Cap 27: Capullos Cerrados

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Aizawa y Yamada se manoteaban en la cocina, la receta para hacer el pastel de cumpleaños les había quedado bastante bien. Eran las 4 am. Habían esperado que T/N se quedara dormida para escabullirse en la cocina a preparar una sorpresa para su cumpleaños. Estaban algo preocupados, durante las semanas anteriores habían estado preguntando de la forma más discreta posible los gustos de la chica sin ser tan obvios.

No había mucho para decir, su última celebración de cumpleaños había sido con su madre biológica cuando tenía 5 años. Ni siquiera recordaba la fecha exacta de su nacimiento, Aizawa lo averiguó buscando en los registros de nacimiento, donde estaban las impresiones de las plantas de los pies de una T/N bebé 18 años atrás, ver aquella imagen lo hizo enternecerse. Sacó una fotocopia de ellos para resguardarla en sus archivos.

Según la chica les había contado, de niña no le hacían fiestas de cumpleaños que ella pudiera recordad, durante su niñez no había tenido muchos amigos. Con Shin, su cumpleaños solo servía para sumar un año más a su edad y como no tenía fecha no era motivo de celebración. Con Bo, la anciana le regalaba un libro y ponía velas de cumpleaños en los postres, además de que salían a pasear juntas para ver los cerezos. Y ahora, estaba con ellos.

Mic, que estaba dispuesto a conocerla, había hecho un maratón con ella de todas las películas básicas donde hubiera fiestas de cumpleaños. Todas les parecían cursis, exageradas e incómodas. La idea de un montón de gente escondida en un espacio oscuro que se iluminaba de la nada luego de llegar cansada de la calle y tener que recibir invitados y entablar conversaciones que no quería tener le hacían doler la cabeza; eso hacía sonreír a Shouta. Era como ella. Tampoco le gustaba lanzar la casa por la ventana, a diferencia de Yamada, quien adoraba celebrar su cumpleaños con bombos y platillos.

Habían descubierto algunas cosas gracias al tiempo compartido. Le gustaba el bizcocho de vainilla relleno con fresas, pero odiaba los pasteles que eran más crema que bizcocho. Le gustaban los dulces, pero durante sus noches de películas prefería los snaks salados, detestaba el café, pero amaba el té; le gustaba curiosear cosas que no debía, como la reserva privada de alcohol en el apartamento de Shouta, a veces daba sorbos a las botellas a ver si lograba adivinar que licor tenían dentro, la habían encontrado un par de veces con las manos en la masa, le gustaba el color gris y las bebidas amargas, los cítricos le encantaban, le molestaba tener las uñas largas y sucias y amaba su cabello.

Antes de que llegara la primavera, ella había pasado más tiempo sola en el apartamento. Había encontrado un empleo de medio tiempo en un bar, solo era del personal de limpieza, no era un trabajo diferente al que llevaba a cabo con Madre, estaba acostumbrada, pero aquí le daban dinero, lo que era excelente para ella; no tenía muchos gastos además de sus cosméticos y sus libros. Como su turno terminaba a medio día, a diario hacía algo en el apartamento, ya fuera limpiar, organizar o simplemente pasar el tiempo en su teléfono.

La semana anterior a su cumpleaños, después de llegar del trabajo al mediodía, había aprovechado que su tutor se había ido a dar clases y el rubio había ido a patrullar para entrar a sus habitaciones a asear un poco, aunque en realidad estaba curioseando.

Intentó dejar todo como lo había encontrado, primero fue a la habitación de Mic, quería ver lo que podría esconder alguien tan escandaloso y pintoresco como él. Revisó muchas cosas, debajo de la cama, sus cajones y el armario, pero no había nada que pareciera estar fuera de lugar; cuando llegó a la consola de sonido en la cual él escuchaba música a todo volumen en su habitación casi insonorizada, vio que había lo que parecía ser un pequeño cajoncillo oculto detrás de una de las bocinas. Usando un gancho de cabello movió las orillas hasta hacer que se deslizara fuera de su lugar; al abrirlo encontró cosas muy curiosas.

Un juego de esposas, cuerda y otros artefactos de lo más peculiares. Tomó uno que tenía forma de píldora, grande y metálico, unido por un cable a una especie de control remoto, presionó un botón en el extremo del control y la bala metálica comenzó a vibrar suavemente. Lo tocó y vio desde todos los ángulos, rodó la pequeña perilla que tenía hacia delante y hacia atrás sintiendo en su mano como la vibración era más tenue o más intensa.

Reporte de Misión (Aizawa Shouta x T/N) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora