REINA OSCURA ¿Dónde te escondes? ✔️

🔺7. EMPECEMOS DE NUEVO🔻

NOTA: Para una mejor experiencia durante la lectura, a continuación les dejo la canción que queda con el baile de bachata entre nuestros protagonistas.

¡DISFRUTA DE LA LECTURA! 

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¡Soy una estúpida!

¡Tonta!

¡Boba!

¿Cómo se me ocurre ponerme así con un cuerpo lindo?

No puedo permitir que él me vea frágil cuando trata de coquetearme.

Me insulto y me regaño una y otra vez mientras lo espero afuera del instituto.

—¿Lista? —me sobresalto al escucharlo tras de mí.

—Sí, lista —sonrío y veo que en sus manos lleva dos cascos de motocicleta.

—Estaba pensando que sería buena idea ir a una cafetería y ayudarte con los ensayos ahí, ¿tú qué dices? —propone mirándome a los ojos.

—¿Ahora?

—¡Claro! —sonríe y me entrega un casco—. Vamos, no tengas miedo.

Asiento con la cabeza y lo acompaño hasta llegar a una moto color roja, ahora sé que el rojo es su color favorito.

Espero a que él se suba primero y después, me subo yo. Trato de buscar con qué sujetarme en la parte trasera de la moto, pero, para mi desgracia, no hay nada. Alex se da cuenta de ello y entonces busca mis manos con las suyas y hace que lo abrace del torso.

—¿Has andado en moto antes? —pregunta volteando ligeramente hacia mí.

—Sí —trato de decir con seguridad, porque en realidad, la primera y última vez que me subí en una, fue hace dos años, cuando el entonces novio de Vicky nos llevó de compras a ella y a mí. Mi experiencia fue fatal, sentía que alguna de nosotras dos caería y moriría al instante...

—Bien, entonces sujétate fuerte —dice comenzando a encenderla.

—¡Espera! ¿No es peligroso? Recién acaba de llover ¿No está resbaloso el asfalto?...

—¡Tranquila, Edén! —dice y comienza a reír—. Es más peligroso cuando comienza a llover, además, por cualquier cosa llevas el casco puesto —dice y ríe sin mí.

—No es gracioso —digo entre asustada y molesta.

—Tu tranquila, conduciré despacio y cuidaré de ti —dice y procede a manejar, mientras que yo aprieto el agarre sobre su torso y escondo mi cara tras su espalda.

Abrazarlo y aferrarme a él, como si mi vida dependiera de ello, no era parte del plan...

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Al llegar a la cafetería, mis pies me temblaban y el frío se apoderaba de mí, eso era tan obvio que Alex se burló de mí y me dio su chaqueta. Ambos pedimos nuestros cafés y mientras esperábamos, Alex me ayudo con los ensayos.

Era tan inteligente que tan solo en media hora terminamos lo que yo no logre en todo el día. Alex conversaba sobre su día y lo que había pasado en el instituto en mi ausencia, gracias a él, me enteré de que el ex profesor de literatura tuvo que irse por cuestiones de salud y que en su lugar llego el actual, Mauro.