2-Acercamiento.

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Tres años habían pasado desde que en aquella horrible noche las ilusiones de aquella niña fueron arrebatadas de la peor manera. Tres años donde la pesadilla se repetía una y otra vez, donde cada noche esa niña despertaba angustiada por lo acontecido. Y aunque ya no era esa niña, aunque estaba a poco de cumplir la mayoría de edad, su carácter se había forjado duro para proteger a quién una vez lo fue.

- Yeimy - susurró una voz. - Tenés que levantarte, vamos a llegar tarde.

- Cinco minutos más Cata - protestó ella con los ojos aún cerrados.

Cata se sentó a su lado para mirarla con devosión.

- No dormiste en toda la noche, ¿cierto?

Luego de un largo suspiro contestó:

- No.

- Yeimy, las pastillas para dormir son por una razón - reprochó su amiga.

Yeimy se sentó en la cama.

- Cata, no quiero vivir dependiendo de unas pastillas. Además, la noche me trae a la musa para mis composiciones.

- Claro - sonrió su amiga. - La musa - alzó las cejas.

- ¿Cuál es el chiste?

- Nada, que no sabía que ahora Charly llevaba el nombre de "musa" - comentó burlosa.

- ¿Cuál Charly? - frunció el ceño. - Mis canciones son mías.

- Ay, ya... No te enojés - soniró.

Cata frunció el ceño cuando logró distinguir un collar con una cruz entre las sábanas de Yeimy.

- Yeimy, ¿vos por qué tenés eso todavía? - cuestionó seria mientras lo sostenía en sus manos.

- Cata, algún día voy a encontrar al desgraciado ese y te juro por mi vida que me las va a pagar. Esto es el recuerdo permanente de esa noche.

- La polícia se encarga de eso - contestó cabizbaja su amiga.

- Llevan tres años y todavía no encontraron ni mierda Cata - expresó molesta. - Vamos mejor que Jack nos está esperando abajo.

Después de prepararse bajaron hacia la sala.

- ¿Quiubo pues? - saludó Yeimy a su amigo.

- Bien, aquí hablando de la vida con doña Carmenza mientras espero a mis dos bellas y demoradas amigas - contestó entrecerrando los ojos.

- Fue mi culpa, perdón - murmuró Yeimy sin conectar miradas con ninguno.

- Mija, ¿Vos no vas a desayunar o qué? - preguntó Carmenza con preocupación al ver que Yeimy ya estaba lista para marcharse.

- No mita, voy tarde y no los quiero retrasar más - contestó mirando a sus amigos con apenas una leve sonrisa.

Jack se posó detrás de Yeimy para tomarla de los hombros con una sonrisa genuina.

- No se preocupe doña Carmenza que yo mismo me encargo de que coma alguito en el colegio.

- Muchas gracias mi amor - agradeció ella.

- No hace falta que me estén cuidando a cada rato - comentó Yeimy con una sonrisa.

Cata por su parte tomó una arepa de la mesa ganándose una mirada de las personas que la acompañaban.

- ¿Qué? - alzó las cejas. - Yo si quiero una arepita de doña Carmenza - sonrió.

Todos sonrieron y después partieron hacia su destino.

Somos vos y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora