Capítulo 41

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Jake

9 de marzo de 2023

Aquí estamos. Delante de nuestro posible futuro. Pensaréis que al ser una reunión importante, nos habremos arreglado más de lo normal. Pero no. Nos ha faltado poco para salir en pijama a todos, ha sido Susan quien nos ha hecho dar la vuelta.

¿Para qué dar buena impresión si la perderíamos al día siguiente al llegar tarde y en pijama? Solo crearíamos expectativas que no necesitamos.

Subimos al piso 5 de este pequeño edificio cuya fachada pone Dream Musical en grande. El ascensor nos deja en frente de un gran recibidor en el que hay una secretaria de mediana edad detrás de un gran mueble de madera.

—Buenos días bella dama —saluda Alex.

—Acompáñenme —dice ella sin perder la profesionalidad guiándonos hacia  un pasillo.

—¿No vas a preguntar quiénes somos? —inquiere Susan.

Ella nos mira como si estuviéramos locos.

—No vivo debajo de una roca señorita. Tengo nietos que son muy fans de ustedes.

—¿Y tú no? —pregunta James.

—A mi me dan igual.

—Eso cambiará cuando nos conozcas —le dice Connor—. Te vas a enamorar de nosotros.

Todo está dividido en cubículos limitados por paredes de cristal, por lo que podemos ver a todas los trabajadores. Excepto por una sala que desentona mucho al no tener este tipo de paredes. Justo a la que nos dirigimos.

Esperemos que no sea su sala de tortura.

Después de que la mujer nos anuncie, entramos. En la larga mesa se encuentran tan solo tres personas.

—Buenos días caballeros —le tiende la mano nuestra abogada—. Susan Fairchild, abogada de NAY.

—Brown Dick—le devuelve el saludo—, encantada.

Yo intento contener mi risa, pero mis compañeros de banda no piensan igual. Al final, me uno, era imposible que no lo hiciera.

Pene marrón, ¿cuánto bullying te hicieron?

Susan nos da una mirada mortal, rezando porque maduremos y qué sea un día más pronto que tarde. En nuestra defensa, diré que ella se reirá nada más salgamos de aquí.

—Discúlpelos —dice por nosotros—. Son unos infantiles pero hacen buena música.

—No se preocupe, ya una se acostumbra. Como decía, soy la dueña de Dream Musical y ellos son Loren Green y Tyler Meadows, nuestro abogado.

—Por lo menos a la empresa si le supieron poner un nombre decente —susurra no tan flojo Alex.

Nos sentamos en la mesa de reuniones mientras que nos pasan una copia del contrato a cada uno.

Lo leemos, porque aunque parezca lo contrario, nos lo estamos tomando en serio.

—Antes de mencionar el contrato —dice Brown—, quiero dejar clara una cosa. Loren Green —lo señala— será vuestro representante...

—¿ÉL? ?¿No es como muy joven? —interrumpe James.

Ahora que lo dice, si que parece muy joven. Quizás de unos 30 o poco más, pelo negro bien peinado, mandíbula fuerte y ojos negros con un traje del mismo color hecho a medida. Tal vez es bastante en otros trabajos, pero nosotros siempre habíamos visto en Bells Companies a representantes más cercanos a la jubilación que a la universidad.

—Lo soy —habla él—. Pero eso no quita que no sea el mejor.

—Prepotente —piensa Alex en voz alta— ¡Genial! Justo lo que necesitamos. Creo que encajaras bien.

—¿Puedo continuar? —casi se me había olvidado la existencia de la señorita Dick.

—Nadie se lo impide —le contesta Connor.

Ella suspira.

—Como decía, él será vuestro representante, pero no os sintáis cohibidos, si tenéis algún problema, todos en esta discográfica estaremos a su disposición.

—Aquí veo algo raro —dice Susan quien no había hecho caso a nada y se había centrado en desglosar el contrato.

>>Dice que los chicos tendrán una gira de cuatro meses por todo el mundo, pero con fechas muy separadas y días libres para visitar la ciudad. ¿Es eso cien por cien cierto o lo cambiaréis a último momento? Porque no sería la primera vez.

—Entiendo sus dudas. Aunque en otros sitios se haga eso, nosotros somos de palabra y antes de tomar una decisión, siempre la comentaremos con los chicos.

***

Tras casi dos horas, la reunión ya parece estar acabando.

—Una última cosa —nos dice nuestro nuevo representante—. Hay algunas normas que tenéis que cumplir.

>>Uno, nada de relaciones secretas -al menos para mí-, porque luego vienen líos por parte de la prensa. ¿Lo queréis mantener en silencio? Perfecto, pero yo lo sabré.

>>Dos, quiero puntualidad siempre —dice mirando a Connor —. Sé que alguno de vosotros no sabe muy bien qué significa ese término, pero espero que lo aprenda.

Los demás nos reímos. Ya no necesita ni que ocurra, su reputación le precede.

>>Y tres, no me deis mucho trabajo, por favor.

—Eso último no prometemos nada —digo mientras que nos despedimos.

—Brown Dick —se ríe Susan una vez salimos del edificio—. ¡Dios! Pobre mujer, ¿qué hizo para que la quisieran tan poco?

Os lo dije. Lo que no esperaba es que se fuera riendo todo el trayecto de ello

Un añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora