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Sigurd no paró de besarla

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Sigurd no paró de besarla. Ese acto fue tan sorpresivo, que cortó la respiración de la chica, trayéndola a la realidad de nuevo. Entonces Ubbe golpeó la pierna del chico, él se dio cuenta de lo que había hecho, y se alejó.

—Es muy poderosa, todo el pueblo la respalda —mencionó Ubbe.

Frida comenzó a llorar, esto activó algo en Sigurd, quién aún sostenía ese rostro. Apenas habló, la chica lo observó a los ojos.

—Tienes que disculparte, Frida...

—Pero...

—Es la única forma. Jura lealtad, no podemos salvarte.

—Pero asesinó a tu madre, Sigurd. Ella merece morir.

—Tú jurarás lealtad —ordenó Ubbe—. Nosotros no lo hemos hecho. Fue valiente lo que hiciste, y estúpido porque pudo matarte ahí, frente a todos.

—Podría matarnos a todos ahora mismo, pero no lo hará —afirmó Sigurd—. Debemos estar juntos ahora, recuperarnos. Después planearemos las cosas, si hay una posibilidad de estar a salvo, la tomaremos.

Frida no dejó de llorar, Sigurd no soportaba verla de esa forma, la abrazó, y ella lloró en su hombro.

—Yo la amaba, adoraba a su madre. No me queda nada, mi mamá murió de tristeza después de la muerte de mi padre. Aslaug me quería como a una hija, y esa mujer la asesinó, ustedes no vieron lo que yo vi. Aunque le jurara lealtad, yo no podría vivir aquí, con ella. Y mi Ivar está muerto, junto con Ragnar.

—No puedes saberlo —afirmó Ubbe.

—Tu madre lo dijo, y yo le creo. Me he quedado sola.

—¿Y qué hay de nosotros? —respondió Sigurd—. No somos tan importantes ¿Eh?

—No es eso, lo son, pero ahora estoy destrozada, no creo soportar más de esto. No quiero volver a perder a gente que amo.

—Y nosotros no soportaríamos si no estás con nosotros. Frida, sálvate: los dioses te han dado la posibilidad. Aún no sabemos si mi padre o Ivar siguen vivos, no hasta que los dioses lo anuncien, no mi madre. ¿Acaso ella era más grande que los dioses?

Frida negó enseguida.

—Deben irse —apareció Lagertha, abriendo de una forma violenta la puerta.

—Por favor, Frida —es lo último que dijo Sigurd. Enseguida la chica los vio alejándose de ella, hasta que esa puerta se cerró y ella volvió a quedar sola.

A la mañana siguiente, Frida comenzó a gritar, llamando la atención de algunas personas que no dudaron en avisar a Lagertha. Ella envío a sus escuderas. La nueva reina reafirmó su postura: sólo la dejaría libre si ella pedía perdón, la chica no tenía opción.

Pronto se esparció el rumor: la sentencia de Frida sería expuesta en unas horas. De un momento a otro, el Gran Salón estaba lleno de gente. Apenas vieron a Frida, comenzaron a gritarle cosas hirientes y arrojarle cosas, mientras Ubbe y Sigurd observaban a lo lejos. Frida tenía dolores que jamás había experimentado, se sentía terrible. Aun no lo sabía, pero tenía fiebre. 

—¡Traidora! ¡Zorra! ¡Bruja! ¡Huérfana! ¡Córtenle la cabeza! ¡Puta!

Lagertha dejó esa tortura psicológica unos minutos, hasta que los hizo callar. Ubbe y Sigurd sabían que había algo mal con Frida, pero no podían intervenir.

—¿Qué es lo que tienes para decirme? —Frida llorando se arrodilló.

—Lo lamento reina Lagertha. Aslaug fue una madre para mí durante estos años, la amaba como una hija ama a sus padres. Estaba enojada y no pensé con claridad cuando le ataqué. No es justificación para lo que hice, porque los asuntos que usted tenía con ella no son cosa en lo que yo debía estar involucrada. Le ruego me perdone, castigando mi falta como usted y los dioses crean justo. Estoy dispuesta a jurar mi lealtad ante usted.

Todo eso lo dijo llorando. Ella realmente estaba rota, y todo el sufrimiento que guardaba en su interior hicieron que ese falso juramento y explicación, sonara como el discurso y las disculpas más sinceras que jamás se habrían pronunciado en el Gran Salón. Mientras se mostraba algo débil y torpe en su forma de hablar y sostenerse. No sólo la fiebre la estaba afectando, también la posición en que permaneció encadenada por casi un día entero.

—Frida, hija del gran Erin. Tú padre tenía muchas historias con Ragnar y conmigo, fuimos grandes amigos de él cuando éramos jóvenes. Cuando yo lo conocí tenía tres hijos y una gran esposa, todos ellos murieron cuando una enfermedad extraña azotó Kattegat, al mismo tiempo que mi hija Gyda murió. Yo me fui, tiempo después supe que intentaba rehacer su vida, tú fuiste fruto de su nueva felicidad. Conoces a mi hijo Björn, quién te ama profundamente, y has vivido bajo este techo, has estado en este lugar más tiempo del que yo he estado, conoces a toda esta gente mejor que yo, pero sigues siendo una niña. Tus 16 años no te permiten ver mucho de lo que pasa en realidad. Eres tan hija de Ragnar como cualquiera de sus hijos, porque sé que él veía en ti un poco de nuestra hija, y yo sé que ella habría sido tan hermosa como tú. Eres parte de los Lothbrok aunque no lleves su sangre, y eso es más poderoso que nada.

Lagertha bajó del trono, para ver a los ojos a esa chica y hablarle cerca.

—Podría convertirte en mi esclava, pero siempre has sido una mujer libre. Te perdono, perdono tus insultos y acepto tu lealtad.

Enseguida la mujer liberó a la chica de esos amarres. Apenas ella se levantó, la mujer la abrazó y le sonrió.

—Ve a descansar, hoy será el funeral de Aslaug.

Frida asintió, y mientras el siguiente caso importante del día comenzó a prepararse, ella se abrió paso entre toda esa gente para salir del Gran Salón, mientras Ubbe y Sigurd la resguardaban, notando el mal estado de su amiga, mientras la llevaban a una pequeña casa, dónde Lagertha les permitió quedarse. 

 

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Frida [Ivar The Boneless/Alex Høgh Andersen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora