🔺8. LA PROTECCIÓN EN SUS BRAZOS🔻

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―No... ―susurro y niego con la cabeza.

Alex se queda en silencio al igual que yo, sin saber qué hacer o qué decir, doy media vuelta y me dirijo a la salida de su habitación, sin embargo, recuerdo que la última vez que lo rechace, todo cambio para mal; Alex me dejo de hablar, él cambió conmigo y... ¿Si lo vuelve a hacer? He avanzado mucho para que lleguemos hasta donde ahora nos encontramos, no puedo permitir que retrocedamos más.

Entre todos mis pensamientos, escojo la mejor opción: volver a Alex y besarlo yo misma.

Pongo mis manos sobre su pecho y dejo que él las ponga sobre mi cintura. Beso sus labios y él me devuelve el beso, sus labios son tan suaves y carnosos, son dulces y deliciosos. No sé en qué estoy pensando, pero disfruto cuando él intensifica nuestro beso y retrocede conmigo hasta que tocamos la cama y nos acostamos sobre ella. Alex me besa con tal deseo e impulso que se roba mi aliento, siento su mano meterse por dentro de mi blusa y ascender por mi abdomen, es ahí cuando reacciono, pero antes de volverlo a empujar, alguien entra a la habitación y nos interrumpe.

―¡Edén! ―la voz alterada de mi madrina provoca que Alex y yo nos levantemos de prisa de la cama.

Alex está a punto de explicarle a su madre, pero se detiene al ver que ella está llorando.

―¿Mamá?

―Casey... ―escuchar la voz quebrada de mi madrina, susurrar el nombre de mi madre, me oprime el corazón.

―¿Qué pasa con ella? ―pregunto dando un paso al frente.

―Hubo un atentado en el hospital, una bomba...

―¿Mi mamá está bien? ―pregunto alterándome y con el corazón queriendo salir de mi pecho.

―No lo sé, la trasladaron de emergencia y... ¡Vamos para allá!

Hanna sale y yo también salgo corriendo, todos nos subimos a la camioneta de mi padrino y mientras él conduce, no puedo evitar llorar y quebrarme en pedazos.

―Estará bien, todo estará bien ―susurra Alex abrazándome con fuerza. Yo me aferro a sus brazos y me desahogo con él.

En estos instantes no me importa que esté abrazando a un asesino, porque, aunque me duela admitirlo, me siento protegida en sus brazos.

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Llegamos al hospital y de inmediato, preguntamos por mi madre. La recepcionista nos atiende y nos indica que Casey está en el tercer piso, así que, rápidamente, nos dirigimos hasta ahí y me encuentro con mi padre sentado en la sala y con la mirada en el suelo.

―¡Papá! ―me dirijo hasta a él y lo abrazo con la misma fuerza que él lo hace―. ¿Mamá?

―Estará bien ―dice y sonríe débilmente para animarme. Puedo ver que sus ojos están rojos, seguramente al igual que yo, él estuvo llorando.

Me siento a su lado y mientras que juntos esperamos a que el doctor salga al pasillo y nos comunique el estado de salud de mi madre, todos nos preocupamos al no saber nada de ella. Alex, sentado a mi lado, me acaricia la espalda y trata de darme consuelo. Veo como en el pasillo aparece Halsey, la otra mejor amiga de mi madre, y tras de ella, aparecen sus dos hijas; Vicky y Lucy.

Me levanto de inmediato y corro a abrazarlas a ambas, mis mejores amigas me consuelan y de igual manera, me aprietan entre sus brazos.

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Todos permanecemos en silencio, entre lágrimas, miedo y oraciones. Veo como Hanna y Halsey, amigas de mi madre, se abrazan y consuelan la una a la otra. Veo como mi padrino habla por teléfono, seguramente haciendo su trabajo e investigando lo que realmente ocurrió en el hospital de mi madre.

REINA OSCURA ¿Dónde te escondes? ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora