Capítulo 18.

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Llegó el fin de semana. Todos los estudiantes estaban emocionados por ir a Hogsmeade. Algunos necesitaban relajarse y sacarse el estrés que les habían provocado los TIMOs y otros querían celebrar sus buenos resultados, entre ellos tres chicas de Slytherin, dos de Ravenclaw y una de Gryffindor.

Hermione estaba muy nerviosa, no sabía cómo decirle a Ginny la razón por la que no aceptaría su invitación. Fuera de la decepción que se llevaría la menor de los Weasley, pues Hermione se dio cuenta de que estaba muy ilusionada de que fueran juntas a Hogsmeade, no quería ni imaginarse la ira que caería sobre ella cuando le dijera que iría con Pansy Parkinson y sus amigas a Las Tres Escobas.

Finalmente, Hermione decidió hacer algo muy estúpido: Mentir.

-Ah, Hermione, que gusto verte-la saludó Ginny mientras la castaña se le acercaba-. ¿Lista para la visita a Hogsmeade?

-Sobre eso, Ginny...-Hermione trataba de no escucharse muy nerviosa-. Lo siento, pero no puedo ir contigo.

Ginny la miró, sorprendida y decepcionada.

-¿En serio?-dijo con voz algo quebrada-¿Por qué no?

-Es que... es que ya había hecho planes con Harry y Ron para visitar la tienda de artículos de broma Zonko.

-¿Tú en una tienda de artículos de broma?-Ginny entrecerró los ojos-¿Desde cuándo te gustan ese tipo de cosas? Siempre estás castigando a los estudiantes por comprar los productos de mis hermanos.

Hermione sabía que no era fácil mentirle a Ginny, y que aquella mentira sonaba muy estúpida tratándose de alguien tan apegada a las reglas como ella. Pero ya lo había dicho, y tenía que seguir.

-Últimamente le he estado agarrando el gusto a los artículos de broma-dijo Hermione-. Son muy útiles para defenderme de Pansy y sus amigas cuando hace falta.

Ginny siguió escanéandola, pero finalmente suspiró.

-Bueno, si tú lo dices-dijo triste-. Espero que se diviertan, ya tendremos otra oportunidad.

De pronto y sin previo aviso, Ginny le dio un beso en la mejilla a Hermione.

-Pero quiero que sepas que no estoy enojada contigo-dijo intentando sonreír-. En fin, nos veremos luego supongo.

Mientras la pelirroja se iba, Hermione se quedó ahí, sorprendida. Aquel pequeño e inocente beso le hizo sentir... nada. Siempre pensó que estar con Ginny, recibir sus caricias y sus besos, la harían sentir inmensamente feliz. Es decir, si Ginny le gustaba, ¿por qué no había llegado a ella aquella sensación de plenitud y felicidad absoluta cuando la besó?

Hermione sacudió la cabeza y se juntó con el resto de estudiantes que se dirigían a los carruajes que los llevarían al pueblo. Ya encontraría las respuestas a esas preguntas después.

-¿Estás bien, Herms?-le preguntó Harry.

-Sí, todo bien-dijo Hermione-¿Qué harás hoy en Hogsmeade?

-Cho y yo pensábamos en ir a la tienda de té de Madame Tudipié-dijo Harry.

-Yo iré a Zonko, pienso comprar un par de discos voladores con colmillos para jugarle un par de bromas a Malfoy-dijo Ron-¿Qué harás tú, Hermione?

-Iré a reunirme con unas amigas-dijo Hermione. Para su buena suerte, Harry y Ron no hicieron más indagatorias-. Que se la pasen bien, chicos.

-Gracias, igual tú.

Mientras se dirigían al pueblo, Hermione volvió a pensar en lo que había ocurrido con Ginny y no acababa de entender porqué no sintió lo que esperaba con ella. ¿Acaso eso significaba que Ginny no le gustaba tanto como creía entonces? ¿Que solo fue un enamoramiento platónico acaso? Y luego volvió a recordar el sueño que tuvo días atrás, con aquella voz que le parecía tan familiar y a la que deseaba con tantas ganas. ¿A quién le pertenecía? ¿A la persona de la que estaba realmente enamorada? ¿Quién?

Por accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora