Capítulo 2.

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Después de haber llamado a su esposo, Kenny había llegado lo más rápido posible a la casa perteneciente a la familia de los Cartman, tocando la puerta un tanto fuerte para que Caín pudiera escuchar de su llegada.

La puerta fue abierta por un muchacho de rizos pelirrojos que aparentaba unos 16 años, con un rostro que, aunque tratara de ocultar, se le escurría la preocupación de sus facciones. -¡Tío!, ven rápido, está por aquí. -el rubio lo siguió obediente, adentrándose en la casa para encontrarse con un Eric tumbado en el suelo, completamente hundido en su desmayo. Al alzar la vista pudo divisar el televisor encendido, ubicado en el canal de las noticias; ya comprendía el hecho de que el castaño se encontrará en esa posición; lo más probable siendo, que esa inesperada noticia haya pasado por aquel televisor. Eric efectivamente lo vio y se desmayó por el hecho.

Sin más dilación, le indico a su sobrino que con cuidado lo ayudará a levantar al gordito para dejarlo recostado en aquel sillón, cosa que con mucho esfuerzo lograron. Definitivamente, Cartman debía de bajar siquiera unos cuantos kilitos, porque en estas situaciones era complicado movilizarlo. -Caín, ¿Me puedes buscar un poco de alcohol y unas aspirinas?, es para despertar a tu papá. -el muchacho simplemente asintió yendo a buscar las cosas que McCormick le había pedido.

Kenny mientras tanto, se puso a ojear en su celular la lista de contactos buscando el número de su hija para llamarla, y darle las instrucciones debidas. -Papi y yo llegaremos un poco tarde, así que cuando salgas de clases, ve directo a casa con cuidado.

-Uh, está bien, papá. ¿Sucede algo malo? -escucho la pregunta de aquella adolescente de rubios cabellos claros y ojos violetas, que se encontraba al otro lado de la línea.

-La verdad es que si, sin embargo, no te preocupes por eso, Violet. Cuando lleguemos a casa Butters y yo te explicaremos lo que sucede. -dijo con un tono bastante calmado para transmitirle seguridad a su hija. -así que tranquila, te amo.

-Yo también te amo. -con esto terminó por cortar la llamada. Justamente cuando llegó su sobrino con las cosas que había demandado.

-... Papá estará bien, ¿Verdad? -su voz se escuchaba bastante grave por las emociones de preocupación que estaba experimentando en esos momentos; con ese ceño fruncido que lo solía caracterizar, tan jodidamente parecido al malnacido de Broflovski.

Caín era un buen muchacho, a pesar del origen de su concepción y el hecho de que alguien como Eric Cartman lo hubiera criado, sabiendo los ideales tan retorcidos de ese hombre. Supo criar bastante bien a su hijo, solo. El pobre castaño no tuvo la ayuda necesaria, no sabía como tener a un bebé y sin embargo lo logro, con la ausencia de Liane, con tantos traumas en su mente. Si pudo con eso, y eso Kenny realmente lo admiraba.

A pesar de las adversidades, tuvo a su pequeño gordito con flamantes rizos rojos, siendo su piel pálida con la de su papá gordinflón, pero con el rostro repleto de pequeñas pequitas, que mayormente se acentuaban alrededor de aquellos hermosos ojos esmeraldas. Con un genio realmente horrido, y tendiendo a vanagloriarse en exceso que, sin embargo compensaba con una extraña amabilidad, buscando cosas a su beneficio cabe aclarar, y ese tan inmenso amor que le profesaba a su papá Eric, buscando protegerlo de todo a toda costa.

Era realmente parecido a Kyle, esos genes pelirrojos sin duda eran fuertes, pero no tenía esa jodida aura tan perturbadora que Kenny solía recordar en su adolescencia. De aquel muchacho con esa hórrida cicatriz en su rostro. Era tan grande que rodeaba por completo la boca de Broflovski dándole una apariencia espeluznante, a pesar de que era un chico bastante atractivo.

Caín no sabe de la existencia de su padre y raramente ha preguntando sobre el porque de la ausencia de este, viendo que claramente sus genes mayoritarios no eran del papá que estaba a su cuidado, eso un alivio por una parte y por otra se volvía un problema bastante complicado, porque ese chico era jodidamente inteligente y fácilmente podría deducir todos aquellos pecados que sus padres habían cometido.

-Si, lo estará... Ven, vamos a despertarlo. -el rubio cenizo tomó la botella de alcohol, la abrió. Y posicionándola en un sentido en el que el castaño pudiera oler el amargo aroma que lo haría despertar. -olvide el vaso con agua, ¿Podrías traer uno?

El joven se retiró, y segundo después los ojos sosegados de Cartman empezaron a abrirse lentamente, notando con extrañeza su alrededor, enfocando a su rubio amigo de infancia con dificultad. Sé sentía tan mareado, recordando con letargo por qué se había desmayado. -¿Qu-

-Aquí está. -llegó aquel de pelirrojo cabello con esos ojos esmeralda llenos de alegría y alivio. Se acercó a él con un vaso de agua en la mano y una linda sonrisa... Lo recordaba tan bien. Oh no, no, no.

Cuando el joven busco rodearlo con sus brazos, el castaño no se dejó tocar. Se apartó de manera bastante brusca, dando aletazos con sus brazos, tumbando así el vaso de agua que Caín tenía en sus manos, buscando alejarlo. -¡Aléjate de mí, Broflovski! -gritó con todas sus fuerzas, al compás del sonido proporcionado por el cristal del vaso chocando con el piso, partiéndolo inmediatamente. Cartman solo se refugió en sí mismo con su respiración errática, colocando sus manos de manera defensiva, protegiendo su cuerpo. Aparentó sus ojos con convicción, sin embargo, no pudiendo evitar dejar salir algunas lágrimas de miedo retenido en ese momento. No podía estar pasando, no podía ser él de nuevo, no quería que se acercará. Estaba tan asustado.

Kenny y Caín no cabían en el asombro ante lo que estaban presenciando, porque era realmente extraño ver a Eric Theodore Cartman comportándose como una verdadera víctima de una cruel agresión, sin embargo, McCormick entendía el porqué de aquel miedo tan insólito. Se acercó con cautela al gordito, bajando los brazos contrarios con delicadeza. Tapando la figura del joven con ojos esmeraldas. -Eric, respira lentamente. -murmuró tratando de relajar al otro; tomando sus manos y colocándolas en su cabeza. -respira, siente tu cuerpo; primero cabeza... Rodillas, muslos y cadera. -repitió la actividad sensorial de siempre, aquella que les había enseñado el mismo Cartman. La aprendió de una triste canción cuando estaba pasando por los peores momentos, en donde la ansiedad lo consumía y el buscaba métodos para calmarse, porque simplemente no consumiría pastillas.

La actividad consistía en qué si no podías controlar tu respiración, desviaras la atención hacia ciertas zonas de tu cuerpo tocándolas, haciéndote caer en cuenta de que estás aquí, vivo y en control. Al desviar la atención de los pensamientos, tu respiración se volvía a su estado neutral brindando la calma a tu organismo.

Al parecer funcionó bastante bien, porque el gordito pudo respirar profundamente, calmándose al instante. Abrió sus ojos encontrándose con los violetas de su amigo. -... Es Caín, tu bebé. Kyle no está aquí, no está. -susurro aclarándole a Eric como si de un secreto nacional se tratará; realmente era algo parecido. Sin embargo, ese susurro no se le escapó al joven pecoso, el cual se sorprendió aún más al ver el rostro de alivio de su papá. Casi inmediatamente recuperó su compostura por la seguridad que su tío le brindaba, diciéndole que aquel nombre no se encontraba en ese lugar. Le parecía tan extraño y fuera de lugar, y sumándole ese apellido con el que lo llamó... Solo había una familia Broflovski en todo el pueblo, pero eran sumamente raros, nunca había tenido una interacción visual con ellos o de siquiera su casa.

¿Kyle... Broflovski?, ¿Quién es él?

Palabras: 1254.
Fecha: 03/04/2023.
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©Joinju

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