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Hace unos días Peter había salido durante todo el día con la excusa de buscar algo de materiales que eran importantes en ese momento. No le tomé importancia, hasta el día donde llegó con un montón de papeles que arrojó a mi cama.

Peter Ballard se había tomado la molestia de mostrarme la información que nunca hubiese sabido si no hubiera huido del laboratorio.

Ahora, tras observar los periódicos amontonados en mis sabanas, sabía que en algún punto de mi vida había tenido una familia que se me fue arrebatada. No pude evitar sentirme molesta con la persona que decía ser mi papá, ya que era el causante de mi pérdida. Peter me contó que en cuanto mis padres habían comenzado a buscarme, papá los había desaparecido y,por esta razón, dejaron de salir en los periódicos junto a las noticias. El D.r Brenner me había quitado toda oportunidad de vivir una vida normal y,para el colmo, se había querido deshacer de mí en cuanto vio la primera oportunidad de hacerlo.

Peter no había presenciado todo lo anterior, sino que había trabajado durante mucho tiempo con papá que este le había confiado algún par de secretos. Ballard estaba convencido de que yo no debía sentir lástima por las personas que morían, dado que ninguno de ellos se preocupó cuando mi mamá me buscó por todo el pueblo.

–¿Ahora lo entiendes?–Peter colocó otra nota del periódico sobre mi cama.

Mi vista estaba nublada por las lágrimas que amenazaban con salir.

–¿Cómo conseguiste todo esto?–murmuré deslizando uno de mis dedos sobre el papel amarillento.

–En el pueblo hay una biblioteca en donde guardan una gran cantidad de periódicos. Necesitaba de estos si quería que supieras la verdad.

–¿En serio todo eso hizo papá?–hojeé cada uno de los papeles.

–Sí.–asintió con la cabeza.–¿Quieres saber que es lo peor?–levantó una de sus cejas sin dejar de observar cada una de mis expresiones.

–¿Hay algo todavía peor?–pregunté conmocionada.

Peter se puso de pie para salir de la recámara mientras yo seguía sentada en medio de la cama analizando cada una de las imágenes que estaban impresas en el papel. Ese era papá, era el Dr. Brenner.

–Esto llegó en la mañana.

Su voz hizo que levantase la mirada, si él no hubiese pronunciado nada yo no me hubiera dado cuenta de su presencia.

Peter agitaba de un par de fotografías con una sonrisa plasmada en su semblante.

–¿Qué es esto?–mi rostro se tornó a uno de confusión.

Peter dejó caer las fotografías junto al resto de la información que él me había brindado. Estiré uno de mis brazos para alcanzar las imágenes; mis dedos tocaron el material de estas y entonces lo vi.

Eran fotografías de papá y once. Lo peor de todo era que estas no habían sido tomadas dentro del laboratorio.

–¿Por qué once no tiene su uniforme?–señalé a la imagen que más me había desorientado.

–Desde que te fuiste, el D.r Brenner le dedicó toda la atención específicamente a ella. Desde un principio ese era su plan, deshacerse de ti para concentrarse únicamente con ella.

Despise | Peter BallardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora