12- Reunión familiar.

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La mañana del sábado llegó; Yeimy se levantó como todas las mañanas a correr y cuando regresó a su casa se percató que había un carro estacionado afuera. Caminó con el ceño fruncido; observó la hora: 06:30. 

En el camino se encontró a Martín.

- ¿Quién está en la casa? - frunció el ceño.

- Ah, es el señor Sebastián - contestó cortésmente.

Yeimy frunció el ceño y volteó a ver el carro; caminó hacia la casa e ingresó.

- Hola - sonrió ella en cuanto estuvo dentro.

- Hola - sonrió él.

Sebastián caminó hacia ella con la más grande sonrisa para después rodear su cintura con sus brazos y alzarla en el aire.

- ¿Cómo estás mi amor? - susurró él en su oído.

- Pues bien - sonrió ella. - ¿Qué hacés acá tan temprano? ¿Y ese carro? - frunció el ceño.

Él se detuvo para dejar un suave beso en sus labios.

- Es nuevo, ¿te gusta? 

-Si, está divino - contestó ella.

Él sonrió.

- Vine para hacerte una propuesta.

- ¿Qué? - preguntó no muy confiada.

- Que pasemos el día junticos, obvio con los niños también - decía sonriendo mientras la abrazaba nuevamente por la cintura.

- Sebas - respondió Yeimy mientras ladeaba la esquina izquierda de su labio hacia abajo. - Hoy no podemos - frunció el ceño con tristeza.

- ¿Por qué no?

Yeimy suspiró y miró hacia otro lado; Sebastián soltó su agarre y frunció el ceño.

- Yeimy... ¿Qué pasa? - preguntó en un tono suave. - Desde el otro día estás rara - dijo con preocupación. - ¿Pasó algo qué yo no sepa?

- Sebas... Mirá - bufó. - Si pasó algo...

- ¿Me querés contar? - preguntó suavemente.

- Si - asintió con la cabeza. - Si te quiero contar, vení - le dijo mientras lo dirigía hacia el sofá.

Ambos se sentaron en el sofá; Yeimy suspiró y se mordió el labio inferior mientras lo observaba.

- Bueno, te quiero contar desde el principio - habló mientras juntaba sus manos con un poco de nerviosismo.

- Yeimy, ¿me tengo qué preocupar por algo? - preguntó con una especie de sonrisa nerviosa.

- Dejame contarte...

Él asintió con la cabeza en silencio.

- Cuando yo estaba chiquita, pues, yo era como cualquier otra pelada, ¿verdad? - sonrió nerviosa. - Estaba enamorada de un man que... - suspiró. - Que en ese momento creí que no me iba a corresponder jamás, vos sabés lo que los populares y así... Bueno, pues, resulta que si, que ese man si se fijó en mí o al menos eso creí yo - dijo dejando salir un risa agria. - Un día tuvimos una fiesta, en ese entonces yo no sabía que le gustaba a este pelado, ni él sabía que me gustaba. Por situaciones y cosas de la vida yo besé a otro man... No me sentí para nada cómoda por cierto y por eso, cuando la fiesta terminó yo fui por mis cosas a una habitación donde todos habíamos dejado nuestras cosas.

La respiración de Yeimy se hizo un poco más pesada y comenzó a relamerse los labios debido a los nervios que le generaba hablar de ese tema con cualquier persona.

Somos vos y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora