La mañana del sábado llegó; Yeimy se levantó como todas las mañanas a correr y cuando regresó a su casa se percató que había un carro estacionado afuera. Caminó con el ceño fruncido; observó la hora: 06:30.
En el camino se encontró a Martín.
- ¿Quién está en la casa? - frunció el ceño.
- Ah, es el señor Sebastián - contestó cortésmente.
Yeimy frunció el ceño y volteó a ver el carro; caminó hacia la casa e ingresó.
- Hola - sonrió ella en cuanto estuvo dentro.
- Hola - sonrió él.
Sebastián caminó hacia ella con la más grande sonrisa para después rodear su cintura con sus brazos y alzarla en el aire.
- ¿Cómo estás mi amor? - susurró él en su oído.
- Pues bien - sonrió ella. - ¿Qué hacés acá tan temprano? ¿Y ese carro? - frunció el ceño.
Él se detuvo para dejar un suave beso en sus labios.
- Es nuevo, ¿te gusta?
-Si, está divino - contestó ella.
Él sonrió.
- Vine para hacerte una propuesta.
- ¿Qué? - preguntó no muy confiada.
- Que pasemos el día junticos, obvio con los niños también - decía sonriendo mientras la abrazaba nuevamente por la cintura.
- Sebas - respondió Yeimy mientras ladeaba la esquina izquierda de su labio hacia abajo. - Hoy no podemos - frunció el ceño con tristeza.
- ¿Por qué no?
Yeimy suspiró y miró hacia otro lado; Sebastián soltó su agarre y frunció el ceño.
- Yeimy... ¿Qué pasa? - preguntó en un tono suave. - Desde el otro día estás rara - dijo con preocupación. - ¿Pasó algo qué yo no sepa?
- Sebas... Mirá - bufó. - Si pasó algo...
- ¿Me querés contar? - preguntó suavemente.
- Si - asintió con la cabeza. - Si te quiero contar, vení - le dijo mientras lo dirigía hacia el sofá.
Ambos se sentaron en el sofá; Yeimy suspiró y se mordió el labio inferior mientras lo observaba.
- Bueno, te quiero contar desde el principio - habló mientras juntaba sus manos con un poco de nerviosismo.
- Yeimy, ¿me tengo qué preocupar por algo? - preguntó con una especie de sonrisa nerviosa.
- Dejame contarte...
Él asintió con la cabeza en silencio.
- Cuando yo estaba chiquita, pues, yo era como cualquier otra pelada, ¿verdad? - sonrió nerviosa. - Estaba enamorada de un man que... - suspiró. - Que en ese momento creí que no me iba a corresponder jamás, vos sabés lo que los populares y así... Bueno, pues, resulta que si, que ese man si se fijó en mí o al menos eso creí yo - dijo dejando salir un risa agria. - Un día tuvimos una fiesta, en ese entonces yo no sabía que le gustaba a este pelado, ni él sabía que me gustaba. Por situaciones y cosas de la vida yo besé a otro man... No me sentí para nada cómoda por cierto y por eso, cuando la fiesta terminó yo fui por mis cosas a una habitación donde todos habíamos dejado nuestras cosas.
La respiración de Yeimy se hizo un poco más pesada y comenzó a relamerse los labios debido a los nervios que le generaba hablar de ese tema con cualquier persona.
ESTÁS LEYENDO
Somos vos y yo
FanficEra una fiesta normal para los amigos hasta que un horrible incidente ocurrió, siendo el detonante para las horribles cosas que le esperaban...