Capitulo 29

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—¿Qué ha querido decir Karl con eso?

—No sé de qué me estás hablando.

Mia siguió a Hyden a la cocina. Habían abandonado los equipajes en la entrada y aunque Mia aún tenía el amargo sabor de lo ocurrido con Karl, en ese momento tenía otras prioridades más claras. Y no se trataba del reciente conocimiento de la indumentaria que llevaba puesta, un chándal color violeta que no resaltaba su figura precisamente pero que lo había escogido aquella mañana para ir cómoda durante el viaje. Y sí, había ido cómoda en el viaje, pero no había contado con la compañía, muy diferente a la original y ahora que salía un momento del sopor de la intromisión de Hyden... Mia no veía el momento de cambiarse de ropa.

—Algo parecía estar diciendo.

—Hablar, habló mucho.

—Ey...

Mia se detuvo a una distancia prudente, al lado de la mesa mientras el cantante se detenía frente al frigorífico y lo abría.

—Puedes escoger —Hyden se dio la vuelta con dos tapex herméticos que debían de contener algo de comida. Mia los miró atentamente para adivinar qué había dentro—. Entre ensalada de canónigos y tofu o —Hyden se llevó el tapex de su mano derecha al oído y lo movió un poco—. Creo que algún tipo de puré... ¿verdura?

Mia hizo una mueca de disgusto y miró con ansiedad la puerta cerrada del frigorífico a la espalda del cantante.

—¿No hay nada más?

Hyden la miró con una sonrisa burlona.

—¿Qué esperabas? ¿Un banquete de bienvenida?

Mia hizo otra mueca.

—No —musitó.

—Tal vez esperabas que fuera a poner un anuncio en las redes sociales que iba a pasar unos días aquí y esperar que Josh e Inma se quedaran para prepararnos la comida.

Mia no respondió al comentario burlón de Hyden. Miró los tapex que aún sostenía en la mano y suspiró con calma.

—No esperaba nada —murmuró en voz muy baja—. Ni siquiera que vinieras a buscarme. Y es la segunda vez que lo haces.

—Oh, ¿entonces lo que te preocupa es quedarte a solas conmigo?

Mia sintió que se sonrojaba con violencia y se apartó el pelo de la oreja, con todo el disimulo que pudo, para que le ocultara parte de la cara.

—¿Por qué debería darme miedo? Si no hubiera querido no hubiera venido.

—Por supuesto.

La mirada de Hyden la incomodaba pero Mia fingió que no la había visto, caminó hasta él y le quitó los recipientes de las manos, revisando la cocina en busca del microondas y caminó hacia él, poniendo los tapex sin abrir —y sin comprobar qué contenían realmente— y calculó el tiempo para calentarlos antes de respirar hondo y girarse para enfrentarse al cantante.

—¿Sabias que todos tus fans creen que eres un amante de la comida basura?

Hyden se había sentado en una de las sillas pero se mantenía apartado de la mesa, con una pierna sobre la otra rodilla, mirándola fijamente mientras enredaba con una de las servilletas que alguien —presumiblemente Karl—, había dejado sobre la mesa.

—Por lo visto se creen muchas cosas sobre mí.

No parecía muy interesado en el tema. Sus ojos brillaban resplandecientes bajo la claridad que había en la cocina, una luz que entraba por la ventana y se iba apagando poco a poco al igual que el día iba menguando.

Noche OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora