Capítulo 3: el instituto

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Baby, let's keep it secret

A little bit scandalous

But, baby, don't let them see it

A little less conversation and a little more touch my body

- Ariana Grande | Into you

Con un fin de semana de por medio, toda la situación se alivianó. No dejó que su mente la torture más con la pregunta: «¿qué demonios he hecho?» y claro que tampoco se cuestionó el hecho de que, en su interior, no se arrepentía de absolutamente nada. Simplemente se permitió disfrutar el fin de semana, de disfrutar su cumpleaños, y del silencio por parte del chico. Lo habían hecho, pero no habían intercambiado números. 

Y eso no le molestaba en absoluto, porque significaba que se evitaba mensajes insoportables del hombre, porque, al final del día - o al inicio, mejor dicho - Thomas seguía siendo ese tipo asquerosamente rico y arrogante que odiaba. Y ella seguía siendo la chica con la que él había tenido sexo, - uno muy bueno, aunque no lo dijera en voz alta - pero mandona, irritante, y odiable. Con un cuerpo maravilloso, pero detestable.

Detestable ella, no su cuerpo.

Ya te entendimos, Thomas.

Inez llegó, como todas las mañanas, dispuesta a dar clases. Conducir hasta su trabajo no implicó una molestia, porque venía escuchando su música favorita, y llevaba un café a su lado. Además, tendría clases con uno de sus grupos favoritos, y no tendría que enseñar a los niños más pequeños, así que no tendría que fingir una extrema felicidad por ningún motivo en específico. Aparentaba ser un buen día, aunque su cuello había dolido demasiado por la mañana, y no podía permitirse tomar una de esas pastillas que la dejaban medio dormida. Lo único que podía hacer era alivianar el dolor de su cuerpo, dejando de maltratarlo. Por eso, dejaría algunas de sus cosas en la sala común para profesores.

Como si la juerga del fin de semana no hubiera existido, porque ahí el dolor de cuello no existía, ¿no?

Aceptaría eso, solamente porque tenía razón.

Llegó a la sala mientras tomaba un par de tragos, de apuro, para poder tirar el vaso en el bote de la basura. Abandonó las cosas en una de las mesas, mientras ponía su cartera sobre una de las sillas, y se agachaba ligeramente para buscar su laptop, un par de cuadernos, y unas fibras para escribir. Lo único que usaría para su primera clase.

Cuando Tom ingresó a la sala de profesores, lo recibió una imagen bastante agradable, a decir verdad. Todo el torso de la mujer descansado hacia delante, dejandole ver un encantador ángulo de su trasero. Ella no notaba lo que estaba haciendo, sino que estaba muy concentrada buscando cosas en su bolso, mientras movía las piernas de un lado a otro, descansando su peso. ¡Vamos! ¿en serio? no podía ser real. Tom prefirió hablar, antes de quedar como un creepy observador de traseros.

─¡Buenos días a tí también! ─ le dijo mientras pasaba por al lado de la chica, como si no la hubiese estado mirando antes. Ella se sonrojó al oír la voz de él, no supo si fue por bronca o por rabia. Levantó la vista mientras terminaba de sacar su laptop del bolso, y lo colocaba sobre la mesa. ¿dónde había dejado su estúpida fibra negra? ─ Te iba a traer un café, pero no supe si era demasiado abrasivo ─ mencionó mientras dejaba su mochila en otro escritorio, y comenzaba a sacar algunas cosas de ésta, de una forma más fácil y rápida que la chica. Lo detestó. Ella no respondía, y eso hizo que él sintiera más curiosidad, siguió hablando. Algo tenía que decir que la hiciera hablar, solo no se estaba esforzando lo suficiente... ─¿Así que me aplicas la ley del hielo ahora? No creí que fueras así... me rompes el corazón ─ le dijo ─ No creí que fueras de las que ghostean luego de tener sexo, Ini. 

Something There | Tom HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora