11- El acuerdo.

685 59 48
                                        

Era una noche fría pero a él no le importaba; su hija ya estaba dormida en su cuarto, así que se sentó en el balcón de su habitación y se sirvió un trago. Las horas fueron pasando rápidamente a medida que sus pensamientos lo consumían y la misma pregunta se reiteraba en su cabeza: ¿Qué pasó? El no entender lo que había pasado en ese tiempo lo hacía sentir impotente y un sentimiento de ira ahondaba en su corazón al ser consciente de que había perdido no solo al amor de su vida en aquel entonces, sino también el fruto de ese amor que un día fue.

Su mirada fría contemplaba aquella hermosa noche, pero ni todas las estrellas brillando hacían que su ser se calmara. Sintió como la puerta de su habitación se abría sigilosamente. Caminó hacia el interior con cautela y su rostro serio, haciendo que ella no lograra verlo.

- ¿Estás dormido? - susurró Gema dando pasos torpes hasta llegar a su cama.

- No y tampoco estoy en la cama - contestó con un tono duro, observando el estado de esta.

- Ah - sonrió mientras giraba su cabeza para verlo. - Ey - frunció el ceño con una sonrisa. - Estás lindo - alzó las cejas.

- Ya, andá a darte una ducha - suspiró él, dándose la vuelta. 

- ¿Me ayudás? Es que no puedo ni pararme - dijo mientras se tiraba en la cama.

Charly bufó pero caminó hacia ella para tomarla del brazo y llevarla contra su cuerpo. Esto se había hecho costumbre de vez en cuando. Gema llegaba ebria a la casa después de una salida con sus supuestas amigas que no hacían más que influenciarla, pero seamos sinceros, uno a esa edad ya es consciente de las cosas que no debería de hacer.

Ingresaron al baño y Charly comenzó a llenar la bañera con agua tibia. Podría tener mil y un enojos con ella, pero era su esposa y la mamá de su hija a final del día; ella había estado junto a él bastantes años y el respeto era lo mínimo que podía tener hacia ella.

- Quitate la ropa y te metés - dijo revisando que el agua estuviera bien para ella.

- ¿Y si me desnuco? No Charly, ayudame, ¿si? - hizo puchero.

- Ya estás lo bastante grande para hacerlo solita - asintió él, con los ojos achinados y el ceño fruncido.

Pasaron unos minutos y Gema salió del baño con una bata blanca y su cabello mojado. En otra vida, en otro momento y en otras circunstancias le habría parecido una de las mujeres más hermosas del mundo. Pero eso no era así gracias a todas las experiencias vividas tras los años.

- Vení - susurró Charly mientras abría la cama para que se acostara.

Gema comenzó dar pequeños pasos hacia él.

- ¿No me querés hacer compañía? - sonrió ella.

Él dejó salir un agotador suspiro.

- Voy a la habitación de invitados.

- Que aburrido - rió, dejándose caer en la cama.

(...)

Así comenzaba su día: Charly volvía a su habitación; tomaba ropa del armario y se adentraba al baño para darse una ducha y despejarse. La noche anterior no había pegado un ojo pensando en esos niños, esos niños que resultaron suyos, pero algo no cuadraba, por algo Yeimy estaba tan molesta respecto al tema y sabía que no era solamente por lo que había ocurrido entre ellos, había un trasfondo y él lo iba a averiguar.

Salió del baño para terminar de prepararse y llevar a su pequeña hija al colegio; rezaba por encontrarse nuevamente con Yeimy y con los niños.

- Buenos días, buenos días, buenos días - gritó Vane con emoción al entrar.

Somos vos y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora