Capitulo 7

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            —¿Qué... qué estás haciendo?

            Mia trató de apartar la mano que Hyden mantenía bajo su camiseta, pero el cantante no sólo ignoró sus inútiles intentos, sino que la agarró del tobillo y empujó de él, atrayéndola hacia su cintura.

            Mia gritó por la sorpresa, demasiado impresionada como para aceptar nada de lo que ocurría.

            —Cállate de una vez.

            —Un segundo —pidió, adelantando una mano para pedir tiempo muerto y rozando involuntariamente el pecho del cantante —. Es... espera.

            Razonar... sí, eso es lo que necesitaban. Mia enfocó tras ellos el cuerpo que yacía en el suelo. Tenía una herida en la cabeza empapada de sangre y, a poca distancia, el otro chico seguía sollozando. Apartó despacio la mirada de ellos y se enfrentó a los fríos ojos de Hyden, quien había seguido su observación con una sonrisilla sardónica. Despacio, como por casualidad, bajó la mirada hasta la mano que seguía en su pecho. Mia la apartó rápidamente, azorada. ¿Qué demonios estaba haciendo?

            —¿Y cuánto tengo que esperar hasta que decidas dejarte violar?

            —¿Eh?

            Hyden enarcó una ceja.

            —¿No has dicho que espere?

            —¿Eh?

            Hyden bufó y adelantó la mano hasta el pantalón de Mia. Ella hizo lo mismo, interponiendo su mano sobre la del cantante.

            —No estás hablando en serio, ¿verdad?

            —¿Tú qué crees?

            Hyden apartó la mano e inclinó la cabeza hasta quedar a escasos milímetros de su cara. Mia se quedó inmóvil, demasiado consciente de la respiración del cantante, del fresco perfume que emanaba de su cuerpo, de sus labios apenas sobre los de ella...

            —Tranquila, respira —soltó de pronto Hyden, apartando su cuerpo e incorporándose—. No estoy tan desesperado como para violarte.

            Mia lo miró asombrada y frustrantemente desilusionada. Esperó unos instantes, conteniendo las ganas de levantarse y soltarle un tortazo y, recogiendo los pocos trozos de dignidad que le quedaban, se incorporó.

            —Ya puestos podrías haber terminado —gruñó arrogante, fingiendo que era muy importante sacudirse el polvo del pantalón sucio—. No se para que empiezas algo si no planeabas terminarlo.

            —Vaya, lo siento. No sabía que te gustase el sexo fuerte —dijo Hyden con una sonrisa malvada—; de haberlo sabido no hubiera intervenido—. Se dio la vuelta y miró a los dos chicos que la habían atacado—. Siento haber estropeado la fiesta que te habías montado. ¿Quieres que os prepare una cita a los tres cuando se hayan recuperado? ¿O también te va el tema de la sangre y ese rollo macabro?

            Mia sintió un escalofrío y apartó la cabeza sin decir nada. Hyden se echó a reír y la invitó a caminar por delante.

            —¿Vamos a dejarlos así?

            Llamar a una ambulancia era lo básico en una situación así, ¿no? Mia los echó un último vistazo, segura de que el que había recibido el golpe en la cabeza se había movido. Era eso o convertirse en cómplice de asesinato... y dadas las alternativas, aunque hubiera sido en defensa...

Noche OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora