28- La decisión más importante.

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La noche estaba calma, al igual que la casa de Yeimy. Los niños estaban coloreando en la sala mientras ella componía en el sofá. El timbre sonó y ella se encaminó a la puerta para saber de quién se trataba. - Buenas noches - saludó él; en una mano traía una caja de pizza y en la otra una coca-cola para compartir.

- Pasá - dijo ella en un tono neutro. Charly dejó un beso en sus labios y luego ingresó a la casa. Lo miró con el ceño fruncido puesto que no sabía de él desde la noche anterior, dónde hablaron sobre la situación de Vanesa y ambos tomaron posturas diferentes.

- Hijos - saludó con una sonrisa mientras alzaba las dos cosas para mostrarles a los niños. - Traje la cena.

Ambos niños abrieron la boca y comenzaron a sonreír. Charly dejó las cosas en la mesita de la sala y fue por vasos, Yeimy lo siguió de atrás.

- ¿Y vos qué? - preguntó anonadada. 

- ¿Qué? - preguntó tomando los vasos.

- ¿Vos, cómo si nada? - preguntó con los brazos cruzados observando cada acción que hacía este.

Charly dejó los vasos sobre el mesón y se acercó a ella. - Perdón - susurró. - No debí reaccionar así ayer. Estás en todo tu derecho de pensar así...

- Ya sé - alzó las cejas.

Él caminó hacia ella y rodeó su cintura con sus brazos. - ¿Me perdonás por ser un idiota? - susurró haciendo puchero.

Ella lo observó con el ceño fruncido.

Charly besó su mejilla. - ¿Si? - luego besó su naríz. - ¿Me perdonás? - besó su otra mejilla. - Soy un idiota.

- Muy idiota - asintió con la cabeza.

- Yeimy, mi hija es una de las personas más importantes en mi vida, yo...

- Lo sé - alzó las cejas con obviedad. - Pero así cómo lo es para vos, también lo es para Gema.

- No sé cuán importante sea - miró hacia abajo y apretó los labios.

Ella le tomó el mentón para que su mirada se cruzara con la suya. - Mirame. - ella frunció el ceño. - Te hablo cómo mamá... - dijo con un tono suave. - Y cómo la amiga que alguna vez fui... Gema ama a esa niña tanto cómo vos - asintió con la cabeza.

Él se apartó un poco abrumado.

- Charly, por favor, yo sé que vos sos un buen hombre - susurró con una mirada significativa. - Y si no lo querés hacer por Gema estás en todo tu derecho, pero pensá en Vane, ella ama a su mamá.

Charly comenzó a asentir en silencio, su rostro estaba un poco serio. - Vamos con los niños mejor - suspiró pesado mientras rodeaba con un brazo la cintura de Yeimy para que caminara hacia la sala. Allí compartieron una noche hermosa junto a sus hijos, el sentimiento de tranquilidad que Charly sentía en ese momento no tenía explicación. Estaba sentado en una sala con dos de sus tres hijos, cenando pizza y la mujer a la que amaba estaba junto a él cómo tanto lo había soñado. - Creo que es hora de dormir - comunicó él mientras miraba su reloj.

- Ay, no - se quejó Mateo con el ceño fruncido.

- Charly tiene razón - habló Yeimy; se puso de pie y comenzó a levantar las cosas que habían dejado. - Vayan a lavar sus dientes y ponganse el pijama, ahorita vamos a leerles el cuento.

Los niños subieron las escaleras; Charly y Yeimy comenzaron a ordenar la sala mientras ellos hacían lo que sus papás les habían pedido.

- Dios mío - suspiró Charly mientras mordía sus labios.

Somos vos y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora