Bertram Kastner - 10

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   Ambos vampiros frenaron en seco para evitar chocarse entre ellos.

– Hombre, novato. Precisamente iba a buscarte a tu apartamento. – le dijo Trebet rompiendo el hielo tras el inesperado encuentro en el vestíbulo.


   Bertram dudó unos momentos para responderle. Tras asegurarse de que no había nadie más en los pasillos de alrededor, le espetó la pregunta que le había surgido tras el sueño que acababa de tener.

– ¿Quién es Roderick Sevald?


   Conforme procesaba lo que Bertram le acababa de decir, los ojos del voluminoso vampiro se fueron abriendo como platos, mientras que sus pupilas se contraían. Su agradable rostro comenzó a arrugarse, siendo reemplazado por uno que producía terror. Bertram se percató de que quizás no había sido buena idea formularle esa pregunta a Trebet, aunque no alcanzaba a comprender el porqué. Pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. El gigantesco vampiro, envuelto en un halo rojo de pura rabia y aparentemente más grande que antes, se abalanzó sobre él violentamente, agarrándole y empujándole hacia la pared del pasillo. Las puertas cercanas temblaron con el impacto de la espalda de Bertram en el tabique, mientras que Trebet lo sostenía, provocando que sus pies no tocaran el suelo.

– Dame una buena razón para que no te mate aquí mismo tras haber mencionado ese nombre. – exigió Trebet en tono amenazante y totalmente convincente.

– Su... ¡¡suéltame!! – le reclamó Bertram mientras agitaba sus piernas para intentar liberarse.

– ¿Qué demonios...? – pronunció Trebet extrañado mientras dejaba caer de sus manos a Bertram y daba un paso hacia atrás.


   Aprovechando la confusión, Bertram le propinó una patada en el estómago, provocando que Trebet se doblara hacia adelante por el efecto del golpe

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   Aprovechando la confusión, Bertram le propinó una patada en el estómago, provocando que Trebet se doblara hacia adelante por el efecto del golpe. Eso envalentonó a Bertram para continuar pegándole, por lo que le lanzó un puñetazo hacia la cara. Pero el mastodonte se recompuso antes de encajarlo, pudiendo esquivarlo grácilmente. Tras haber golpeado al aire, Bertram se giró para volver a situar a su oponente. Aunque se encontró con la mano cerrada de éste impactando de lleno en su rostro. Tal fue la violencia del golpe, que el cuerpo de Bertram atravesó el tabique del pasillo y cayó dentro de su apartamento, sobre una nube de polvo, escombros y astillas de madera.


   Tendido en el suelo y aturdido por el golpe, veía cómo las paredes de la estancia y el techo se movían de un lado a otro, como si se encontrara en el camarote de un barco. Completamente aturdido por el impacto, veía dos grandes boquetes en el lugar por donde había entrado a la fuerza. Poco después, pudo visualizar a dos Trebet haciéndose paso por cada una de las aberturas. Quiso ponerse en pie, pero, al intentarlo, comprobó no estaba en condiciones de moverse. Conforme los Trebet se acercaban a él, las imágenes de ambos comenzaron a fundirse en una sola, a la vez que se iba disipando la sensación de mareo. El corpulento vampiro se agachó sobre Bertram y le aprisionó el cuello contra el suelo.

Bertram Kastner: El Origen OlvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora