Capitulo 17

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            Mia pasó la mirada del perfil de Hyden, a su lado, al rostro desencajado de Melanny que parecía estar sufriendo algún tipo de malestar digestivo, con un extraño color de cara que parecía estar a punto de comenzar a vomitar y cuando finalmente desvió la mirada hacia ella, Mia no supo a dónde salir corriendo para esconderse..., si es que la mano que se aferraba peligrosamente en su cadera y cada vez se deslizaba más abajo, le permitía alejarse.

            —¿De qué estás hablando?

            Para alivio de Mia, Melanny volvió a centrarse en Hyden, recobrando poco a poco la compostura.

            —Exactamente lo que parece.

            La voz helada de Hyden daba escalofríos, pero Mia estaba cada vez más pendiente de la mano que acababa de instalarse al borde de su nalga y le lanzó una significativa mirada al cantante que tenía la mirada fija en su tía y, ya si lo notó o no, la ignoró tranquilamente.

            —Ey —musitó en voz muy baja, intentando que sólo Hyden la escuchara.

            El cantante siguió ignorándola y Mia pellizcó la mano, tratando de quitárselo de encima.

            Hyden no pareció ni notarlo y Mia comenzó a creer que necesitaría comenzar un alboroto en medio del duelo de miraditas a ver quien aguantaba más sin parpadear entre tía y sobrino, para conseguir que Hyden dejara de toquetearla; algo de lo que Mia estaba segura hacía malintencionadamente, donde sólo ella terminaría con el corazón a mil y la sangre completamente acumulada en la cara, muy seguramente olvidando mantener activas las otras funciones vitales necesarias, mientras que él ni siquiera notaría la diferencia de si la tocaba a ella o a un hipopótamo.

            Le lanzó una rencorosa mirada a su perfil y aumentó la presión de los dedos en la mano que seguía en su cuerpo y consiguió que Hyden le devolviera la mirada, o más bien pareció que deseaba asesinarle con ella, pero Mia se irguió, levantando las cejas, negándose a dejarse intimidar e hizo leves y significativos movimientos de cabeza señalando la mano de su derecha.

            Como respuesta, sin cambiar la expresión del rostro —ni dejar de fulminarla con la mirada—, Hyden la empujó más hacia él, utilizando el brazo que seguía aferrado a ella.

            Mia se quejó pero se mordió prudentemente la lengua cuando vio cómo los ojos de Melanny seguían la trayectoria de la mano de Hyden y luego los levantaba para mirarla, lanzándole una extraña mirada.

            ¡Oh! ¡De acuerdo! Era evidente que esos dos debían haber estado practicando durante muchos años frente al espejo para ser capaz de lanzar ese tipo de miradas. Mia asintió con la cabeza lentamente cada vez más convencida de que esas extrañas practicas y juegos de niños debían haber marcado el amargo carácter del cantante...

            —¡Hyden!

            Mia desvió la mirada hacia un hombre que entraba por una puerta contigua y ponía especial cuidado en volver a cerrarla antes de acercarse a ellos limpiándose el sudor de la frente con un pañuelo de color verde.

            Verde... Y era verde chillón.

            Mia entrecerró los ojos y miró una vez más el perfil del cantante, volviendo a sacudir la cabeza. Estaba claro que allí, aparte de ella, alguien más necesitaba alguna que otra clase para combinar complementos y parecía que ese hombre lo necesitaba con más urgencia que ella.

            Mia temió que Melanny sufriera un segundo ataque de histeria al verle aparecer con semejante atuendo, pero la mujer ni siquiera desvió la mirada de ellos —o de Hyden en defecto—, y Mia comenzaba a sentirse incomoda.

Noche OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora