Inocencia

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Han Geng miro a Hee Chul con curiosidad, había dicho que tenía que pedirle un favor muy importante en cuanto llego a su casa, la criaturita se encontraba de pie sobre su cama. Sully lo dejo en la entrada diciendo que vendría por el cerca de las 8 de la noche.

El chino era el amigo de infancia de Ki Bum el hermano mayor de Hee, ambos tenían 17 años e iban en la misma preparatoria.

–Y bien Hee Chul ¿Qué pasa? –miro al pequeño niño de 7 años que se encontraba de pie sobre la cama, Hee era bajito, de cabellos chocolate y ojos enormes, de sonrisa encantadora y boquita rosadita. Su piel tan blanca como la leche, una monada de niño, tan bonito que parecía un muñeco en vida.

–Hyung –bajo el rostro sonrojándose un poquito, un encanto más para Han Geng.

–Dime bonito ¿En qué te puede ayudar hyung? –sonrió de lado tomando su carita para que lo mirara a los ojos.

–Bueno –dudo el niño –yo... es que... huh hay una niña que me pidió algo –desvió su mirada mientras su cara se tornaba rojiza –ella quiere que... huh... que se su novio –cerro los ojitos avergonzándose, sus orejas incluso se encontraban coloradas.

– ¿Era eso? jaja precioso no tienes que ponerte así ¿No sabes que decirle? –pregunto tomándolo en brazos para cargarlo para pasearse con él por toda su habitación.

–Yo... si quiero que sea mi novia –bajo la carita –Pero un hyung me dijo que... que... yo debía b-besarla –cerró los ojitos de nuevo abrazando al mayor para esconderse en su pecho.

–Los niños son demasiado precoces –se dijo Han Geng al ver a su pequeño dongsaeng preocupado por eso –Hee Chulie no tienes que hacer eso –

–Si hyung ¡Debo hacerlo! Así que –se alejó del mayor para mirarlo a los ojos – ¿puedes... a-ayudarme con e-eso? –hizo un mohín adorable y lo miro serio.

– ¿C-como dices? N-no te entiendo –el chino jamás pensó que le pidiera tal cosa. –A-ayúdame a practicar –tajo serio.

Toda la cordura el momento se fue a la basura, el chino lo miro boquiabierto ¡¿Cómo era posible que ese niño pidiera tal cosa?! Su estómago se oprimió y su boca se secó. ¡Era una locura! Él no se aprovecharía de un pequeño niñito pero... aun así, muchas veces se había preguntado a que sabría la boquita de ese niño, aunque se regañaba por aquellos pensamientos tan enfermos.

–E-está bien, te ayudare –lo dejo de nuevo en la cama para poder al menos estar a una altura decente –h-hay 3 tipos de besos –explico –huh el de piquito, el de... –

–Muéstrame –pidió Hee Chul –si me explicas no entenderé mejor muéstrame como es ese b-beso –le sonrió lindamente mirándolo con aquellos enormes ojos.

–B-bien, un piquito es así –poso con suavidad sus labios en los pequeños del niño. Entrecerró los ojos y vio como el niño cerraba completamente los suyos, apenas fue un toque pero su corazón latió a prisa, se alejó con rapidez.

–Otro –susurro el pequeño con los ojos cerrados.

–B-bueno... a-ah está el beso de d-de amor –volvió a acercarse con dulzura, tomo el rostro del niño y le planto un beso profundo Hee Chul apretó los labios por inercia pero Han Geng no detuvo el toque. Segundos después se separaron resoplando. Las mejillas del pequeño estaban completamente rojas y sus ojitos cristalizados por la vergüenza.

–Y está el tercero –Han Geng ya no era consciente de lo que hacía –n-no te asustes –tomo con un poco más de rudeza su carita y le estampo un beso más brusco Hee Chul abrió sus ojos desmesuradamente –abre la boca –susurro el chino sobre sus labios.

El pequeño obedeció de inmediato dejando que su hyung accediera a su cavidad. Su boquita era dulce como la miel, su lengua empujo con rudeza la pequeña del contrario, no supo cuando ya tenía la mano detrás de la cabeza del menor y la otra enredada en su estrecha cintura.

Los segundos pasaron mientras ambos chicos se dedicaron a explotar la boca del contrario, Han Geng sentía un calor abrasador recorrer su cuerpo mientras Hee Chul, él estaba asustado por tantas emociones desconocidas.

Se separaron –E-es todo, termino la lección –resoplo frustrado el mayor mirándolo con ojos de excitación, el niño debía irse antes de que pasara algo. Hee Chul abrió sus ojitos, toda su cara estaba pintada de carmín y respiraba irregularmente.

–Gracias hyung –susurro bajito. El claxon del auto de la mamá de Hee los hizo aterrizar –Nos vemos –se bajó del colchón de un salto buscando su tenis para ponérselos, habían llegado por él.

Han Geng lo detuvo antes de que se fuera, beso sus labios una vez más con suavidad haciendo que el niño abriera de nuevo su boquita –Esto será un se-cre-to –susurro sobre sus labios –si necesitas algo más tu hyung te ayudara –le dio un pico, se acomodó la ropa y salió para acompañarlo hasta la entrada de su casa.

Un juego inocente entre los dos.

...


One Shot's HanchulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora