Capítulo 6.

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Hermione se levantó al día siguiente muy temprano. Decir que se veía fatal sería un cumplido. Tenía el pelo más desarreglado que de costumbre, los labios secos, los ojos hinchados y rojos. No pudo dormir bien en toda la noche. Tareas, TIMOs y Pansy fueron las tres principales razones por las que la castaña no pudo conciliar sus ocho horas de sueño diarias. Se veía pálida, los fantasmas del castillo se veían vivos a su lado. Se veía horrible, sí, esa era la forma de decirlo, horrible.

Y sus amigos no tardaron mucho en notarlo.

-Vamos, Herms, ya sé que te encanta leer y todo eso-dijo Harry mientras desayunaban-. Pero todavía tenemos un par de semanas antes de los TIMOs, también es importante descansar.

-Estoy bien, Harry, de verdad-mintió Hermione mientras abría un libro sobre Pociones. Harry se lo quitó-¡Hey!

-Hablo en serio, Hermione-dijo Harry-. Suficiente lectura por ahora. Vas a descansar el resto del día y no quiero oír quejas, ¿de acuerdo?

Hermione no estaba de ánimos para discutir. 

-De acuerdo.

Mientras Ron devoraba todo lo que podía, alguien se les acercó. Como si la suerte no pudiera ser peor para Hermione, Ginny estaba detrás de ellos.

-Hola Ginny-dijo Ron con la boca llena de sándwich de pollo.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que no comas como cerdo, Ronald?-Ginny bufó y luego volteo hacia Hermione-. Te ves mal, Herms, ¿estás bien?

-Lo estoy, Ginny, gracias-dijo la castaña con voz cansada mientras se servía más jugo de calabaza.

-Pero si hasta pálida estás...

Ginny le tocó la frente a Hermione, haciendo que ésta se sonrojara un poco, cosa que Ginny no tardó mucho en vislumbrar.

-¿Qué tienes? Primero estabas pálida y ahora estás roja. ¿Segura que te sientes bien? Deberías ir a la Enfermería.

-De verdad Ginny, no me pasa nada-dijo mientras apartaba su mano y no dejaba de ver a Ron con miedo de que se percatara de algo y empezara a sospechar. Por suerte, el pelirrojo estaba más ocupado en su sándwich que en ellos. Hermione siguió tomando su jugo.

-Bueno, me tengo que ir-dijo Ginny-. Tenemos clase de Transformaciones ahora...

Hermione escupió el jugo, bañando a todos a su alrededor.

-¿Qué te pasó, Herms?-preguntó Ron al ver lo que había hecho su amiga-¿Estás bien?

-¿Qué hora es Ginny?-preguntó la castaña sin hacerle caso a Ron.

-Casi las nueve...

-¡Demonios!

Hermione se levantó rápido de la mesa y se iba a ir pero Ron la detuvo, extrañado.

-¿Qué te ocurre Herms? En serio no te ves bien.

-Es que... olvidé que tenía una tarea pendiente de Runas Antiguas.

-Hermione, Runas Antiguas la tienes hasta el jueves y hoy es lunes-le recordó Harry-. Relájate un poco, ven...

-No puedo, lo siento, me tengo que ir.

Antes de que la detuvieran, Hermione salió del Gran Comedor ante las miradas de confusión de sus amigos. Se aseguró de que nadie la viera y se dirigió hacia la sala común de Slytherin. Al llegar, encontró a Pansy, Millicent y Astoria ahí paradas, esperándola.

-Hasta que llegas, sangre sucia-dijo Pansy.

Millicent la miraba con desprecio, pero Astoria no decía nada y simplemente desvió la mirada. A pesar de su situación, Hermione no era capaz de culpar a Astoria. Ella siempre hacía lo que Pansy y Millicent le decían porque eran las únicas que le hablaban en todo el colegio.

Por accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora