80

237 10 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hvitserk sale cuando escucha que un caballo cabalga cerca

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hvitserk sale cuando escucha que un caballo cabalga cerca. Tiene un arma en la mano, pero apenas ve de quien se trata, el chico se asombra y deja caer el objeto.

—¿Frida? —él enseguida la ayuda a bajar del caballo, sólo así ve el baúl, Hvitserk puede deducir lo que ocurrió. Al ayudarla a bajar, puede notar que ha sido golpeada.

—Escapé de Ivar —menciona sonriendo, con lágrimas en sus ojos—. Lo dejé, Hvitserk.

La chica se lanza para abrazarlo.

—Por los dioses —él está incrédulo—. Ve adentro, iré a esconder el caballo.

—Están buscándome, no dejes que me encuentren.

—Jamás lo haría —Hvitserk sonríe, da un beso en su frente y la chica enseguida va a meterse a esa casa, despidiéndose del animal que la ha acompañado en tantas aventuras, y que la ha llevado a la libertad.

A los pocos minutos él aparece. Ha bajado ese baúl, y ha hecho que el caballo continue cabalgando. Sabe el cariño que Frida siente por ese animal, pero también sabe que no hay forma humana de que no identifiquen ese característico caballo. Ella ha permanecido sentada, tratando de consolar el dolor de su estómago, y todas esas emociones horribles que la atormentan.

—¿Qué sucedió?

—Estaba engañándome con Freydis. Los encontré acostados en mi cama. Nos insultamos, él me golpeó, yo también lo golpee. Debes verlo, quedó peor que yo —ambos ríen, Hvitserk lo hace enternecido—. Yo estaba furiosa, él también. Le hablé de lo que hice en Inglaterra con Ubbe, le revelé que estoy embarazada, y le dije que estaba enamorada de ti. Él se quedó furioso, le arrojé el anillo y sólo vine aquí.

—Espera. ¿Qué tú qué? ¿Me quieres? —él no puede evitar sentirse feliz por eso. Frida sonríe y asiente. Sólo se acerca para abrazarlo y refugiarse en él.

—¿Cómo decírtelo antes si era su esposa?

—Por los dioses Frida, yo no sé qué decirte yo...

—Basta, sólo quiero dormir, el suelo me sentará bien. Si a Margrethe no le importa —Hvitserk sonríe, negando.

Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora