Capítulo 11.

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La mañana se les pasó a los jóvenes bastante rápido entre clase y clase, atendiendo sus deberes correspondientes, aunque aquel gordito pelirrojo estaba bastante ensimismado en su mente, cosa que extraño en demasía a sus profesores y más a Violet cuando lo pudo ver en la hora del descanso, dónde lo alcanzó para comer su almuerzo juntos en aquella mesa donde se encontraba sentado.

Caín se solía caracterizar por ser bastante inteligente, aunque no tan responsable con sus tareas, si participaba bastante en sus clases siendo un chico bastante burlón pero acertado con sus respuestas. Estaba hecho un as para los debates, cerrándole la boca a cualquiera que intentará argumentar en contra suya. Claro, pero eso solo sucedía con los chicos de su edad y esa característica de prepotencia que daba, hacía que los de su generación le tomarán bastante rencor, dando como consecuencia las peleas en las que era involucrado por la intolerancia que le tenían a su carácter tan particular, peleas que por supuesto se dignaba a ganar.

La rubia pecosa al verlo tan ensimismado no supo cómo iniciar una conversación, puesto al insistirle demasiado generaría un disgusto en el muchacho, porque eso solía pasar bastante seguido. Cuando se sobrepasaba con sus preguntas Caín se molestaba con ella, por su actitud tan imprudente y sinceramente, no quería que volviera a suceder el acontecimiento que ocurrió en su casa.

Caín enfocó su mirada pensativa en la joven, mientras veía su nerviosismo a flor de piel. Sabía que ella solía ser bastante sensible a sus emociones explosivas; el que estuviera así de pacífico le preocupaba por el hecho de que en cualquier momento podría explotar de manera desmesurada, cosa que en esos momentos no tenía realmente ganas.

Soltó un suspiro mientras formaba una sonrisa con sus labios recordando aquella pregunta que Violet le hizo con respecto a su otro papá; —... Creo que tenías razón.

—¿Uh?

—Creo que... Creo que soy un Broflovski. —le admitió, cerrando sus ojos con cansancio por aquellos pensamientos que lo estaban inundando, él no quería arruinar nada, pero si no completaba su plan, su tranquilidad mental se vería comprometida o más bien, ya lo estaba. —tenías razón.

La jovencita frunció el ceño, confundida por aquellas afirmaciones. Si bien era cierto que en ese momento le llegó la conmoción de la situación, porque le sorprendió ver a alguien tan parecido a Caín en su mundo de ignorancia, pero tal vez que supiera aquello no era lo mejor, por algo sus padres le habían ocultado la existencia de ese muchacho de la foto. —¿Por qué lo dices?

El muchacho abrió sus ojos dándole esa mirada de cansancio que en esos momentos lo caracterizaba, apoyando sus manos en el banco donde estaba sentado dijo sin dudar; —... Por qué lo vi, hablé con él. —susurro viendo cómo la chica abría sus ojos de manera exagerada, cayendo en un estado de estupor.

—¿Có-Cómo?

—Fue hace unos días... Se veía como un tipo amable. —volvió a hablar en voz baja. —somos parecidos, hasta cierto punto.

Violet estaba tan confusa en esos momentos sobre pensando en aquellos acaecimientos con la foto y es que le extrañaba aquellas características del chico de la cicatriz, porque hasta donde tenía entendido en su inocente mente, el hijo de los Broflovski era pelinegro. El cómo lo sabía no remontaba hacía mucho, cuando tuvo la oportunidad de preguntarle a su papá Butters con respecto a esa familia tan exótica, a lo que el minuciosamente le contó unas pocas cosas que ya sabía, lo único nuevo que le dejó fue la apariencia física del único hijo de los Broflovski, dando a destacar el hecho de que era pelinegro, no pelirrojo cómo el chico de la foto. —¿No te ha-habrás confundido?

El pelirrojo frunció su ceño viendo a su amiga con irritación. —no podría confundirme con esto.

—Pe-Pero has estado muy ido, qu-

—Suficiente Violet, no me confundí, era él. —tomó su bolso escolar para retirarse de allí, quería hablar de esto con alguien, pero como bien sabía Violet no lo entendería, aunque tampoco es que le diera la oportunidad para entender la situación. No tenía tiempo para explicar aquello, iba a explotar tan pronto.

—¡Espera!, ¿A dónde vas Caín? —la muchacha hizo un ademán de pararse del banco en dónde se encontraba, pero Caín la detuvo poniendo una mano en frente suyo en señal de pare. —... ¿Puedes hacer algo por mí?

—¿Qu-qué?

—Dile a papá que me tengo que quedar hasta tarde, me castigaron. —con desdén la miró, esperando que obedeciera esa petición que sin duda lo haría para obtener su perdón. —ayer rompí mi celular y no tengo cómo decirle.

—... Está bien. —murmuró viendo como el joven pelirrojo se iba a su próxima clase, a la cuál todavía le falta unos cuantos minutos para iniciar pero él ya no quería ver a aquella chica.

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Al terminar sus clases, se fue sigilosamente entre la multitud de estudiantes para que Violet no lo viera salir, porque si lo hacía sería su ruina; este plan no podía fallar, necesitaba respuesta y nadie se las daba, se las tendría que sacar a Kyle de alguna manera. No podía evitar sentirse imbuido en una gran desazón, nunca antes había estado tan confundido y eso lo estresaba de sobremanera.

Sacó su teléfono intacto de su bolsillo divisándolo con cautela por aquella mentira que le había dicho a Violet, se estaba volviendo como su papá hasta cierto punto, estaba dictaminando tantas falacias, primero ocultándole las cosas a su papá y ahora mintiéndole a su "prima" sin compasión, quizás se estaba pasado de los límites.

Suspiró apagando su teléfono, volviendo a guardarlo en su bolsillo dispuesto a buscar la casa de los Broflovski que por lo que tenía entendido, no estaba tan lejana a su escuela y se caracterizaba con un color verde bastante oscuro que se podría confundir por el negro, así que sin más dilaciones se puso a deambular silenciosamente por las calles de aquella parte de la cuidad, viendo casas de todo tipo, pero ninguna se le asemejaba a aquel color que ya conocía.

Paso un buen rato caminando sin rendirse hasta que pudo divisar en lo más profundo de la calle aquella casa que tanto había aclamado, era bastante grande y con un color tan característico que ninguna otra casa tendría, por lo triste que se veía.

Se fue corriendo hasta aquel lugar como pudo, que, al llegar con un evidente cansancio por falta de rendimiento físico, buscó recomponerse de manera rauda y que cuando lo logró, toco el timbre un poco nervioso. Esperaba que hubiera alguien en esa casa, porque se veía terriblemente desolada, y él sabía que no tendría otra oportunidad además de esta.

Espero un rato, volviendo a tocar y casi que inmediatamente la puerta fue abierta por nada más y nada menos que su aparente padre, con esos ojos esmeraldas tan profundos mostrando una clara confusión en su rostro al ver a aquel joven en la puerta de su casa. —¿Bubbala?, ¿Qué haces aquí?




Palabras: 1170
Fecha: 22/04/2023.
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©Joinju

CICATRICES | Kyman | South park.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora