Se encontraban cenando todos juntos, incluyendo a Vegas y Pete con su pequeño. Chay sentía que no podía comer nada, los nervios estaban traicionandolo. Quería contarles todo de verdad pero tenia miedo, de que se enojaran, lo echaran a la calle, no quisieran dejarlo trabajar más en la empresa. Ellos nunca habían sido groseros ni malos con él pero esto era otro nivel de situación, iba más lejos.
Cuando terminaron la cena y el postre tuvo que armarse de valor para hablar y decir que debía contarles algo importante. Macau no se metió en absoluto, esa fue petición de Chay, que lo dejara hablar a él.
Les contó que había estado saliendo con alguien, no entro en más detalles, que cuando se fue de casa en realidad se había ido a vivir con él. También les contó que las cosas no eran lo que esperaba y por eso volvía a casa, ademas de que lo veía en la oficina y no quería estar con él.
Le hicieron un par de preguntas, la primera si le habían hecho algo o si en verdad estaba bien. Aun después de que les mintió en eso, ellos primero se preocupaban de que estuviera bien.
Cuando se termino ese tema tuvo que reunir todo el valor para decir los últimos detalles, no iba a poder esconderlo mucho, podía notarlo en el espejo cuando se cambiaba, era cuestión de tiempo. Primero se quedaron en silencio, viendose unos a otros, Pete y Vegas no estaban sorprendidos en absoluto, pero los padres si.
-Lo siento- se disculpó de pronto.
-¿Por que te disculpas?- le pregunto el señor.
-Yo.. esta mal. ¿Están enojados?- pregunto pasando saliva.
-Estamos algo.. sorprendidos. Ese.. es un detalle grande ¿Vas a demandarlo?-pregunto de nuevo el hombre.
-No quiero, lo que menos me interesa es volver a verlo- respondió tranquilo.
-Mhh.. ¿Y que harás?- le pregunto ahora la señora.
-Voy a conservarlo- giro su vista hacia Macau- dijo que.. necesitará un asistente cuando el actual se vaya, si no le molesta señor ¿Podría intentarlo?- pregunto, finalmente la empresa era de él y no de Macau.
-Claro que no me molesta, siempre te dije que podíamos darte trabajo sin dudar- le dieron una sonrisa pequeña.
-¿Ya fuiste al doctor? ¿Esta todo bien? ¿Cuanto tiempo tienes?- pregunto más animada ahora la mujer.
-Si, llevo mi control.. todo esta bien, recupere suficiente peso las últimas semanas.. creo debo rondar los 3 meses o un poco mas- respondió sonriendo un poco.
-Que lindo, mis dos embarazos fueron hermosos aunque estos niños si qué eran un problema para las náuseas, no me dejaban comer comoda- se quejó mirando a sus dos hijos.
Conversaron unas anécdotas más hasta que el pequeño Venice empezó con sus pucheros y llantos para dormir. Haciendo qué la pareja se despidiera en el lugar y se retiraran.
Le dieron un fuerte abrazo ambos padres a Chay, asegurandole qué no debía tener miedo, ellos prometieron cuidarlo y lo llevaron a su casa con esa intención, era un miembro más de ahí y no iban a dejarlo en una situación así. Podía contar con ellos para lo que necesitara. De cualquier forma, ya era un adulto con su titulo, tendría un trabajo y eso era todo, realmente no era un problema, quizás el cuidar de un bebé pero eso se vería más adelante.
Dos semanas despues finalmente llego con Macau a las oficinas de la empresa. Entraron al elevador presionando el piso a donde iban. Se sentía extraño, nunca había ido a la oficina de ellos, giro su cabeza hacía donde él mayor respondía mensajes sin parar.
Últimamente las hormonas de Chay estaban haciendo de las suyas, él sabia que Macau era guapo, pero no podia evitar verlo de pies a cabeza todo el tiempo. Como ahora, se veía tan bien en ese traje gris claro, con su camisa blanca a rayas y su primer botón sin abrochar, zapatos impecables, un reloj, un anillo. Su vista volvió a la parte superior recorriendo sus brazos, hombros anchos, su perfil. Y el olor qué emitia por su colonia se sentía más de lo normal por lo encerrado del elevador. Tenia ganas de hacer cosas con él y ese era efecto de sus hormonas, había investigado. Entre la atracción y la convivencia, era el hombre con quien tenia ganas de tener intimidad aunque sabia que no estaban oficialmente juntos aun y no debía cruzar esa línea todavía. Escucho el timbre de que llegaron y salió de sus pensamientos. Notando la sonrisa de su amigo al responder un mensaje mientras caminaban.
-¿Con quien hablas tanto?- pregunto curioso.
-Yim se vuelve loco, dice que necesita trabajar pronto- le dijo riendose.
-¿Y por que sigues hablando con el? Ya no trabaja para ti, no tiene porque seguír hablandote- se quejó, pensó que ya se habia olvidado de él.
-Oye trabajamos muy bien, pasábamos mucho tiempo juntos, simplemente somos algo así como amigos- respondió guardando su teléfono.
-Pues ten cuidado, se puede mal interpretar- entro detrás de él a la oficina del mayor.
-¿Quien? Su prometido me conoce y sabe que no hay nada extraño- respondió confundido sacando unas llaves.
-No me gusta a mi- respondió tomandolas cuando se las ofreció.
-¿Por que? ¿En que te afecta que sea mi amigo?- pregunto saliendo del lugar con él otra vez.
-En nada pero.. creí que ya no escucharía su nombre y las maravillas qué hacia- dijo finalmente, ya no le importaba dejarlo en evidencia, si le molestaba.
-No creí que te pusiera de malas eso- suspiro- aquí esta el escritorio, las llaves son de los cajones, están numeradas, ahí están las agendas de teléfonos, agendas de actividades y también hay un directorio de intercomunicador con las demás areas además de los nombres de los encargados. Revisa primero las agendas, por ahora tengo que hacer unas llamadas con un banco. Te diré cuando me desocupe para ver que tengo pendiente ¿De acuerdo?- comentó ahora si con su semblante más serio.
-Si- asintió despacio mientras se sentaba en la silla.
Viendo como su amigo veía alrededor y luego regresaba a encerrarse en la oficina. Había visto a Macau en muchas facetas a lo largo de su amistad, pero nunca en el trabajo y se veía muy bien.
-Que serio señor gerente.. casi le creo que es así en casa- dijo divertido para si mismo- Igual.. se ve tan sexy en ese escritorio- suspiro dandose un golpe mental- No, aquí vienes a trabajar-
Se dedico a revisar el escritorio, los cajones y las diferentes agendas, su amigo si qué tenia los días ocupados, esto era peor que la aseguradora, demasiados clientes, demasiadas areas que supervisar, ahora entendía porque ese tal Yim era una maravilla si le podía coordinar y organizar todo ese trabajo sin problema.
-Yo también soy bueno- se dijo a si mismo encendiendo la computadora para revisar algunos documentos.
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Camina conmigo
De TodoMacau y Porchay son amigos desde hace muchos años, sus padres se conocen por la misma razón, aunque no pertenecen al mismo círculo social, ellos se conocieron en un club de música y entablaron un sincera amistad con el tiempo. Un acontecimiento ine...