Capítulo 4

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Al día siguiente me digné a salir de casa para visitar a Amanda y disculparme por todo lo que había sucedido.

Su madre me recibió amablemente y me invitó a desayunar, en la mesa estábamos Emily, Sally, Amanda y yo... Ya que al parecer el señor Henry estaba tomando una ducha para salir cuánto antes a la estación de policía.

Emily: ¿gustas más waffles, Rai? —preguntó amablemente mientras servía a Amanda.

— Si, gracias —asentí esbozando una ligera sonrisa—

Sally: paletitas de postre —exclamó con dulzura entregadonos paletas de caramelo a mí y a su hermana—

— Que linda eres Sally —sonreí—

Amanda: ¡Ah, Sally estás eran mías!

Sally: papá me las dió —respondió sacando su lengua—

Amanda: ¡mocosa! —susurró entrecerrado los ojos— iba a guardarlas para tener algo antes del examen de administración —sollozó juguetona—

— descuida, yo puedo llevar algunas despues. —sonrió amablemente—

—toc toc—

Emily: ¡está abierto! —exclamó desde la cocina trayendo mi plato con waffles—

Emily lo sirvió y Michael entró arrojando una colilla de cigarrillo afuera antes de entrar.

— que asco —musité sin pensar—

Era lógico, mi sentido del olfato era más agudo y por ende el olor a cigarrillo lo percibía mucho más asqueroso.

Emily: siéntate hijo, Henry está por salir de la ducha, ¿quieres bistec o tocino?

Michael: hace mucho que nadie me dice hijo. —respondió con vacile mientras se sentaba en el extremo de la mesa.

Para mi mala suerte yo estaba cerca del extremo y ese horrible olor me revolvía el estómago al punto de ya no querer comer más.

El me miró confundido pensando tal vez que tenía un problema con que estuviese sentado ahí... Su expresión incomoda lo decía todo pero ese no era el caso... El problema no era él.

— Es el olor del cigarrillo... No es... Hmm agradable.

Amanda: ¿puedes percibirlo aún? —preguntó muy curiosa—

— Es que... Está muy fuerte

Amanda: para nada —respondió con ligera extrañeza—

Michael: hmm, algunas mujeres tienen el olfato sensible cuando están en estado de gestación

Maldito Infeliz... No arrepiento de romperle el labio.

Amanda: ¡¿Rai ESTAS EMBARAZADA?!

Todas me miraron asombradas por la influencia de esa estúpida idea.

— Que tontería, no es eso, para nada es eso. —dije con firmeza mirando a Michael— no te haría mal dejar de fumar, nos harías un favor a todos para no tener que aguantar ese horrible olor.

Quizás fui demasiado frívola con esas palabras.

El muchacho solo desvío la mirada con indiferencia y el ambiente se había vuelto incómodo.

Michael: que pesada

No podia más con esa presión así que solo me levanté de la mesa y salí.

Amanda corrió detrás de mí y nos detuvimos en el buzón de su casa.

Kitsune Raiden VOLUMEN 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora