REINA OSCURA ¿Dónde te escondes? ✔️

🔺68. TENEMOS QUE MATARLOS🔻

Lucy...

Mi mejor amiga, mi compañera, mi familia... ella no podía estar muerta, ella no.

Sollozo sin poderlo evitar, sostengo a Vicky contra mi pecho sin dejarla ir. Ella, al igual que yo, llora sufriendo desde lo más profundo de su corazón.

No puedo borrarme de la cabeza a Rosio apuntándola con el arma... después entramos al confinamiento y un disparo hueco y fuerte fue lo último que escuchamos antes de correr y escondernos en este cuarto.

Yo lloraba, Vicky también lo hacía, no había necesidad de ver lo que había pasado para saber qué es lo que había ocurrido... Rosio, esa maldita, le había disparado a Lucy. No puedo controlar mi llanto, cubro mi boca, e incluso, muerdo con fuerza mi mano para no emitir sollozos y que ese par de asesinos nos localicen.

Ahora solo quería llorar, quería desahogarme y llenarme de valor para ir a destruir a Rosio y a Rafael, los quería ver sufrir, los quería ver pagar, los quería matar...

―Lucy ―Vicky solloza, mientras que yo trato de consolarla, pero, ¿cómo consolar a alguien cuando ni siquiera yo misma puedo conmigo?

Lucy, mi heroína valiente... ella es otra víctima más de esta maldita venganza, una venganza que no conocíamos, una venganza que no merecíamos pagar.

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Alex

Escucho con atención las palabras de la agente Gil, ella nos informa que aún no tienen pistas acerca del paradero de Edén ni de las chicas. Los oficiales encontraron el auto con las placas que Regina les dio, pues ella vio cuando se llevaron a Lucy y a Vicky. Sin embargo, el auto que encontraron estaba abandonado en medio del bosque, incendiándose con dos hombres adentro, ninguno de esos hombres era Rafael, tal parece indicar que eran sus cómplices. Rafael decidido matarlos para no dejar testigos.

Él era un completo maldito.

Me agarro la cabeza con desesperación al no saber nada. La madre de Edén se encuentra en su habitación mientras que mi madre la cuida, ya que, hace unos minutos, Casey se desmayó. Halsey llora en el pecho de su marido, todos estamos desbastados sin saber nada de ellas.

Mi padre en estos momentos tiene un juicio para determinar si es liberado o encerrado en prisión, ni mi madre ni yo fuimos a acompañarlo, él nos pidió que nos quedáramos en casa y continuáramos con la búsqueda.

La desesperación e impotencia no terminan en nada bueno, así que en contra de las palabras de Regina, me levanto del sofá, decidido a salir y buscar cualquier información que pueda sobre la ubicación de las chicas.

― ¿A dónde vas? ―me detiene Alfredo.

―A buscarlas ―susurro con cansancio. Él, a diferencia de su hermana, me apoya.

―Iré contigo, tenemos que encontrar a Lucy y a las demás―susurra con voz triste.

Ahora Alfredo siente lo mismo que yo, él también busca con desesperación a la chica de su vida.

―Vamos...

El sonido de mi celular me detiene, se trata de una llamada.

― ¿Número desconocido? ―dice mi primo al leer la pantalla.

Veo a mi alrededor y todos me observan en espera de que conteste, los policías y agentes se preparan para rastrear la llamada. Los padres de Edén, Lucy y Vicky se acercan a mí. Paúl y Regina me observan con intriga, sin más, respondo y escucho su voz.

―Alex...

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