Capítulo 11

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Esa noche, al volvar a la sala común, Hermione fue a encontrarse con su amigo azabache. Él ya la estaba esperando frente a la chimenea.

-Harry, antes que nada yo...

-Lo siento-dijo Harry. Hermione lo miró sorprendida. Ya no estaba enojado, se veía tranquilo-. Hablé con Cho y me hizo darme cuenta de que no tiene nada de malo que ayudes a Astoria. Al fin y al cabo es la única Slytherin que no nos molesta. Y Millicent no te hará nada mientras ayudes a Astoria.

-Exacto-la castaña sonrió al ver que Harry había recapacitado-. Gracias por entender.

-Desde luego, Herms-dijo Harry sonriendo-. Después de todo, no es como que las vayas a tener que seguir viendo después de los TIMOs, ¿no?

Hermione no respondió. Pansy todavía tenía la carta, y ella todavía no hallaba como quitársela. Entonces, no. Estaba muy lejos de dejar de encontrarse con las serpientes.

-Obvio-mintió mientras contemplaba las llamas de la chimenea-. No tengo nada que ver con ellas. En cuanto terminen los TIMOs, todo volverá a la normalidad.

-Me alegro-dijo Harry-. Es el primer año normal que tenemos en Hogwarts y me gustaría disfrutarlo con mis amigos, además de enfocarme solamente en los TIMOs, claro.

-Desde luego-Hermione fingió una sonrisa, pero parece que fue suficiente.

-Me voy a mi dormitorio, Ron y yo tenemos mucho que estudiar de Transformaciones, buenas noches.

-Buenas noches.

Mientras el azabache se iba, una lechuza llegó a la ventana de la sala común. Hermione conocía esa lechuza. Era la misma que les había llevado aquella carta a las Slytherin, la que las hizo llorar.

Fue hacia la ventana y tomó el sobre que traía la lechuza. Era una carta de Pansy.

"En el patio, treinta minutos, o le enviaré la carta a mi madrina."

Hermione se sorprendió. ¿Qué quería Pansy ahora? ¿Por qué volvía a amenazarla con la carta? ¿Qué había hecho mal esta vez según la reina serpiente? Pero el miedo fue más grande nuevamente. Tomó su bufanda y salió de la sala común, sin darse cuenta que alguien la seguía.

Cuando llegó hasta el Patio, Pansy estaba sentada en la fuente. Tenía el ceño fruncido, los puños apretados y los ojos muy abiertos. Pansy no era alguien que se enojaba fácilmente, así que la castaña debió haber hecho algo verdaderamente grave esta vez para hacer enojar a la reina de las serpientes. Se acercó a ella con cautela.

-Aquí estoy.

Pansy no dijo nada. Miraba hacia enfrente. Hermione esperó respuesta.

-Parkinson-repitió-. Aquí estoy.

Pansy siguió sin hablar. Ahora había sacado la varita y jugueteaba con ella. Hermione resopló.

-Mi señora.

Pansy finalmente volteo.

-Así está mejor-dijo con voz fría-. Es bueno que no olvides quien está a cargo aquí. Porque no se te ha olvidado, ¿verdad, sangre sucia?

-No-dijo Hermione rechinando los dientes-. No se me olvida.

-Bien-dijo Pansy mientras se levantaba y se acercaba a la castaña con varita en mano-. Me parece perfecto. Es bueno que las esclavas entiendan su lugar en el mundo. Que no intenten desafiar a sus dueñas. Que no cuestionen, que no piensen, que sólo actúen.

Por accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora