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La gente comenzaba a protestar por las calles de Hawkins en vista de que cada día se sumaban más personas a la lista de desaparecidos. La policía no se daba abasto para poder organizar suficientes búsquedas, ya que carecían de personas a comparación de la cantidad de gente que tenían que buscar.

Un golpeteo en la puerta principal hizo que me sobresaltara, en vista de que Peter y yo no solíamos tocar porque no necesitamos de alguna llave para ingresar; lo cual significaba que la persona que se encontraba detrás de la madera era un completo desconocido.

Quien sea que estuviera molestándolos, había venido en un terrible momento porque Peter no se encontraba en la cabaña y este solía ser muy estricto con las visitas ajenas.

–¿Hay alguien en casa? –gritó una voz desconocida.

El golpeteo se volvió a hacer presente lo cual me llevó a ponerme de pie para dirigirme a la entrada principal.

–¿Quién es? –le grité en modo de pregunta a la vez que colocaba mi oído contra la madera.

Sabía que había alguien del otro lado, pero no podía saber con certeza de quien se trataba. Tampoco podía usar mis poderes para averiguarlo porque con estos podía rastrear, no atravesar paredes.

–Necesito un poco de ayuda, tuve un accidente en medio del bosque y no sé a dónde acudir. –mencionó con desesperación.

Hasta ahora, no presenciaba ningún peligro proveniente del desconocido. Por esta razón, me animé a girar de la perilla.

Una vez que había entreabierto la puerta, pude ver a la persona que había tenido la valentía de tocar a una choza que lucía abandonada.

–¡No vengo a hacerte daño! –levantó las manos para que pudiese ver que en estas no tenía nada con lo cual pudiese herirme.

–No deberías estar aquí, no puedo ayudarte.

–¡Por favor! Creo que algo me viene persiguiendo, necesito refugiarme. –juntó las manos en modo de súplica.

Entonces lo vi, Peter Ballard caminando en nuestra dirección con todas sus prendas ensangrentadas. No pude evitar tragar saliva por el peligro que este reflejaba a centímetros de mí.

–Lamento que es muy tarde para que te ayude. –me encogí de hombros.

–¿De qué hablas? –se dio la media vuelta.

El joven de cabello ondulado soltó un grito tan pronto como vio a quien era su cazador. Sin embargo, justo en el momento que se había animado a huir por su vida, Peter hizo que despegara sus pies de la tierra.

–¿Quieres ver mi nueva técnica? –preguntó sin dirigirme la mirada.

Supuse que se dirigía a mí porque se mantenía en espera de una respuesta y la persona que tenía en el aire no podía dársela.

–¿Cuál es? –terminé de abrir la puerta por completo para poder salir de la vivienda.

–Comencé a dejar un patrón en las personas, de esta manera Brenner sabrá que somos nosotros. –sonrió con su característica sonrisa malévola.

Peter estaba casi seguro de que si ocasionábamos un caos por todo el pueblo, papá se terminaría hincando hacia nosotros en modo de súplica.

–Observa y aprende. –me volteó a ver para guiñarme un ojo.

El joven que anteriormente había tocado la puerta de nuestro nuevo hogar comenzó a quebrarse lentamente en pedazos; sus brazos y piernas se torcieron al mismo tiempo que su mandíbula se terminaba desprendiendo de su cabeza. Luego de esto, se desplomó al suelo. Lo había matado como a los guardias del laboratorio.

Despise | Peter BallardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora