Capítulo 15.

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Hermione seguía muy confundida por el sueño que había tenido. Tanto que ni siquiera se dio cuenta del momento en el que Ron le robó un par de tostadas durante el desayuno del día siguiente. 

-Herms, ¿todo en orden?-preguntó Harry al verla tan distraída.

-¿Qué? Ah, sí, estoy bien-dijo Hermione volviendo a centrar su atención en la comida-. Sólo pensaba en los TIMOs.

-¿Nerviosa?

Cho se acercó a la mesa a saludar a su novio. Naturalmente, todos estaban preparados para una mala contestación de la castaña. Por lo que se llevaron una sorpresa cuando volvió a hablar.

-Obviamente, Cho, todo el colegio está nervioso.

Todos voltearon a ver a Hermione, sorprendidos ya que era la primera vez que se dirigía a la asiática por su nombre, en buen tono y sin ser grosera. Hasta Ron dejó el puré de papa y se le quedó viendo, sorprendido, cosa que Seamus Finnigan aprovechó para quitarle el plato sin que se diera cuenta.

-Me tengo que ir, voy a la Biblioteca por unos libros-dijo Hermione-. Nos vemos luego.

Mientras se iba, Cho volteo hacia Harry.

-¿Estoy soñando, o ella me dijo Cho?

-Creo que te dijo así-dijo Harry, aún sorprendido.

-No sé porqué, pero no me da buena espina-dijo Ron mientras buscaba su plato por todos lados luego de recuperarse de la impresión-. Ese cambio de actitud de Hermione, aunque me gusta, siento que hay algo raro con ella.

Hermione llegó a la Biblioteca para tener la última asesoría con Astoria antes de los TIMOs, pero no la encontró. No encontró a ninguna de las tres en todo el castillo, de hecho. Al no saber dónde estaban, Hermione fue a buscar a la profesora McGonagall en su despacho. Llamó a la puerta.

-Pase.

Hermione entró. La profesora sonrió, ya no se veía tan molesta con ella.

-Señorita Granger, ¿qué puedo hacer por usted?

-Disculpe profesora, ¿sabe dónde puedo encontrar a Pansy o a sus amigas?

-¿Por qué?

-Bueno... es que como ella y yo estamos compartiendo castigo, fui a buscarla para darle un recado del profesor Snape sobre nuestra detención, ya sabe...

Hermione dijo esa mentira sin mucha convicción, pero la suficiente para que la profesora le creyera.

-Ah, ya veo. Bueno, lo siento, señorita Granger, pero la señorita Parkinson y sus amigas no están en el castillo. Ayer recibieron una lechuza urgente del Hospital San Mungo y salieron a primera hora hoy en la mañana.

-¿San Mungo?-Hermione recordó que no era la primera vez que las Slytherin recibían una carta de San Mungo-¿Por qué?

-No lo sé, señorita Granger, pero parece que se trata de un asunto muy delicado. Por lo tanto, le suplico que se abstenga de hacer preguntas indebidas a las jóvenes cuando regresen a clases.

-Sí, profesora.

-Puede irse.

Mientras Hermione se iba, repasó lo que le había dicho la profesora. Era la segunda carta que les llegaba de San Mungo en tan poco tiempo. También recordó ese día en la sección prohibida de la Biblioteca. ¿Tendrían algo que ver ambos acontecimientos? También recordó lo mal que se puso Millicent cuando llegó la primera carta. ¿Sería lo mismo en este caso?

Faltando un día para los TIMOs, Pansy Parkinson y sus amigas se volvieron una vez más tema de chismes para desestresarse antes de rendir los tan temidos exámenes. Ya se habían ausentado por tres días. Todos estaban casi seguros de que se estaban saltando las clases, incluso que se iban a saltar los TIMOs. Pero Ginny Weasley tenía otra teoría.

Por accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora