31-La cita.

837 41 28
                                        

La noche había llegado. Charly acababa de tocar la puerta de la casa de Yeimy; esta abrió unos minutos después y él se quedó sin habla al verla con ese hermoso vestido negro que se ajustaba perfectamete a cada una de sus curvas. Las pupilas en sus ojos estaban más dilatadas de lo normal, haciendo que resaltaran con fuerza entre su iris color azul. Mordió sus labios luego de relamerlos y sonrió. - ¿A vos te parece recibirme así de hermosa?

Ella sonrió ante su comentario, sintiendo una especie de cosquilleo en el estómago, - Vos estás lindo también - mordió sus labios al igual que él y le tomó la mano. -Pasá - susurró en un tono casi sensual.

Él tomó su mano para adentrarse en aquella casa. - Traje vinito - comentó alzando su otra mano con la botella.

Yeimy lo guió hacia la cocina, pero en el camino lo hizo frenar, - Cerrá los ojos - pidió con un tono particularmente inocente, casi cómo si fuera una niña.

- ¿Pa qué? - sonrió un poco entusiasmado.

- Cerrá los ojos - insistió, con una sonrisa y a él no le quedó otra opción que obedecer a lo que se le pedía. Colocó su brazo sobre sus ojos ya que con una mano estaba sosteniendo la botella de vino y con la otra la mano de Yeimy.

Cuando llegaron al final de su camino; ella se paró frente a él y le dijo que podía quitarse el brazo de los ojos. La reacción de Charly no fue otra que alzar las cejas y soltar una sonrisa genuina al ver lo que Yeimy había preparado para los dos. La mesa estaba muy bien armada; un par de velas iluminaban el lugar, esto hacía que el ambiente se sintiese un poco sexy; dos copas en la mesa, junto a un vino y una tabla llena de bocadillos. Charly abrazó la cintura de ella con sus dos brazos y pegó su cuerpo al suyo; su mirada no se quitaba de sus ojos y de sus labios no salía esa sonrisa cómplice que hacía que todo se sintiese en calma.

Yeimy se contagió de su sonrisa y mientras lo hacía, colocaba sus brazos sobre el hombro de este. - ¿Te gustó? - susurró.

Él alzó las cejas y sin apartar la vista de esa mujer, respondió: - Me encanta. Pero creo que lo mejor de la noche sos vos - susurró también. Sus labios se acercaron a los de Yeimy y se unieron en un lento pero profundo beso; de esos que sentís que se te escapa el alma por los labios; de los que dejás una parte tuya en el otro. Las manos de Yeimy se posaron sobre los brazos de él; su corazón comenzaba a ir más y más rápido a medida que el beso se intensificaba aún más. Charly se inclinó para dejar la botella sobre la mesa y ahora con sus dos manos libres, se aferró a ella; Yeimy sintió como su piel se erizaba bajo el firme tacto de este hombre.

Sus manos descendieron suavemente por sus muslos y entonces, Yeimy abrió los ojos. Intentando liberarse, gimió, - Mh - negó mientras los labios de Charly seguían besándola.

Sus manos alcanzaron el trasero de Yeimy y se aferró a él cómo si se tratase de un tesoro al cual podría perder en cualquier momento - ¿Qué? - preguntó siguiendo el beso.

- Esperate - sonrió.

- ¿Pa qué?

Cómo pudo, contra su voluntad, Yeimy se separó de Charly; ambos jadeantes por el deseo que corría por sus venas.

- No me podés dejar así - protestó Charly mediante un jadeo de súplica.

Yeimy se acomodaba su vestido. - Vamos a cenar primero - advirtió con un dedo; regulando también su respiración.

Él frunció el ceño cómo si fuera un niño regañado, - Yo te quiero cenar a vos.

- ¿Vas a rechazar la comida? - alzó las cejas.

- Hacemos el amor y luego cenamos - asintió mientras caminaba hacia ella. Cómo si lo que acabara de salir de sus labios fuera la mejor idea del mundo. - Después nos va a dar mucha hambre, creeme.

Somos vos y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora