Mix Sahaphap es un dulce y hermoso omega de veinte años, poseedor de una tierna inocencia pero también de un fuerte temperamento. A pesar de que ha tenido varios pretendientes que lo han querido poseer, él nunca ha sentido amor por ningún alfa o bet...
A la mañana siguiente, cuando Earth abrió sus ojos, se encontró vacío el otro lado de la cama pero además sus manos estaban atadas al cabecero.
-¡Mix!, ¡Mix!- gritó curioso-¡Maldita sea!
Este dio un fuerte tirón a los barrotes de madera al que estaba sujeto y los arrancó, mientras emitía un ronco gruñido.
Tras conseguir liberarse, se levantó pero no encontró ni rastro de la ropa del omega, ni tampoco de él pues al parecer se había ido.
Totalmente frustrado por volver a perderlo, caminó hasta el lavabo y luego de hacer sus necesidades fue a la cocina donde abrió la nevera y se cogió un pack de cervezas.
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Rápidamente abrió una, se la bebió de golpe, luego lanzó el envase vacío al suelo y finalmente abrió las otras cinco, las cuales se bebió consecutivamente.
-A tu salud, Mix... felicidades por tu futura boda- dijo amargamente, alzando la última antes de tomar un largo trago y encenderse un cigarrillo.
Se sentía nuevamente devastado y vacío, a pesar de haberle dicho lo que había ocurrido en su vida e incluso le había confesarle sentir amor, a pesar de que nunca había creído en eso pero no había conseguido que el omega se olvidara de su prometido.
-¡Maldita sea!, ¡Joder!-gruñó nuevamente.
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Mix había sido lo único real y sincero en toda su vida y lo había perdido por ser un idiota egoísta, por pensar sólo en sí mismo y en el poder económico.
Esos años sin verlo le habían servido para darse cuenta de su error pero tras volverlo a recuperar, no había logrado retenerlo, por eso se odiaba a sí mismo.
Pensó entonces que quizás era cierto y nunca había sido suyo realmente, ya que había perdido su oportunidad.
-Eres un gilipollas- se regañó - un estúpido gilipollas
Tras chasquear la lengua con desgana, volvió a tomar otro trago de esa última cerveza y a continuación comenzó a reírse histericamente.
Le dolía profundamente pero ¿qué podía hacer?, tan solo le quedaba regodearse en su propia desgracia y vagar solo por el mundo.
Sentía desamor, algo que jamás creyó sufrirlo en sus propias carnes, hasta que había conocido al lindo omega y lo había perdido.
Era un tormento que había estado quemándolo por dentro tras verse engañado y despojado de todo y nuevamente le estaba ocurriendo.
Un profundo y doloroso sentimiento que al parecer seguiría atormentando su existencia, hasta el día en que dejase de respirar.
Porque eso había sido Mix para él, esa segunda vez que lo había tenido entre sus brazos...su paz, su aliento, ese soplo de aire puro que le llenaba los pulmones y lo sostenía firmemente evitando que desfalleciese en medio de su fracaso.
Mix resultaba ser toda su vida, ahora lo sabía pero ya era tarde.
Ahogado en su amargura, se terminó la cerveza, sintiéndose mareado pues había conseguido embriagarse, entonces se tambaleó de nuevo hasta su habitación y se dejó caer sobre la cama.
Antes de quedarse dormido, maldijo un par de veces al destino, por haberle dejado tener a Mix de nuevo para luego arrebatárselo una vez más.
Mientras, ya a miles de kilómetros de allí, el omega pensaba en el déjà vu que le suponía verse obligando de nuevo, a emprender el mismo camino que años atrás había realizado.
En Corea le esperaba First, su futuro esposo, ese maravilloso alfa, el cual la vida le había regalado y con el que se había prometido pero al que había traicionado acostándose con Earth, un fantasma del pasado al que creyó poder resistirse.
Sentía mucho remordimiento y mucha culpa pero camino a la estación de tren, fue intentando olvidar lo ocurrido por su bien y por el de su alfa.
En el trayecto, este hizo por enterrar de una vez por todas el recuerdo de lo sucedido y todo lo que eso conllevaba, por lo que cuando al fin el tren llegó a su destino, éste se bajó y buscó entre la gente la cara de su prometido, el cual sonriente, lo esperaba ansioso de abrazarlo y tenerlo consigo de nuevo.
El alfa había pasado muchos nervios pues creyó que este podría no regresar a su lado y ciertamente se había sentido muy inseguro, hasta ese momento en que lo tuvo entre sus brazos.
...-Te extrañé muchísimo, mi amor.... Te amo tanto, Mix
-Yo también a ti- halegó el omega sonriendo ante esas palabras del alfa, aunque no pudo evitar sentirse extraño pues notó como su interior ya no se sentía igual que antaño.
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Aún así, hizo caso omiso de sus sensaciones y escuchó a su cabeza, ya que había tomado esa decisión de olvidarse de lo sucedido con el moreno alfa.
Casarse con su prometido, tener hijos y ser felices el resto de sus vidas, ese era su destino, su propósito en la vida, lo tenía más que decidido y esperaba lograrlo con éxito pues ya no había vuelta atrás.
