13. ¿Dónde estabas, hermano?

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Grandson - Blood Water (0:20 – 1:13)

—No deberías estar aquí. Es peligroso.

Mi cuerpo está recostado contra el tronco de un árbol, mirando detrás de mis gafas oscuras hacia la tumba de Patrick.

Hace casi media hora que mi madre se fue, tratando de evitar cámaras y periodistas. Ahora ya no hay nadie, por eso decidí acercarme, al menos de esta manera.

—Vine al funeral de mi hermano. A dar mi último adiós.

—¿No fue eso lo que fuiste hacer a la prisión?

—Fui porque quería que él sepa lo que iba a suceder, no nos apuñalamos por la espalda. ¿Recuerdas?

Incluso más allá de la motivación de cada uno, Patrick y yo aún compartíamos algunos rasgos básicos de personalidad muy similares. Ambos éramos inteligentes, astutos, decididos, algo incomprendidos, despiadados y desafortunadamente, muy egoístas.

Cada miembro de mi familia tiene algo de complejo de dios, que nos hace incapaces de ver nuestros propios defectos, pero nos vemos empeñados en ver el de los demás.

—Vete a casa, Rhea. Ya no hay nada que hacer aquí.

Yo no me muevo.

—No, aún no —le digo—. Quiero asegurarme que no se va a levantar de su tumba y seguir jodiendo a la familia y todo por lo que hemos trabajado desde que él enloqueció y pensó que matar personas para demostrar su poder, estaba bien.

Pienso en la forma en que encontramos justificación para nuestras acciones, sin importar cuan sombrías o dañinas se volvieran dichas acciones. Patrick encontró el poder en justificar que lo hacía para demostrar quiénes somos, yo encontré el poder en justificar que lo hago por amor a mi familia. Y es que no importa cuánto dolor hayamos causado, ambos insistimos en que nuestras acciones están bien y que cualquier oposición es incorrecta.

—¿Sabes? Jamás se arrepintió de sus acciones y estaba enojada con él por eso, pero entonces me di cuenta, que yo tampoco me arrepiento por las cosas malas que hecho.

—No lo hiciste porque querías, tenías una razón, Ace. Él cruzó la línea de nuevo, había que detenerlo, ya sabes lo que sucedió la última vez.

Las personas como Patrick no aprenden y siempre vuelven a cometer el mismo error.

—Tal vez, pero ambos sabemos que odiaba a Patrick tanto o más que mi preocupación por él, y una gran parte de mí está feliz con su muerte, con que haya sido yo quien dio la orden.

Michael pasa un brazo alrededor de mis hombros y me atrae hacia él, dejando que yo descanse el peso de mi cuerpo contra el suyo. E intentado ayudarme a cargar el peso de mis demonios.

—Sigue siendo nuestra, Ace. No importa nada, no eres un monstruo, porque de serlo, no estarías preocupada.

Este falso sentimiento de superioridad es un juego igual de peligroso, que nos permite justificar nuestras acciones turbias y continuar con la ilusión de que tenemos la razón mientras que todos los demás están equivocados.

—Déjame llevarte a casa, Ace.

—¿Y dónde sería eso? No tengo un hogar, Michael y, por favor, no me trates como si me fuera a romper en cualquier momento, sabes que lo odio.

—Ven a la mansión.

—No.

—Tal vez deberías ir a casa y descansar.

¿Por qué haría eso? El trabajo me distrae, si voy a casa solo caeré en un círculo vicioso de aquellos pensamientos que estoy tratando de evitar.

—Una vez, cuando yo era pequeña y papá no estaba en la casa, Patrick me dejó encerrada en el sótano por horas, yo estaba asustada y Patrick dijo que lo merecía, a pesar que yo no había hecho nada. Él era un ser despreciable, así que voy a ser clara, no estoy enojada porque Patrick murió, estoy molesta porque tardó demasiado tiempo en hacerlo.

La última gran dinastía Americana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora