Hyden se iba.
Esa era la única verdad que Mia entendía de toda la conversación que Melanny y su tío estaban manteniendo en ese momento, sentados alrededor de la mesa y con un extraño plato de algas y una especie de carne que no era carne muy del estilo de Josh.
Sabía que debía alegrarse de que fuera a ser el rostro de una importante línea de moda masculina, que ampliase los horizontes y toda esa parafernalia que venía incluida en el pack, pero por más que lo intentaba, no conseguía hacer florecer esos sentimientos.
—¿Y cuándo os vais?
—Esta tarde.
Mia miró cómo karl se inclinaba hasta Melanny y le daba un ligero beso en la mejilla. En otras circunstancias hubiera apartado la cabeza asqueada, pero en ese momento siguió mirándolos, sin ver nada, mientras un montón de pensamientos se le arremolinaban en la mente.
Hyden se iba.
No, un montón no. Sólo uno. Y encima sabía que era lo más estúpido que había experimentado en sus dieciséis años de vida. Y lo que era aún más absurdo de todo era que llegaba a comprender ese punto y que, pese a ello, no podía hacer nada para remediarlo.
—Te echaré de menos.
Melanny sonrió con una nota de tristeza en sus ojos azules.
—Te llamaré todos los días —prometió.
Y se iba esa tarde.
Bueno, al menos, no sólo era capaz de procesar un sólo pensamiento. Ya eran dos. Lástima que todo girara alrededor de una persona.
—¿No tienes hambre, cielo?
Mia siguió mirándolos como si no hubiera oído la pregunta de Melanny y se forzó en sacudir la cabeza.
—Sí...
—Pero no has probado nada —insistió.
—Ya...
—¿Estás bien, Mia?
Karl se inclinó hacia ella y Mia volvió a sacudir la cabeza.
—Sí... No tengo hambre —dijo con voz débil, levantándose distraída y giró hacia la salida, sin prisa.
—Pero acabas de decir que tenías hambre —le recordó Melanny desde la mesa.
—Sí...
El vestíbulo estaba tan limpio y blanco como el primer día que había llegado e, incluso, se le antojaba mucho más iluminado. Arrastró los pies hasta las escaleras y comenzó a subir apoyando una mano en la barandilla. Cuando llegó a la puerta de su habitación, se detuvo un momento y miró hacia la habitación contigua.
Se iba...
¡Y lo que más le fastidiaba era que le afectase tanto ese hecho! ¿Qué le importaba a ella si se iba o no? ¡Mejor! Así no tendría que aguantar sus palabras hirientes y sus sonrisas burlonas. Daba igual si era hoy o dentro de quince días. El resultado sería el mismo. Apoyó la cabeza en la puerta mientras buscaba el manillar con una mano y la abrió, arrastrando el cuerpo a la misma vez.
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Noche Oscura
Teen FictionMia es una chica de dieciseis años que decide pasar el verano con su tio en Montana, en un intento por huir de algo que la esta agobiando, pero termina viviendo con Hyden, el cantante de mayor exito del momento y del que Mia estaba platonicamente en...