Capítulo 4

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Liv

8 de agosto 2022

Odio los despertadores. En serio, ¿a quién se le ocurrió inventar algo así? ¿Es que no se sabía levantar solo? Pero hay algo peor que eso. Y es el tener clases por las mañanas. ¿No podrían ser por la tarde para así por lo menos estar un poco más despierta?

La única razón por la que me muevo es porque ya están inventadas y no quiero llegar tarde a mi primer día de instituto. Aunque tal es mi nivel de cansancio, que es posible que lleve mi fina camiseta de pijama debajo de la ropa que he elegido.

Doy gracias por no ser una de esas chicas que se maquillan para ir a clase. Si me pongo a maquillarme ahora lo más seguro es que acabe como un payaso.

***

Jj es la encargada de aparcar su coche en el parking del Instituto. Pero yo me quedo un ratito mas sentada en el asiento del copiloto. No estoy lista para enfrentarme a esto sola. Como Jj cogió las asignaturas relacionadas con humanidades -que es lo que quiere estudiar- y yo las relacionadas con las ciencias -y no sé lo que quiero estudiar-, no coincidimos en ninguna clase y solo la podré ver en la hora de la comida.

Cuando entro a mi primera clase, química, me doy cuenta de que quedan muy pocos sitios libres. Sobre todo en primera fila, pero también está el sitio perfecto para mí. Zona central y pegado a la pared. Ni muy cerca ni muy lejos del profesor. Te enteras de todo, pero te puedes concentrar y si te aburres pues puedes dormir.

No pierdas el tiempo y ve, que todavía te lo quitan.

Cierto.

Me he sentado al lado de un chico que si me lo preguntan, apostaría el dinero que no tengo porque es latino. No me pregunten por qué, es solo una corazonada mía. Aunque esté sentado, se ve que es alto y fuerte, su piel morena contrasta con su cabello negro y rizado. Sin duda, un chico atractivo.

Tiene algo que hace que tome mi decisión final. La de hacerle mi primera víctima en mi plan para no morir sola con 100 gatos.

Creo que llevó mucho tiempo mirándole mientras pienso en que decirle cuando se gira hacia mi enmarcando una de sus cejas.

Muy bien, ya no hay vuelta atrás.

-Soy Olivia, aunque puedes llamarme Liv ya que creo que vamos a ser muy buenos amigos.

Directo y sin anestesia. Perfecto.

Por suerte, él ríe. Suspiro, por lo menos no se ha pensado que necesite un psicólogo.

-Álvaro y sé quien eres.

-¿Lo sabes? -es imposible que lo sepa, solo llevo quince minutos aquí.

-Te has bajado del coche de Jessica Jones, has dado mucho de qué hablar -dice.

Genial, solo espero que a mí no se me acerquen por interés porque no es que se me de muy bien mandar a la gente a la mierda.

-Espera -exclamo cuando me doy cuenta de algo-, ¿tú cómo sabes eso si llevo quince minutos aquí y no te has movido de tu sitio? -no puedo evitar preguntar.

-Siglo XXI rubia. Existen los móviles -contesta moviendo su móvil en su mano.

-¿¡No, en serio!? ¿¡Y por qué nadie me había avisado!? Yo sigo yendo con mi paloma mensajera a todos lados -digo con obvia ironía.

-Sabes rubia, yo también creo que vamos a ser muy buenos amigos.

***

A la hora de la comida me he sentado sola ya que JJ no ha aparecido. Bueno, sola hasta que ha llegado Álvaro seguido de unos amigos y se ha sentado conmigo. Él solo, mandando a sus amigos a otra mesa.

Según él, ha sido porque era mi primer día y no me quería incomodar presentándome a todo el equipo de fútbol hoy, que ya mañana los conocería. En ese momento casi salto la mesa y me lanzo a abrazarlo. En las otras clases antes de la comida no he tenido tanta suerte como a primera, nadie ha intentado iniciar una conversación conmigo y yo tampo es que lo haya intentado mucho para ser sincera.

Así es como hemos comido los dos solos y nos hemos conocido más. Me he enterado de que es mexicano -punto para mí por acertar el que era latino- y hace tres años se mudó a Estados Unidos con su madre y su abuela.

Hemos jugado al típico juego de adivinar de lo que hablan los demás en español, para así evitar que nos entendieran. Nos hemos reído un montón, pero por cada risa, nos han mirado raro.

No me extraña.

Tal vez hayamos sido un poco escandalosos.

¿Tal vez? ¿Un poco?

Vale, hemos sido muy escandalosos.

***

Ahora me dirijo hacia el parking cuando veo a JJ hablando con un chico, se ve muy cabreada. Cuando él se va, me da miedo acercarme ya que:
1. Ella sigue cabreada
2. No quiero que lo pague conmigo

Ponle ovarios, tigresa.

A veces me da un poco de miedo las cosas que pienso.

-¡JJ! -la llamo. Se gira todavía echando humo pero parece que se calma cuando me ve. Menos mal.

-¡Liv! ¿Qué tal tu primer día?

-Muy bien, aunque no te he visto en todo el día.

-Ya, es que ha ocurrido algo... y bueno no importa -dice con una sonrisa que no le llega a los ojos-. Te debería haber avisado.

-No te preocupes.

Me quedo con las ganas de preguntar qué ha pasado, pero ya me locatarios ella si quiere y se sienta lista.

-Por cierto, he hecho un amigo y me gustaría presentartelo. Tengo la sensación de que os llevaríais genial.

***

9 de agosto 2022

Os cuento, estamos en la hora de la comida pero no en la cafetería porque JJ no quería.

Así que, aquí estamos JJ, Álvaro y yo. Y pese a mis palabras de ayer...

Ellos no se llevan bien.

Exacto. Me siento en medio de un campo de batalla. Literalmente. Creo que si no se tiran comida es porque estoy en medio.

Un añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora