Capítulo 1.

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Lo único que se escucha en aquella casa además de los típicos sonidos que se hacían al emplatar algún manjar comestible, era la voz de la aquella reportera que regularmente daba las noticias; esas que rondaban en aquel pueblo de colorado, llamado South park.

—En otras noticias, se ha podido evidenciar la gran masa de reos que terminaran su condena este 14 de abril, en el condado de Utah. —mencionó con seriedad la reportera. Ese mensaje sin duda, le había llamado la atención a un hombre bastante regordete de cabellos castaños, así que preocupado de manera rauda se acercó hacia el televisor poniéndole aún más interés. —entre ellos tenemos a Nathan Anderson, Kyle Broflovski, Linda Stotch... —la reportera siguió nombrando algunos reos de vez en vez con cierta calma y lentitud, sin embargo, lo que se pudo escuchar en esa casa, fue un ruido sordo proporcionado por el cuerpo de aquel castaño, se había desmayado con tan solo escuchar aquel nombre tan horrido, que le provocaron vísceros sentimientos, terribles recuerdos.

—¿Qué pas-... ¡Papá! —gritó un joven pelirrojo al divisar a su padre tirado en el suelo. Al escuchar aquel ruido desde la planta baja, el joven pecoso algo rellenito, bajo rápidamente a ver que estaba sucediendo, bastante preocupado ya no había nadie más en ella que su padre cocinando; encontrándose con aquella escena.

Al ver a su padre en esa posición sus sentidos se alteraron pletóricamente, yendo a socorrerlo, cosa que le hizo comprobar que estaba completamente desmayado, y no sabiendo exactamente que hacer, decidió llamar con voz exasperada a su tío Kenny por teléfono, pidiéndole ayuda.

—Caín, ¿Qué suce-

—¡Tío Kenny, papá se desmayó!, n-no entiendo qu-que sucedió, pero por favor ven a verlo. —interrumpió casi gritando a su tío el cual dio un suspiro, bastante confundido.

Buscando tranquilizarlo, le dijo que prontamente llegaría, que se calmara cosa que el joven trató de hacer al terminar la llamada. Respirando profundo mientras tomaba la cabeza de su padre entre sus manos y las recostaba en sus piernas. —... Cabeza, rodillas, muslos y caderas. Cabeza, rodillas, muslos y caderas. —entonó una pequeña melodía que le había enseñado su papá para calmarse.

Por otro lado, McCormick se hallaba totalmente desorientado ante esa situación, era tan extraño que aquel gordinflón lleno de azúcar se desmayará de la nada, al menos que haya pasado algo paroxismalmente importante.

Salió de su casa con rapidez, tomando su teléfono y llamando a su esposo el cual se encontraba trabajando en esos momentos para avisarle sobre la situación tan extraña que estaba aconteciendo, lo preocupo verdaderamente. Solo esperaba no fuera otro paro cardiaco.

—Butters, amor. Caín me llamó, Cartman al parecer se desmayó de la nada, voy a ir a verlo ahora mismo. —un silencio horrido se presentó al otro lado de la línea, por un tiempo bastante prolongado, confundiendo aún más Kenny. —¿Amor?

—... Ke-Kenny, Kyle y-y mi mamá van a sa-salir de la cárcel ma-mañana. —murmuró cómo pudo el rubio de la cicatriz en el ojo, buscando desesperadamente no romper a llorar en aquel lugar en donde trabajaba.

McCormick se detuvo abruptamente al escuchar aquellas palabras. —¡¿Qué?!

—Mi-mira las noticias. —Kenny hizo caso a la petición de su esposo; alejando su teléfono de su oído, mientras aun mantenía la llamada. Se dedico a buscar aquella noticia que representaba una verdadera amenaza para la estabilidad de su amigo castaño y de su Butters. Malos sentimientos lo empezaron a atacar con sevicia, no pudiendo evitar aquellos recuerdos que inundaba su mente. Para su desgracia, Stotch estaba tan acertado en sus palabras, que le dieron unas terribles ganas de vomitar. —mierda.

—Butters, todo estará bien, ¿Okay?, Ella no te hará, no puede hacerlo. Sabes que está bajo amenaza. Relájate. —escucho el suspiro de su esposo por la otra línea. Sabía que estaba imbuido en aquel miedo tan desastroso, lo sentía a lo que debía brindarle de su seguridad en aquellos momentos de tensión. —cuando salgas de trabajar, ve directamente a casa de Cartman. Yo le diré a Violet que llegaremos tarde hoy. Te amo, conejito.

Butters asintió lentamente a pesar de que sabía que no podía verlo, haciendo con calma, aquel ejercicio de respiración que había aprendido de su amigo Eric hacía años atrás. Esta vez, le funcionó bastante bien para evitar que todas aquellas emociones explotaran como un volcán en su clímax. —yo también te amo, Kenny. Llegaré a casa de Eric de inmediato. —confirmo despidiéndose para luego cortar la llamada. Se llevó la punta de su pulgar a la boca mordisqueándola levemente, buscando soluciones en su mente.

Esto no podía estar pasando, sin embargo, el tiempo de la condena se hacía justo. Algunos reducidos por buena conducta y estaba tan seguro de cómo serían aquellos dos reos que próximamente tendrían su liberación, el aparentar y tener buena conducta era su maldita especialidad. Después de 14 años su madre saldría de la cárcel. Aquella mujer qué en conjunto de su padre, lo obligó a pertenecer a una horrible secta religiosa en dónde perdió a su papá, se hizo aquella cicatriz en su ojo derecho, y se perdió a si mismo por seguir una tonta idolatría. Creer en Dios estaba bien pero no de la manera en la que ellos lo hacían.

—Espero, sinceramente que esto no signifiquen más problemas. —dijo Stotch para alejar su pulgar de su boca, volviendo a su trabajo en dónde se dedicaba a la venta y prestamos de libros, solía escribir de vez en cuando. Extrañamente se le daban tan bien, aunque no pudiera pedir más, trabajar en aquel lugar tranquilo lo era todo para él y aunque sea totalmente incongruente, difícil de creer; esto le generó un montón de contactos tanto fiables como peligrosos que amablemente, brindaban de su ayuda cuando en malas situaciones se encontraba él y su familia. Era algo bastante extraño, sin embargo, sabía llegar a las personas con amabilidad, conquistando su interés y compasión; y aunque, quizás no captaba grandes masas como lo hacían las melodías de Kenny, él era feliz con lo que había logrado, con su felicidad.

Río feliz ante su realidad, ahora tenía una linda hija que él mismo había cargado por meses en su vientre, y no dejaría que nadie se atreviera a ponerle un dedo encima, al haber vivido tantos traumas en su adolescencia, sabía más de la maldad del mundo que muchas personas y cuidaba de esa pequeña como si de su tesoro se tratase.

—Lo que es la vida. —murmuró para sentarse en su escritorio color blanco, revisando las páginas de un libro que andaba editando. Era la vida de Eric Cartman; su amigo le había ordenado que lo escribiera, teniendo el valor de por fin compartir su historia ante el mundo, y a pesar de que no era alguien famoso, aquel gordito lo veía como un crudo desahogo ante su tan caótica vida. 

Palabras: 1126.
Fecha: 03/04/2023.
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©Joinju

CICATRICES | Kyman | South park.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora