29- Un poco de paz.

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Un nuevo día comenzaba; Gema terminaba de peinarle el cabello a Vanesa para que esta se marchara al colegio. Este día en especial era la encargada de llevarla, ya que después sus vidas cambiarían muchísimo. Las maletas de la niña se encontraban en la sala; Gema tenía el corazón partido y su mirada dejaba ver el inmenso dolor de su alma.

Gema se posó  frente a su hija para observarla - Hermosa mi amor - dijo fingiendo una sonrisa ante ella.

Vanesa sonrió. - Ma, ¿esta noche me quedo en casa de mi papá?

Gema asintió con la cabeza. - Si - contestó con un nudo en la garganta. - Tú papá te va a ir a buscar al colegio y te quedás con él. ¿No te parece bueno? - sonrió tratando de ocultar sus lágrimas.

- Si, re bacano - sonrió Vane. - Además puedo jugar con mis hermanos - celebró con las manos alzadas.

- Si princesa - sonrió Gema.

Ambas caminaron hacia la sala y Vane divisó las maletas.

- Si ahora voy a vivir con mi papá... ¿Significa qué no te voy a ver más? - preguntó algo preocupada.

Gema alzó las cejas y abrió los ojos ante la pregunta de su hija. - No mi amor, vos y yo nos vamos a poder ver cuando vos querás - aseguró mientras su alma se derrumbaba. - Nadie nos va a poder separar jamás. No quiero que pensés en eso, ¿si? - dijo mientras secaba una lágrima traicionera e iba hacia la puerta para salir.

- ¿Entonces por qué llorás? - preguntó mientras observaba el rostro angustiado de su madre.

Ella negó con la cabeza y emitió una falsa sonrisa. - No estoy llorando de tristeza mi amor. Es que ahora sos una niña grande y podés estar más tiempo con tu papá, me da felicidad - expresó tratando de que no se notase que estaba rota por dentro. - Bueno, vamos - sonrió.

Al llegar al colegio, Gema suspiró con las manos en el volante. Era hora, su hija se iría y no volvería a verla. Su alma estaba en agonía pero debía ser fuerte para mantener a su pequeña hija en calma.

Ambas bajaron del carro; Gema mordió su labio inferior con fuerza para guardar sus lágrimas, sintiendo cómo su pecho se comprimía y sus ojos se volvían cristalinos. - Vení - le dijo a la niña para abrazarla con fuerza; apoyó su cabeza en su hombro e inhaló su aroma para conservarlo. - Ya es hora mi amor - avisó con una sonrisa cerrada mientras le pasaba su bolso. - Es hora de entrar. Te amo muchísimo ¿si?- susurró debido al nudo en la garganta que tenía. - No te olvidés de eso nunca.

- Yo más - sonrió Vane con inocencia; ella se dio la vuelta para marcharse hacia el gran edificio cómo cualquier otro día, sin saber que no lo era.

En ese instante, las lágrimas de Gema no se contuvieron más y se esparcieron por todo su rostro. Había perdido a su hija y todo había sido por su culpa. Apenas tuvo fuerzas para entrar nuevamente a su carro, allí todo su dolor salió a la luz y golpeó el volante varias veces mientras su llanto desgarrador ocupaba cada espacio de ese carro.

(...)

Charly conducía hacia la que una vez fue su casa; dónde compartió el crecimiento de su hija junto a Gema; dónde vivieron tantos momentos felices cómo tristes y ahora simplemente eran dos extraños jugando a ser mejor que el otro. En cuanto llegó, tocó timbre y colocó sus manos dentro de sus bolsillos, la expresión de su cuerpo dejaba claro que estaba un poco nervioso por la situación, suspiró pesado antes de que esa puerta se abriera. Si tan sólo las cosas hubieran sido diferentes, si las cosas con Gema fueran mejor... Las palabras de Yeimy se repetían en su mente una y otra vez.

Flashback

Charly había ganado la custodia de su hija, no faltaba decir que estaba feliz de poder seguir viendo a su niña. Él quería festejarlo con la mujer a la que amaba, pero esta no parecía muy feliz por su triunfo.

Somos vos y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora