Capítulo 10

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Al escuchar a Fran decir "hombre al agua", inmediatamente caigo parado de la cama en tan solo un segundo. Por mi mente miles de pensamientos pasando a toda velocidad.

¿Quién fue?

¿Acaso alguien de la tripulación había saltado?

Pero... ¿por qué lo haría?

Olvidando mi camisa atrás, me apresuro a llegar a la puerta para abrirla y salir del camerino. Una vez fuera, miro hacia todos lados y noto como Fran y Mich están a la izquierda mirando por sobre las barandillas, mirando al horizonte.

Me acerco rápidamente a ellos.

—¿Qué sucede? —Pregunto parándome a su lado e intentando mirar lo que estos veían.

—Hay un hombre en el agua. —Señala Mich con su dedo índice. Yo frunzo los ojos y logro ver un hombre en la lejanía; éste acostado boca abajo en lo que parecía ser un pedazo grande de madera.

—¡Rápido, bajemos al piso inferior para pescarle! —Me dirijo a Fran. Él y Mich me miran con el ceño fruncido, confundidos.

—¿Qué lo... pesquemos? —Fran pregunta haciendo una mueca con la boca.

—Nos estamos acercando. ¿Quieren que baje el ancla? —Pregunta Benny, quien ahora es el que está tras el timón.

—¡No! No nos detendremos. —Niego. —No podemos perder tiempo, o sino, nunca alcanzaremos al Santa María. —Me acerco a Fran y le coloco mi mano sobre su hombro.

—Vengan, vamos al piso inferior. Tomaremos un palo largo y lo pescaremos por la ventana. —Hago una pausa. La expresión en el rostro del gemelo y de Mich es de clara confusión. —Cuando lo tengamos cerca de la ventana, lo meteremos a la nave por ella. —Sonrío. Los chicos se miran el uno al otro y noto como estos se encogen de hombros.

—Bueno, al menos hay que intentarlo. —Asiente Fran, para luego los tres avanzar y bajar por la escotilla hasta el piso inferior.

Una vez ahí, Mich consigue un palo largo, de esos que se usaban para halar las redes de pesca, y me lo entrega. Fran abre la ventana de madera y le coloca un soporte para que la tapa de esta se quedase abierta.

—Vamos, ahí está. —Señala el gemelo. Yo me asomo por la ventana y observo al hombre. Gotas de agua cayéndome en el rostro cada que el mar pegaba contra el barco.

Sin pensarlo demasiado, saco aquel palo por la ventana y trato de llegar al hombre, pero estaba demasiado lejos, no le alcanzaba.

Acercándome mucho más a la ventana, al punto en el cual la mitad de mi cuerpo estuviera fuera de esta, trato nuevamente de alcanzar a aquel hombre quien parecía estar inconsciente sobre aquella tabla. En mi tercer intento, logro engancharle por la ropa y acercarle a la embarcación.

—¡Agárralo Mich! —Grita Fran metiendo la mano por la ventana, a mi lado, y tomando al extraño de un brazo.

Yo le entrego el palo a Mich y junto con él logro arrastrar al hombre dentro de la embarcación.

—¿Está muerto? —Pregunta Mich dando dos pasos hacia atrás, mirando desde la lejanía. Éste notándose algo nervioso.

Rápidamente me acerco a él y me arrodillo junto a su cuerpo. Coloco mi dedo índice bajo su nariz y siento su tibia respiración sobre mi piel.

—Está vivo. —Miro a los chicos. Estos paralizados. —Debemos llevarlo a una alcoba. —Le tomo de un brazo, Mich me ayuda tomándolo del otro.

Entre los dos, lo cargamos hasta las habitaciones. Ahí lo instalamos en una de las que estaban vacías y lo colocamos sobre la cama.

Medusa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora