Después de escuchar las cosas que me dijo la doctora Amanda, no puedo solo creer que puedo manejarlo. Mi hijo es más importante que cualquier cosa y aun cuando el dinero que he ahorrado solo me puede alcanzar para los gastos médicos y quizás un par de meses de renta después de haber dado a luz, lo mejor que puedo hacer ahora es acatar las recomendaciones y velar por que mi embarazo finalice de la mejor manera.
Me pongo de pie y camino hasta la ventana de mi habitación, cierro los ojos por un segundo ante de tomar una respiración profunda y dar media vuelta para iniciar a empacar mis cosas. Después de que tenga todo listo, hablare con Jonás y llamare a Patricia para comentarle lo que sucede. Empaco una a una mis pertenecías en una maleta color rojo que compre hace un para de meses para poder guardar las cosas que he comprado para mi pequeño ángel. Detengo mis movimientos al ver la cazadora de plumas que Jonás me presto hace poco mas de un mes cuando nos encontramos en la plaza del pueblo. Observo la chaqueta por unos minutos antes de doblarla y dejarla a aun lado.
— Creo que llego el momento— digo tomando la cazadora.
Salgo de mi habitación con dirección a la casa grande, hace tres días fui al pueblo y recibí noticias preocupantes, y por este tiempo he estado pensando en que debería hacer y he decidido que lo mejor para todos ahora es que me marche. Irme es una decisión que he tomado teniendo en cuenta todo lo que ha estado pasando, esta primera semana de enero ha sido muy molesta para mí y según lo dijo la doctora, debería estar tranquilo, en reposo y evitando situaciones que me ponen en un estado no optimo para una persona con un embarazo de alto riesgo como el mío.
Mi determinación se debilita al llegar al pórtico de la casa grande, respiro profundo antes de seguir caminando hasta estar frente a la puerta. Llamo dando dos toques leves, después de ver la actitud que el señor de la casa ha tomado hacia mí, he evitado venir aquí por todos los medios y cuando lo hago, siempre decido llamar primero o en su defecto esperar que se encuentre fuera para poder realizar mis deberes sin sentirme incomodo o molestarlo. La puesta se abre dejándome ver a Jonás quien al parecer no tiene mucho tiempo de haber salido de la ducha, ya que aun lleva su cabello húmedo.
— Hoy no es necesario que limpies— dice sin darme la oportunidad de saludar.
— No he venido por eso— digo con algo de nervios.
— Si necesitas algo pue...—
Sus palabras se detienen al ver la cazadora en mis manos, su mirada viaja de la prenda en mis manos hacia mi rostro y nuevamente hacia la prenda. Reúno el valor que necesito y extiendo la prenda hacia su dueño.
— La otra vez no le agradecí por prestármela— digo aun esperando que tome la prenda.
— Puedes quedártela, han dicho que este año el invierno será feroz— niego moviendo mi cabeza.
— No es necesario— digo dejando la prenda en una pequeña mesa que se encuentra justo al lado de la puerta donde suele dejar sus llaves— si me permite me gustaría hablar con usted sobre algo importante— comento.
Nunca he sido una persona que se vaya por las ramas, siempre he enfrentado mis problemas de frente y sin miedo y creo que he dejado que esta situación se alargue lo suficiente y habiendo tomado la decisión de marcharme antes de tiempo, creo que es justo que trate de dejar las cosas en su lugar y resolviendo cada duda o problemática que haya causado sin darme cuenta.
— La verdad en este momento voy de salida ¿Podríamos hablar después? — respiro profundo al escuchar que nuevamente me evita.
— Lo siento señor Everett, pero es importante— lo miro con determinación.

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My Little Hope
RomanceDaniel Brasser un chico huérfano quien después de una salida con sus dos amigos, despierta en una habitación con otras personas completamente desnudo. Daniel pensó cualquier cosa, menos que solo dos semanas después su vida daría un giro de 180 grado...