Mia asomó la cabeza por la puerta de la cocina, comprobando con frustración que Hyden no estaba dentro.
Por culpa del cantante había dormido fatal, se había levantado con unas ojeras que la convertían en el personaje zombi de alguna película de terror y para colmo había descubierto al abrir la maleta que la ropa que había metido para el estúpido viaje escolar no era la misma que hubiera escogido para las repentinas vacaciones con las que se había encontrado.
Al final había optado por un modelito de pantalón vaquero y una camiseta holgada de color magenta que se cerraba por la cadera con una gruesa goma elástica y unas cómodas zapatillas. Al final el resultado le había convencido bastante y tardó un poco más en cepillarse el pelo, controlando fatal los molestos latidos de su corazón que parecían haber decidido hacer un grupo musical con el arrastre de los gusanos de su digestivo.
Pero la situación era que Hyden no estaba. Por ningún lado de la casa. Y Mia se había asegurado de eso dos veces antes de entrar definitivamente a la cocina y dejarse caer sobre una de las sillas.
En realidad no había mirado por toda la casa. No había tenido valor para entrar en la habitación del cantante y verlo allí tumbado con cara de sueño... o simplemente dormido. Tal vez hasta el diablo tenía cara de angelito mientras dormía... fuera como fuera, Mia hubiera dado cualquier cosa por ver a Hyden durmiendo de verdad, con las defensas desactivadas y mostrándose un poco más humano... pero Mia sabía que ella era una cobarde y jamás se atrevería a abrir aquella puerta; por no hacer, no tenía valor ni para llamar a la puerta.
Mia sepulto la cabeza entre los brazos que había apoyado sobre la mesa y suspiró ruidosamente.
—Esto es de locos —susurró, rascándose la cabeza —o intentándolo—, frotándola en los brazos cada vez más fuerte—. Yo sin dormir y él haciéndolo como un bebé.
Detuvo el movimiento de la cabeza y tras unos segundos mirando fijamente la puerta del frigorífico, se incorporó bruscamente y se levantó, saliendo al hall y revisó una vez más la casa, por si el cantante había bajado y simplemente había hecho lo que mejor sabía hacer: ignorarla.
Una vez hubo comprobado que Hyden seguía en su habitación, se escabulló al despacho de Melanny, mucho más ordenado que en su última visita, y se sentó en la cómoda silla giratoria, abriendo la tapa al ordenador.
Durante unos segundos, Mia miró la pantalla mientras se iniciaba el sistema operativo y después dejó las manos sobre el teclado, sin llegar a tocarlo, mirando la página del buscador, pensando en sus prioridades para hacer una búsqueda y tratando de dejar a Hyden en un segundo lugar —algo que sólo consiguió con mucho esfuerzo—, y tecleó el nombre de su instituto, descubriendo que ciertamente tenía página web y revisó los anuncios en la página principal, comprobando que Hyden había tenido allí una muy detallada información sobre el viaje, horarios, fechas, organizaciones... Era evidente que había tenido tiempo para preparar todo aquello y saberlo sólo consiguió que los bichos se movieran más violentamente.
Mia miró hacia la puerta entreabierta y tecleó el nombre de Hyden en el buscador y cuando salió la lista de resultados, Mia decidió cerrar el ordenador, bajando la tapa y se echó hacia atrás en la silla, girando varias veces antes de detenerse mirando hacia la derecha, en uno de las estanterías llenas de libros y carpetas archivadoras.
Con pereza, Mia se levantó, echando hacia atrás la silla y se acercó al armario que separaba dos de las estanterías y comenzó a abrir los libros, la mayoría sobre tendencias de moda, facturas organizadas por categorías y fechas, libros de cuentas terminados, cuadernos con bocetos de diseños de alta costura, mostrarios de telas... Mia se agachó y abrió una de las secciones de abajo, sacando las carpetas, abultadas y llenas de facturas y papeleos aún más antiguos y Mia los fue amontonando en el suelo, junto a ella y abrió una de un color azul desgastado que tenía la goma rota y varias hojas salían por un extremo y la abrió para ordenarlas y amontonar la carpeta con las demás, pero varias hojas se cayeron antes de que ella pudiera sujetarlas.
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Noche Oscura
Teen FictionMia es una chica de dieciseis años que decide pasar el verano con su tio en Montana, en un intento por huir de algo que la esta agobiando, pero termina viviendo con Hyden, el cantante de mayor exito del momento y del que Mia estaba platonicamente en...