36 - El reencuentro.

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     Un mes había pasado de toda esa locura. El tiempo había transcurrido y el dolor se quedó plasmado en letras que se convirtieron en canciones las cuales iban con mucho amor a quien alguna vez fue Charly. Charly, ese nombre era lo único que se le pasaba en ese preciso momento por la cabeza; Yeimy se encontraba sentada en su cama, apoyando la su cabeza en el respaldo de esta, sosteniendo su mirada fijamente en la caja abierta que tenía a sus pies. Esta contenía un vestido largo color vino, un corte a un lado para que su pierna se reluzca de manera sensual y unas finas tiras en sus hombros que le daban un cierto toque elegante. El único problema era que el vestido había llegado hacía horas y cómo se había hecho costumbre, no había señales de quien hubiese sido.

     Aún con el embrollo en su cabeza, dejó salir un suspiro ahogado para girar su cabeza en eje hacia la mesa de noche que tenía al lado de la cama. Allí, junto a la lámpara de noche se encontraba la nota que había llegado junto a la caja del vestido, la tomó con delicadeza entre sus manos y la llevó ante sus ojos para volver a leerla.

"Para el reencuentro princesa". 

     Al leer esa frase tan pequeña y simple, un cosquilleo recorrió completamente su cuerpo y sintió cómo si el aire se le escapara de los pulmones nuevamente.

     ¿Loca? Quizá, ese es el único pensamiento coherente que se le venía a la cabeza. Esa noche sería el reencuentro de la secundaria pero ella no estaba tan segura de concurrir, no en las circunstancias en las que se encontraba. Se quedó unos minutos sentada, debatiendo internamente mientras miraba el bello vestido que si no fuera por la manera en la que llegó, le hubiera encantado.

      Sus manos se sostuvieron firmes al colchón para darse fuerzas y ponerse de pie con resignación, cómo si se hubiera rendido ante sus propios pensamientos. Abrió un cajón de su tocador para sacar la invitación del evento que había llegado unos meses atrás, antes de que todo eso pasara.

"El reencuentro

     Nuestros caminos fueron tomando rumbos diferentes a medida que cada uno de nosotros cumplía su sueño propio. Hoy queremos reencontrarnos para compartir nuestras experiencias en este increíble baile de máscaras en el cual interactuaremos con todos sin vernos el rostro, llevándonos la experiencia de charlar y divertirnos con personas que quizá no tuvimos el tiempo o la suerte de conocer en esos tiempos. Al final de la noche todos nos revelaremos ante todos para seguir disfrutando de la fiesta con todos nuestros amigos.

     Podrán concurrir al evento solos o con una persona perteneciente a la generación, no se admiten personas que no concurrieron a dicho colegio. Esto será verificado con el documento de identidad en la puerta del hotel. Así es que todos los que ingresen deben llevar en su rostro un antifaz a su gusto.

¡Los esperamos!"

     Al ponerse ese vestido su mirada no salió del espejo, sus curvas relucían bastantes en él y el color hacía que su piel se viera hermosa. Comenzó a arreglar su cabello, recordando el día del accidente, dónde Charly se había encargado de hacerlo. Luego comenzó a maquillarse, un poco sutil, no quería nada despampanante. Cuando estuvo lista bajó hacia la sala, los niños no estaban con ella, se encontraban con sus padres ya que el día anterior, su abuela Carmenza había llegado de sus largas vacaciones. Tomó su cartera y salió, Martín la acompañó hasta el evento.

     - Si quiere puede dar una vuelta, yo le envío un mensaje cuando me quiera ir - le informó a su chofer y amigo.

     Él asintió levemente.

     - Cualquier cosa me avisa.

     Yeimy ingresó al lugar sin ningún problema, el salón del hotel estaba lleno de personas muy arregladas, caminó hacia la barra y dio una vista panorámica dónde pudo divisar a Cata; claro está que la pudo reconocer porque conocía muy bien sus facciones físicas y obviamente porque le había mostrado muchas veces el vestido color negro que iba a usar esa noche. Jack no había concurrido a dicho evento porque no le llamaba la atención, así que prefirió quedarse en su casa junto a su esposa e hija.

Somos vos y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora