maldiciéndome mil veces por haber tenido aquella imagen mental.

Entretanto continúo mi búsqueda en el tocador de la criatura, escucho pasos acercándose, por lo que rápidamente cierro la gaveta que tenía abierta frente a mí, tomo el pedazo de espejo y busco con la vista algún lugar en donde pudiera esconderme.

Escuchando los pasos cada vez más cercanos a la habitación, corro y me escondo en el primer lugar que veo como una opción... debajo de la cama.

Lo sé, no es el lugar más perfecto del mundo. Pero al menos estaría escondido.

Metiéndome bajo la cama lo más rápido que puedo, me escondo ahí y espero. Al cabo de unos segundos escucho como la puerta se abre de un portazo y los pasos se adentran a la habitación.

Medusa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora