La casa del granjero

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Ver el camino que recorre el auto de la doctora Amanda, me hace sentir extremadamente nervioso. Lo he pensado durante una semana completa, y siempre llego a la misma conclusión ¿Qué derecho tengo de regresar? ¿Cómo ver a la persona mas amable que he conocido después de que su ex me dijera que le gusto? ¿Cómo debería actuar de ahora en adelante? Tengo tantas cosas en mi cabeza, el hecho que Jonás ahora sepa sobre mi condición, me hace sentir mucho más temeroso que antes, no se que pensara, no se que estoy haciendo o por que las cosas resultaron así y me es difícil aceptarlo e incluso me cuesta respirar.

Suelto un suspiro sin poder hacer nada, la decisión fue tomada incluso antes de que yo pudiera decir algo y ahora me encuentro de camino a la casa del hombre que me hace sentir tan nervioso que en ocasiones quiero correr tan lejos como pueda.

Miro a mi acompañante cuando entra en el rancho Everett bajando la velocidad, para evitar la fuerte vibración del camino empedrado. El auto se detiene en la entrada de la casa principal, del cual un segundo después sale el dueño del lugar seguido de Emma y Steve quien corre directamente al auto.

— Mi niño— dice abriendo la puerta para mí— que bueno que estés de regreso— una gran sonrisa se dibuja en su rostro.

— Parece que no tuve opción— respondo igual con una sonrisa.

— Vamos ten cuidado— dice extendiendo su mano— Jonás me lo conto, espero poder ayudarte— dice en voz baja.

— Yo...—

— No tienes que preocuparte por nada— la voz del rubio me interrumpe— no tienes que esconderte aquí— dice y sonríe.

— Gracias— inclino la cabeza un poco.

— Ven — se acerca y toma mi mochila— ¿Estas cansado? Las vacas suelen bajar su actividad cuando están en las ultimas semanas— frunzo el ceño al escuchar lo que dice.

— ¡Oye! ¿A quien llamas vaca? Imbécil. — Amanda ataca rápidamente.

— Yo...—

— Hay cosas que no cambian— digo pasando a su lado.

Camino hacia la cabaña del comedor sintiéndome molesto, pero al mismo tiempo algo divertido al ver la expresión de Jonás. En el momento que estoy por entrar en la cabaña, soy tomado por uno de mis brazos. Miro a la persona que me impide entrar a la cabaña. Jonás me mira a los ojos de manera que me hace sentir que he hecho algo mal.

— ¿Qué crees que haces? — pregunta levantando una de sus cejas.

— Yendo a mi habitación— respondo.

— Aquí no es tu lugar— dice con seriedad.

— ¿Disculpa? — frunzo el ceño.

— Tu vivirás allí— dice señalando la casa grande— justo en la habitación junto a la mía, o... ¿Prefieres pasar directamente a mi habitación? — desvío la mirada sintiendo mi rostro arder.

Sin permitirme decir nada, soy guiado de regreso hasta la gran casa pintada de blanco, el dueño del lugar abre la puerta para mi permitiéndome entrar primo. Muerdo mi labio inferior sintiéndome un poco nervioso y apenado al ver a Amanda, sentada en la sala de visitas y a Steve esperar con mi equipaje al pie de la escalera. Parece que todos sabían que vendría a este lugar excepto yo.

— Te vez molesto— escucho un susurro muy cerca de mi oreja.

— Me siento raro— respondo cubriendo mi vientre inconscientemente.

— No hagas eso, te lo dije, no tienes que ocultarte más— bajo la mirada al escucharlo.

Jonás

My Little HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora