-Joder hyung!- Kyuhyun comenzó a toser desesperado al sentir que una cantidad de polvo entraba por su boca, nariz y ojos –Maldita sea cof cof cof. –Heechul de igual manera tosía desesperado inclinándose hacia el frente para buscar oxígeno.
El chocolate en polvo que utilizarían ese día para preparar un pastel había quedado regado sobre la inmaculada mesa de la cocina, mientras los demás alumnos de la clase los miraban con burla.
– ¡Puta madre fíjate bien cuando hagas algo! –el castaño miro con coraje a su hyung mientras este se quitaba el polvo que tenía en el delantal y sobre el cabello.
–No me hables así imbécil, ten más respeto mocoso insolente. –algo que Heechul detestaba era que su dongsaeng le hablara sin formalidad y peor aún que le echara en cara sus errores. –Fue esta mierda la causante de esto. –miro con odio la bolsa rota que yacía en el piso.
–Ustedes dos, dejen de hacer un espectáculo o tendré que pedir que se retiren. –Hangeng seguía batiendo con calma la harina. Había escuchado el barullo que se hizo con esos dos alumnos gracias al chocolate en polvo pensó que se calmarían, pero ahora parecía que se matarían el uno al otro.
–Primero aprenda a hablar coreano bien. –toda la clase lanzo un sonido ahogado. Kyuhyun quedo en shock ¿Acaso Heechul había dicho eso? Todos sabían que su profesor era extranjero, para ser más específico chino y su acento era particular pero lo dicho por Heechul era demasiado.
Hangeng dejo de batir por un momento tratando de procesar lo dicho por su estudiante, alzo el rostro encontrándose con la mirada fija del chico pelirrojo –Disculpe... ¿Qué ha dicho? –esperaba que el chico se disculpara por su comportamiento.
– ¿Qué? ¿No me escucho? Aparte de no saber hablar tiene problemas en el oído.
–Heechul ladeo la boca mirándolo con desprecio –he dicho que primero aprenda a hablar coreano. –
Hangeng sintió la sangre hervir ¿Quién demonios se creía ese mocoso para hablarle así? –Lárgate. Fuera de mi clase. – la imponente voz del profesor resonó por toda el aula, el salón se quedó en un silencio sepulcral.
Heechul alzo la barbilla y con rapidez se quitó el delantal que tenía puesto, lo hizo bola arrojándolo al piso, tomo su mochila retirándose de inmediato. Nadie dijo nada. –Continúen sus actividades. –Hangeng regreso a su lugar, de pronto las ganas de cocinar se le habían quitado.
– ¿Que mierda fue eso Heechul? ¿Estás en tus putos días o qué carajo? –Kyuhyun había ido a buscar a su mejor amigo finalizada la clase de cocina.
–Deja de hablarme de esa manera. Soy tu hyung con un carajo –Heechul lo miro serio cruzándose de brazos, se encontraban en una mesa de la cafetería.
–Te lo digo porque me preocupas, ahora si estas jodido, debías presentarte en esa clase por no aprobar deportes ¿Después de lo que le dijiste al profesor crees que te va a aceptar de nuevo? –no era un secreto que el mayor no se había presentado a clase de deportes en todo el año, que había reprobado y por consiguiente para pasar de año tenía que presentar clases extras, cocina había sido una buena opción, o lo fue antes de mandar a su profesor a la mierda.
–No hay nada que no se arregle con sexo. –miro burlonamente a su mejor amigo, Kyuhyun negó aburrido
–Si fuera tan fácil, eres más virgen que nada a pesar de tu reputación de puta. –el castaño se alejó del mayor.
Si quizás la había cagado, bueno no quizás lo había hecho –Tendré que hacer lo que más odio, rogar. –con determinación se dirigió al aula de cocina quizás con una disculpa fingida todo se solucionaría, esperaba que nadie estuviera ahí no quería que nadie supiera de eso.
Abrió la puerta suavemente, pudo notar el salón vacío y a su profesor al fondo arreglando algunas cosas. Trato de hacer el menor ruido posible. Hangeng escucho el rechinido de la puerta y se giró, no pensaba ver a ese chico de nuevo en su clase, quizás quería pelea de nuevo.
–Hmm yo, vengo a disculparme. –Heechul apretó los dientes mirando hacia un lado –Dado a que voy a reprobar necesito estar en esta clase. –termino la "explicación" sin mirar a su profesor.
–Ya veo ¿Y que gano yo? –Hangeng se recargo en la mesa que se encontraba detrás de él, fácilmente podía manipular a su alumno y hacerlo pagar por la grosería que había cometido. Él no era una persona vengativa, mucho menos solo que necesitaba hacer justicia con ese chico.
Heechul emitió un suspiro derrotado, al parecer tendría que hacer lo necesario y eso era caer lo más bajo posible. Dejo su mochila en el piso y ante la mirada atenta del profesor comenzó a desabotonarse la camisa rosa que traía puesta.
Su reputación era un secreto a voces pero en realidad esa solo era algo que se había creado como protección a su verdadero ser. Se sintió miserable y sucio por lo que iba a hacer, pero la situación lo ameritaba fue un pendejo, un completo imbécil, estaba llegando demasiado lejos.
Hangeng siguió mirando con curiosidad lo que hacía su alumno, cada pedacito de piel que era expuesta, una sensación incomoda se alojó en su estómago él no era de ese tipo de persona, aunque si homosexual no se aprovecharía de ese chico grosero aunque si lo haría pagar.
–Quítatela toda. –Heechul dio un salto al escuchar la profunda voz de su profesor, trabándose en algunos botones termino de desabotonar la camisa, esta se deslizo por sus blancos hombros cayendo en un ruido sordo en el piso. –Ven aquí. –el chino hizo espacio abriendo sus piernas mientras Heechul se acercaba lentamente.
El profesor lo tomo de la cintura atrayéndolo hacia él, coloco su rostro cerca de su cuello mientras Heechul miraba hacia el pizarrón evitando llorar, acostarse con ese hombre pudo ser evitado pero a él le encantaba pelear.
Heechul cerró los ojos a sentir como el contrario posaba sus labios sobre una de sus clavículas y no pudo evitar lanzar un gemido al sentir como era fuertemente succionada esa parte. Abrió los ojos al sentir como era separado bruscamente se miro confundido por unos segundos.
–Lárgate, puedes volver a clases pero no pienso acostarme contigo. –Hangeng se veía molesto –Nunca jamás vuelvas a intentar hacer eso conmigo, tus servicios sexuales no son necesarios. Así que tu reputación es bien merecida –el chico tomo sus cosas y dejo al contrario ahí de pie con la dignidad en el piso y una marca difícil de ocultar.