Capitulo 4

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Llego a la casa aproximadamente al medio día, ya bañado. Saludo rapido a la señora diciendo que ya había desayunado y que estaría en la habitación.

Se dejo caer en la cama suspirando, la cabeza le iba a reventar del dolor, perdió la cuenta de cuantos vasos bebió en total, pero si recordaba lo que habia hecho. Solo se divirtió un poco, tampoco es que haya hecho alguna escena ni mucho menos. Había vuelto a casa de su amigo en la madrugada, apenas durmió algunas horas y despertó, comieron algo y lo dejo ducharse parar deshacerse de la horrible cara qué tenia, consecuencia de la resaca. Finalmente tomando un taxi de regreso.

-¿A donde fuiste?- abrió los ojos reconociendo la voz de Macau.

-No me grites- se quejó sentándose viéndolo cerrar la puerta- Despacio-

-¿Te fuiste de fiesta? ¿A donde? ¿Con quien? ¿Por que no llegaste? Pude haber ido por ti- insistió con preguntas llegando hasta él.

-Te dije que no me grites- sostuvo su cabeza- También puedo ir a divertirme, soy mayor de edad, no hice nada ilegal-

-Dime con quien fuiste- volvió a decir.

-Con un amigo de la escuela.. no hagas tanto escándalo. Solo salí una noche. Ya volví, estoy completo y consciente- volvió a acostarse en la cama.

-Porchay.. no debes ir sin alguien de confianza, adulteran las bebidas- soltó un suspiro.

-Solo fueron unos tragos, dejame quiero dormir- cerró sus ojos.

-¿Al menos te divertiste?- Macau lo vio asentir con la cabeza- A la próxima dime, no quiero que vayas solo a esos lugares- tomó su mano izquierda notando el sello del club aun algo borroso.

-Si, si.. dejame dormir, debes tener algo que hacer, siempre estas muy ocupado- retiro su mano del agarre.

Los días continuaron su curso, Porchay quedo algo traumado con su primer resaca así que tardo unas semanas en animarse a salir de nuevo. Repitiendo la historia y el patrón. Bebía lo suficiente para relajarse y disfrutar de la noche. No era tonto, sabia que los demás iban a hacer más cosas pero él no, él solo quería desconectarse del mundo por unas horas. Obviamente no le avisaba a Macau de ninguna de sus salidas, al menos no directamente, siempre se enteraba después, al darse cuenta que Porchay no llegaba a dormir.

Habían pasado periodos de exámenes, incluyendo el de la universidad, lo que tenia a Chay muy estresado, por lo tanto sin dudarlo acepto la salida qué le ofrecía su amigo. Se la merecía por su esfuerzo.

-¿Donde esta Chay, mamá?- pregunto en la cena al ver el lugar vacío.

-Salió, acaban de pasar exámenes, necesita divertirse- le respondió su madre.

Continuaron con la cena, ante un claro ambiente tenso ya qué ahora los dos hermanos estaban de mal humor.

-¿Por que no me respondes?- Macau daba vueltas en su habitación con el teléfono en la oreja esperando que respondieran la llamada.

-¿Hola?- contesto alguien del otro lado.

-¿Donde esta Chay? El dueño del telefono- Macau reconoció de inmediato qué no era él.

-Ah.. entro al baño ¿Eres su amigo? Deberías venir, el ambiente es bueno- apenas se podía entender lo que decía la persona del otro lado, pero entre los balbuceos reconoció el nombre del lugar.

Llego lo más rápido que pudo, ingresando como un cliente más. El olor a cigarrillo, hierba y alcohol estaba por todos lados. Reviso cada rincón del lugar hasta que dio con un grupo grande en una esquina.

Podía verlo reír y bailar con sus amigos, tal vez estaba exagerando en querer cuidarlo, solo se estaba divirtiendo, él tambien lo hacía, pero no podia evitarlo, sabia que Chay era muy ingenuo a veces, justificaba a las demás personas para no pensar mal de ellos, todo tenia una explicación. Eso lo desesperaba, porque Macau sabia que a veces las personas simplemente eran malas y tomaban ventaja de los demás, su círculo social le enseñó eso de forma cruel.

Camina conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora