🔺65. EL JUEGO DE LA MUERTE🔻

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Alex

Detengo el auto frente a la mansión de Edén. Alfredo y yo bajamos de inmediato y corremos al interior de la casa, en la sala nos encontramos a Regina sentada sobre el sillón, ella sujeta una bolsa de hielo contra su frente, puedo ver que Casey la atiende.

― ¿¡Qué pasó!? ―digo necesitando detalles del acontecimiento.

Alfredo se acerca a su hermana y observa su estado. Regina se ve bien, con excepción de su frente inflamada.

―Todo fue muy rápido ―susurra con lágrimas en los ojos―. Las tres estábamos caminando por la carretera, cuando, de pronto, una camioneta negra nos interceptó y de ella bajaron dos hombres... intentamos correr, pero estábamos acorraladas y, se las llevaron ―dice limpiándose las mejillas―. Quise ayudarlas, pero me golpearon.

― ¿Viste quién se las llevo? ―pregunto poniéndome de rodillas frente a ella.

Regina me observa mientras asiente lentamente con la cabeza.

―Los hombres que se las llevaron, no los había visto antes, pero la persona que conducía aquella camioneta, era él... Rafael.

Aprieto mis manos en puño, yo sabía que era él...

El timbre de la mansión suena y un minuto después, entra Halsey y su esposo, ambos preocupados por sus hijas.

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Edén

Mis sentidos se ponen en alerta al escuchar sus tacones resonar por el lugar. No sé cuánto tiempo haya pasado desde que me dejo aquí sola. No he podido moverme, hablar, pensar con claridad, ni siquiera dormir en este lugar. El olor de este sitio es insoportable, la oscuridad es inmensa cuando la única fuente de luz que tengo frente a mí, se apaga.

Veo a Rosio salir desde las sombras, ella ya viste diferente, usa unos pantalones deportivos negros y una blusa blanca. Sin embargo, sus tacones siguen siendo los mismos.

Sin desviar mi vista de ella, le digo que quiero ir al baño, Rosio frunce las cejas sin entenderme y se acerca a quitarme el paliacate.

―Necesito ir al baño ―digo con molestia en la voz.

―Ah, descuida, ya venía a liberarte ―dice tranquilamente.

Frunzo las cejas sin comprenderla, pero cuando veo que me desata los nudos que aprietan mis pies y mis manos, pienso en un plan instantáneo para dejarla inconsciente y salir de aquí.

― ¡Listo! ―termina de deshacerse de los nudos y yo me levanto de la silla con un poco de dificultad.

Estar sentada y permanecer en esa posición durante varias horas, hicieron que mi cuerpo se tensara. La veo frente a mí, ambas estamos de pie, pienso en lanzarme contra ella, pero veo que viene armada, su pistola se asoma de los bolsillos de su pantalón.

―Listo Edén, puedes salir de este cuarto ―dice sonriente, pero yo no cambio mi expresión de confusión.

Que, ¿ya puedo salir? Esto debe de ser una trampa, hace tan solo unas cuantas horas que ella me apuntó con la pistola decidida a matarme...

―Corre ―susurra, y sin entender por completo, camino hacia atrás y doy media vuelta para salir corriendo de ahí.

Conforme corro por el inmenso cuarto, voy detentando una luz en el fondo, seguro se trata de la salida. Salgo del cuarto y lo primero que veo, es sangre derramada por todo el lugar...

¿Qué...?

Veo que Rafael aparece a unos metros de distancia, él no tiene ni un arma en las manos. Sin detenerme más tiempo en ese lugar, giro hacia la derecha y corro lejos de sus presencias. Corro y conforme lo hago, voy encontrando más sangre pintando el suelo de cemento. El miedo recorre mi cuerpo, la angustia y preocupación no me dejan pensar, además, ese olor desagradable se hace más fuerte con cada paso que doy.

REINA OSCURA ¿Dónde te escondes? ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora