🔺32. ADIÓS Y HASTA NUNCA 🔻

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Paciente especial

El reloj colgado encima de la puerta de mi habitación marcaba ya las cinco de la tarde, hora de recibir al médico para que me hiciera un chequeo habitual y general. Mi vista dejó de posarse en el reloj y prefirió observar el jardín a través de la ventana abarrotada. Este lugar, a pesar de que no lucía un psiquiátrico, era tan deprimente como uno. El silencio de la tarde era tan normal como los cantos de las aves por las mañanas. Veía como los pacientes, mis compañeros, esperaban sentados sobre las bancas a sus familiares o amigos, lo que ellos no sabían, era que hoy ellos no vendrían, sino sus médicos. Cada uno tenía asignado a un médico personal, algo justo considerando que la clínica en la que me encontraba era la más privada y cara de todo el país. En este lugar había personas que algún día fueron famosas, personas que en algún momento de su vida fueron poderosas y ricas, incluso, personas que estaban encerradas en contra de su voluntad... Cada una de ellas tenía una historia diferente, sin embargo, todas coincidían en algo, y es que, ninguno de nosotros estaba cuerdo.

Quizás yo ya me encontraba mejor que el resto, ya no tenía depresión, ataques de pánico, ansiedad ni ganas de suicidarme, pero no quería salir de aquí. Mi vida afuera de este lugar no tenía sentido, todas las personas que amaba ya no estaban con vida, las personas que apreciaba ya eran felices y no quería arruinarles la felicidad con mi presencia. Así que prefería estar aquí, encerrada, observada y protegida... protegida del infierno que pronto se desataría allá afuera.

El ruido de la puerta, abrirse, detuvo mis pensamientos y desenlazo a otros...

La enfermera estaba acompañada de una persona vestida de médico, pero, esa persona no era mi médico.

―Buenas tardes, estaré afuera por cualquier cosa ―dijo mi enfermera con su sonrisa habitual.

Después de alejarse y cerrar la puerta, comprendí a qué se debía su visita tan inesperada.

― ¿Tuviste que sobornar a mi médico para que vinieras tú en su lugar? ¿No es así? ―le pregunté y, a cambio, recibí su sonrisa como respuesta.

―Me conoces tan bien ―dijo con una sonrisa y se acercó a mí de manera amenazante.

― ¿Qué haces aquí? ―pregunte sin siquiera moverme de mi posición. No quería que viera debilidad en mí.

―Me enteré de que andas de lengua suelta ―susurro viéndome con fijeza―. Le dijiste a Edén que buscará a Marco y ahora, él está muerto.

Mi mandíbula se tensa al saber que ya sabe la verdad... Edén me obedeció, confió en mí y fue por respuestas, solo espero que las haya conseguido con Marco, el mejor amigo de la persona que tengo frente a mí.

―Edén es inteligente, heredo esa inteligencia y fortaleza de sus padres. No me sorprende que haya dado con Marco.

El sonido de su sonrisa aborda toda la habitación.

―No soy una persona estúpida, sé perfectamente que tú le dijiste en dónde encontrarlo. Los escuché, Alex y Edén hablaron sobre eso y te nombraron a ti,

Su sonrisa y determinación hacen que mi piel se erice y tiemble. Así que, yo no soy la única que se encuentra vigilada las 24 horas del día...

―No dije nada más ni tampoco diré nada, te lo prometo ―digo viendo sus ojos molestos.

―Lo sé y aseguro que será así... tú ya no dirás nada.

Mi corazón comienza a latir desenfrenadamente cuando veo como saca una navaja de su bata blanca. Da pasos al frente y yo retrocedo negando con la cabeza, estoy a punto de gritar por ayuda, pero su mano cubre mi boca al mismo tiempo que entierra la navaja en mi estómago y sonríe con satisfacción.

REINA OSCURA ¿Dónde te escondes? ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora