Capítulo 9- "Lo siento"

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El impacto del suelo contra mi espalda me privó de la respiración durante breves segundos. Breves pero suficientes para provocar una reacción por parte de mi cuerpo.
Desperté de golpe, de forma abrupta. Como cuando sueñas que te vas a caer y despiertas justo antes del impacto, solo que esta vez sí hubo impacto real.

Me incorporé y apoyé mis manos en el suelo para mantenerme medio levantada. Tomé grandes bocanadas de aire para compensar el oxígeno del que carecía, me estaba ahogando. Del shock no me dolió nada hasta que recuperé la respiración (con ciertas dificultades debido al humo que desprendía el incendio a mis espaldas), fue entonces cuando noté dolor. Dolor intenso por todo el cuerpo, principalmente en la cabeza. Fue tal que noté como se me cerraban los ojos y entre gritos ahogados de sanitarios y autoridades quedé inconsciente de nuevo.

Desperté a la mañana siguiente sobre una superficie más mullida de lo que recordaba que estaba el asfalto de la calle. Probablemente porque me encontraba nada más y nada menos que en una cama de hospital. Mientras mi vista se aclaraba miré a mi alrededor.
Vías, suero, cables y lucecitas de las máquinas a las que estaba conectada.

Al intentar levantarme se me acercó una enfermera ipsofacto para impedirmelo.
Ni la vi ahí.

-Calma, no te esfuerces, has sufrido una leve contusión cerebral, algunas quemaduras y una rotura de ligamentos en tu muñeca izquierda.- Me empujó con delicadeza de vuelta a la almohada.

Efectivamente, tenía unas vendas en mi muñeca y algunas heridas tapadas con esparadrapo.

-¿La señorita Lockwood?

Tardé unos segundos en procesar.

-No, no. Ese es el nombre de la agencia. Mi nombre es T/n Spellman. ¿Lockwood está bien?

-Lo lamento... Sólo la encontramos a usted, nadie más ingresó.
Llamamos a su madre.

-¿Preguntó dónde estaba?

-No contestó... Al cabo de un rato dejamos de intentarlo.

Cómo no.

-Las autoridades llegarán enseguida para hacerle un par de preguntas. No se preocupe, en seguida acabarán. Iré a buscarles.- Me sonrió antes de salir de la sala.

En cuanto cruzó la puerta me levanté.
Me saqué la vía colocada en mi brazo de un tirón, sólo se me olvidó el pequeño detalle de que esto no es una película, y que en la vida real las vías sangran, es una aguja al fin y al cabo. Me dolió más de lo que pensé.
Tras arrepentirme y liberarme de todos los cables, me levanté de la cama como pude, sujetándome de los soportes que la rodeaban.
Antes de salir de la habitación me percaté de un gran ramo de lirios del valle en un jarrón en la mesilla. Me acerqué y vi una tarjeta.

"Lo siento. A.L."

Me quedé unos segundos reflexionando y mirando a las hermosas flores. Me daba pena dejarlas allí así que corté un par de ramitas y me las llevé. Acto seguido salí por el pasillo aprovechando que no había nadie. Me puse mis converse como pude mientras caminaba en dirección a la primera puerta que vi mientras a lo lejos escuchaba de nuevo a la enfermera pronunciar mi apellido en mi búsqueda.

Nada más cruzar la puerta comprendí por qué no había nadie por este pasillo.
Se trataba de una enorme, enormísima sala llena de camillas con maquinaria y miles de personas. Personas con los ojos abiertos y totalmente blancos, conectados a máquinas que les mantenían con vida, pero no conscientes.
Dios, era la unidad de afectados por el toque fantasma.
La imagen era aterradora, perturbadora. Era horrible.

Crucé lo más rápido que pude la sala hasta llegar al otro extremo donde había otra puerta de la que venía luz. Cabe recalcar que esta sala estaba iluminada a penas por las luces que emitían las máquinas y por las que se colaban por los cristales de las puertas que llevaban a los pasillos, nada más.

WITHIN DARKNESS, THROUGH LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora