Cap 22: El Sabor de las Galletas

136 15 0
                                    


Correr sin ser perseguido es de los mejores entretenimientos que T/N conocía, pero correr por no saber lo que pasará si tan solo llega un segundo tarde a donde se dirige es un tormento que, durante los últimos meses había odiado experimentar. Corría aún con el mandil puesto y maldecía a quienes consideraba atravesados en las calles. Para pasearse más rápido en las calles se aplanaba como un papel y pasaba entre la gente con ayuda del viento, las personas estaban tan ensimismadas en las pantallas frente a sus ojos que apenas si la notaban.

Al llegar a casa subió las escaleras tan rápido como pudo y abrió torpemente la puerta. La amable enfermera la esperaba en la sala sentada frente a la mesa ratona tomando una taza de té. Ya tenía sus bolsos listos para retirarse.

- Ha pasado muy mala tarde, ha estado mareada y a veces parece que le cuesta demasiado respirar – la enfermera hablaba mirando fijamente la mesa -, el doctor dice que es cuestión de tiempo que...

- Gracias por su servicio del día de hoy. En cuanto pueda le enviaré el dinero acordado. – T/N hizo una reverencia ante aquella mujer que solo era portadora de malas noticias y que ya no quería más en su casa – Disculpe los 30 minutos de tardanza que tuve el día de hoy.

- Señorita... - la mujer se puso de pie, llevó la taza hasta la encimera de la cocina y sin voltear la mirada dijo: - debería pasar sus últimos momentos con ella, cualquier aliento que dé podría ser el último.

La joven asintió con una expresión estoica y los ojos llenos de lágrimas, el nudo en la garganta le prohibió hablar, la enfermera tomó sus cosas y se retiró de aquel lugar cerrando la puerta tras de sí.

T/N se llenó de valor, se quitó el mandil, lavó la taza donde la otra mujer, minutos antes, había bebido su té y se lavó las manos y la cara en el mismo lavaplatos. Fingió su mejor sonrisa y entró a la habitación de Bo.

- Antes me saludabas en cuanto llegabas – la vieja dijo en un aliento, se veía tan débil ahora, auténticamente débil, no era la mujer anciana y decrépita que la había entrenado algunos años y meses atrás -, ¿Cómo te fue hoy en el trabajo?

- Bueno... - la chica tragó en un intento de deshacer el nudo que tenía – mi jefe es un idiota, mi supervisora es una idiota, mis compañeros son idiotas, y los clientes son idiotas, pero, hay buena propina.

- ¿Y ninguno de esos idiotas te parece atractivo? – la anciana tosió.

- Bo... no empecemos. – últimamente esa conversación se había vuelto repetitiva.

- Ambas sabemos cómo terminará todo esto – la anciana no sonaba triste, estaba más resignada que otra cosa -, me voy a morir, finalmente – tosió una risa -, tengo como 20 años esperando pacientemente la muerte y estaré contenta si logro morir calentita en mi cama. Lo único que me molesta de todo este asunto es dejarte sola.

- Bo, no te vas a morir – T/N oficialmente había roto en tristeza, pero aún así no dejó salir el llanto -. Estarás saludable y me darás una paliza de nuevo.

- Creo que ya no podré darte más palizas – se rio de nuevo y se sentó en la cama con ayuda de T/N -, ¿no volviste a saber de él?

- No...

- Tonterías – juntó sus manos para producir un par de galletas de mantequilla, era lo máximo que podía conseguir producir al día -, ¿tan siquiera lo buscaste? No. De las pocas cosas de las que no me emociono es saber que eres tan orgullosa como para pedir ayuda; ¿Cuánto hace que no sabemos de él? ¿8 meses tal vez?

Reporte de Misión (Aizawa Shouta x T/N) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora