35 - El amor por la cornisa.

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* Contenido delicado; violencia sexual - Leer bajo su propia responsabilidad *

     La casa vacía y las cajas hacían sentir en el interior de Yeimy una especie de nostalgia por todo el tiempo vivido allí, no sentía dolor de dejar sus recuerdos en esa casa pues sabía que esos se quedarían en su mente para siempre y que en la nueva casa construiría nuevos y con el mismo amor, o incluso más, porque se trataba de un nuevo hogar donde había sido habitado por Charly.  La idea absurda de los jazmines se había desvanecido. Los días iban pasando sin pavor alguno y mientras terminaba de empacar unas cosas de la sala, la puerta de la casa sonó, entonces ella se encaminó con un pequeño retrato de sus hijos hacia la entrada de la casa para encontrarse con quién estaba del otro lado.

     - Hola parcera - saludó Juancho con una sonrisa.

     Después de abrir la puerta, Yeimy dejó un beso en la mejilla de su amigo para saludarlo - Hola mi pez, ¿Cómo estás? - preguntó mientras lo dejaba pasar a su casa.

     Juancho caminó, observando cómo todo estaba tan vacío - Bien... - contestó, aún mirando hacia los lados -. ¿Ya es definitivo? - sonrió un poco entusiasta.

     Ella dejó salir un largo suspiro, observando también el lugar - Si, es lo mejor. Quiero que los niños lo recuerden siempre. ¿Y qué mejor que vivir allí? Ellos estuvieron de acuerdo así que todo bien.

     Él sonrió con un poco de tristeza - Charly era un buen hombre, los niños deben de recordarlo cómo lo que fue... - decía mientras tomaba el retrato que Yeimy tenía en sus manos - El rey del flow y no sólo por su música, sino por cómo era con la gente - asintió la cabeza un poco sentido -. Sabés que era como mi hermano, la vida sin él es tan... No sé cómo explicarlo con palabras - Juancho soltó una sonrisa de impotencia, negando ante el retrato - Sólo... Cualquier cosa que necesiten, solo me decís y listo, ahí estoy ¿si? - sonrió gentil.

     Yeimy negó con la cabeza y movió sus manos rápidamente cómo ahuyentando el sentimiento que estaba invadiendo su interior - No hablemos de cosas tristes, no puedo angustiarme ahora. ¿Viniste a ayudarme verdad? - alzó una ceja.

     Él sonrió - Por supuesto pecesita, vamos - un aplauso y ambos comenzaron a guardar lo que quedaba en la sala; pasaron por la cocina para terminar de guardar lo que necesitaba llevarse enseguida y luego subieron hacia la habitación de Yeimy para seguir con ese sitio.

     Ella suspiró y observó todo - De acá sólo me voy a llevar la ropa y mis cosas... Planeo rentarla y cómo en la otra casa ya hay una cama pues, la voy a dejar - Juancho asintió con la cabeza -. Voy por unas cajas para empacar - avisó.

     - Hágale, yo voy doblando la ropa para que pueda guardarla bien. 

      Yeimy salió de la habitación en busca de unas cajas y Juancho comenzó a sacar ropa del armario tal cómo había dicho, mientras sacaba la ropa del estante superior algo le llamó la atención, palpó algo duro y lo tomó; un colgante en forma de cruz color plata, frunció el ceño ligeramente mientras lo observaba detalladamente. 

     Cuando Yeimy regresó a la habitación, él movió su cabeza hacia  donde ella se encontraba, no decía nada.

     - ¿Pasa algo? - preguntó al notar cómo su amigo la observaba y su mirada captó el colgante que este tenía entre sus manos.

     Juancho movió suavemente el colgante y sonrió - ¿Sabés hace cuánto no veía esto?

     A ella le cambió el rostro por completo, un subidón de adrenalina comenzó a apoderarse de su cuerpo y con la voz temblorosa preguntó: - ¿Es tuyo?

Somos vos y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora