¡Es perfecto! Fue lo único que me paso por la mente al verlo. Me sentía como colegiala enamorada pero ¿Y si fuera así?
Soy Kim Heechul, otro estudiante más de la prestigiosa escuela de actuación y música SM. Mi vida siempre ha sido perfecta, soy un chico sumamente apuesto sin mencionar lo popular y adinerado. ¿Qué más podía pedir? Muchos me amaban pocos me odiaban. Envidiosos lo se...
Aun así no estaba completamente complacido, sí, tenía admiradoras hermosas pero había un pequeño detalle, yo era bisexual, y después de tener muchas relaciones con féminas deseaba tener algo con un chico.
Obviamente había candidatos, y ninguno de ellos me gustaba en lo más mínimo. Mis gustos eran exclusivos y no cualquier tipo con cara bonita y cuerpo de adonis podía llena mis expectativas.
Hasta que un día llegaron mis sueños materializados en un hombre, y vaya hombre. Él era... ¿Cómo decirlo? Perfecto, si ese sería el término correcto.
Metro ochenta y tres, mirada dulce, cuerpo delgado, cabello negro como las hebras de la noche y esa sonrisa ¡Oh dios! Mataría porque esa sonrisa fuera dedicada a mí. Su nombre Hankyung, llego de intercambio hace unas semanas, yo ni enterado porque bueno, obviamente tengo cosas más importantes que hacer.
Me entere de su existencia unos pocos días después cuando fui a estafar a mi maestro de educación física, digamos que yo nunca asisto a esa clase porque odio sudar y hacer esfuerzo de cualquier tipo, así que cada mes y para no reprobar debo hacer uso de mis recursos financieros y ocuparlos a mi beneficio.
–Young Woon –llegue junto con mi amigo Jungmo directo a las canchas donde se estaba llevando a cabo la clase –Aquí está tu paga –sonreí con autosuficiencia al ver como corría hacia mí y me asesinaba con la mirada.
– ¿Puedes cerrar la boca? Nadie sabe que el niño bonito pasa la clase a base de sobornos así que cállate Heechul –me arrebato el sobre escondiéndolo dentro de su ropa.
–Está bien, está bien... no se enoje profesor –girando sobre sus talones desapareció de mi vista.
–Vámonos, de ver a tantos inútiles correr me está dando calor –me eche aire con la palma de mi mano y al girarme fue cuando lo vi.
Corría detrás de un balón, su cabello estaba completamente alborotado y su rostro empapado de sudor. Sonreía mientras esquivaba a varios chicos que trataban de detenerlo en su carrera. Me quede embobado
–Vámonos –Jungmo me jalo sacándome de mi trance, asentí caminando sin dejar de mirarlo, no pudo anotar porque un tipo lo tiro antes de que pudiese hacerlo ¡yo mataba a ese imbécil que lo lastimo!
Me quede de pie sin saber que hacer ¿Por qué estaba actuando como un idiota? Me gire acomodando mi cabello y no pudiendo ganar la tentación volví a mirarlo, el chico que lo había derribado le tendió la mano para que se levantara, él la acepto y le sonrió. Eso fue mi perdición. ¡Esa jodida sonrisa!
Salí de ahí completamente desorientado, prácticamente siendo arrastrado por mi mejor amigo. ¿Qué demonios te ocurre Heechul?
Los días siguientes fueron bastante extraños, me sentía desesperado ¡No lo había visto! y cómo hacerlo si él era un año menor. Nunca me lo toparía en clases y en los recesos se la pasaba rodeado de chicos del equipo de futbol.
...
Me lleve la ensalada a la boca mientras mi grupo de amigos se carcajeaban por algo tonto dicho por Siwon –Hey ¿Qué pasa? Has estado raro desde hace unos días –Oh mi querido Gunhee, siempre tan persuasivo.