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Desde que hui de la ultima casa hogar en la que fui recluido, he estado valiéndome por mí mismo y luchando a diario por sobrevivir. Después de huir de aquellas personas horribles y de corazón podrido, me establecí en un pequeño pueblo en el que no hicieron muchas preguntas. En ese lugar, pude trabajar a escondidas en una vieja y descuidada tienda que era atendida por una anciana, la cual me permitió ayudarla a cambio de una pequeña y vieja habitación y un poco de comida. Luego de pasa dos años en ese lugar sin relacionarme con nadie más de lo necesario, decidí moverme hacia una gran ciudad con los pocos ahorros que logré guardar. No paso mucho tiempo antes de iniciar a trabajar en una pequeña librería, lugar de donde obtuve un gran amor por la lectura y sobre todo por la cocina, podía pasar horas leyendo las diferentes recetas, que aun cuando no podía recrearlas por la falta de recurso, había unas que si lo hacía. De aquella pequeña librería, hui cuando el hermano de la dueña, intento sobrepasarse conmigo, como ya lo había intento otros a lo largo de mi vida. Después pasé de lugar en lugar hasta llegar al cutre y abusivo restaurante en el que conocí a las dos únicas personas en las que decidí confiar. Patricia y Jake, ambos eran trabajadores del lugar quienes se acercaron a mi de tantas formas, que al final no pude seguir evitándolos y nos hicimos amigos cercanos.

En mi niñez, pase por diecisiete casas hogares, intentaron abusarme quince veces y solo uno lo logro y el gran dolor, aparte de ser abusado, se multiplico por mil, al saber que fue una de las personas en las que mas he confiado en mi vida, alguien que aun cuando no lo dijera, pensé me protegería si alguien intentara aprovecharse de mí, pero fue quien termino asaltando mi cuerpo.

— Llevas mucho tiempo con la mirada perdida ¿En qué piensas? — levanto la mirada encontrándome con un hombre rubio, musculoso y alto frente a mí.

— En el pasado— respondo dando una mirada a mi pequeño hijo dormida en el moisés a mi lado.

— Tu mirada me dice que no es nada bueno en lo que piensas— sonrió con un poco de tristeza.

— Mi vida no fue buena hasta que llegue a este lugar— suelto con sinceridad.

— Ya no tienes que preocuparte por nada, yo me encargare de que seas feliz— dice tomando mi mano he inclinándose frente a mí.

— Eres un hombre demasiado bueno Jonás Everett— susurro.

Hablar con Jonás siempre ha sido algo un poco extraño, aunque es un hombre tosco al comunicarse en ocasiones, es alguien que te puede brindar su atención y demostrarte solo con sus palabras que todo lo que dice es tal como lo piensa. Es un hombre realmente interesante. En ocasiones, como en este momento, incluso las palabras no son necesarias, simplemente con permanecer uno junto al otro observando el lento descongelar de las plantas y el suelo es realmente agradable. Jonás es un hombre que agrada solo con su presencia.

Cierro los ojos dejándome golpear levemente por el aire frio que comienza a calentarse de apoco a medida que el invierno va llegando a su final. El sonido de un auto entrar por el camino de piedra, me hace abrir los ojos. Doy una mirada rápida hacia el hombre a mi lado quien ve el auto de su ex esposa entrar en su propiedad. Paso saliva sintiéndome un poco nervioso, le prometí a Amanda que le contaría todo lo que hemos hecho a Jonás, pero no he tenido el valor de decírselo. Se que se enojara y me reprochara por no comentarle lo que tenía planeado. Jonás se levanta cuando el auto estaciona frente a la casa debajo del gran árbol.

Amanda baja dando salto del auto prácticamente y corre hacia el porche donde nos encontramos el rubio y yo.

— Tengo la citación— dice con emoción llegando a nosotros— el centro de investigación medica estudio tu caso y he sido citada para detallar el procedimiento, así que pronto te citaran a ti— dice con una sonrisa.

— Oh...—

— ¿Qué citación? — la mirada de Amanda y la mía caen sobre el hombre grande a nuestro lado.

Miro a Amanda, dándole a entender que debe dejarnos solos. La rubia me frunce el entrecejo, pero se adentra rápidamente hacia la casa dejándome solo con Jonás quien ya se encuentra con el ceño fruncido. Suelto un suspiro antes de tomar una bocanada de aire, miro al hombre frente a mi y suelto todo lo que debí haberle dicho desde el primer día en que decidí hacer publica mi situación. Hablo rápidamente sin darle ni una sola mirada directa a su rostro, evitando hacerme una idea de su estado de animo al no poder ver sus expresiones.

En el momento que he dicho todo y cada una de las cosas que quería decirle, pero no había podido reunir el valor. Tomo asiento esperando su reacción, pero quedo helado al verlo alejarse, bajar los tres escalones del porche y caminar hacia su camioneta, abriéndola y subiendo en ella cerrando de un fuerte golpe. Giro mi rostro hacia la casa, exactamente hacia una de las ventanas donde hace unos segundos vi a Steve, Patricia y Amanda espiando la conversación que tenía con mi pareja.

Se que esto es una mala idea, pero me pongo de pie, hago una señal a la rubia para que vigile a mi hermoso Dylan quien duerme junto a la mecedora y camino hacia la camioneta donde el hombre se encerró mas no ha encendido. Detengo mis movimientos en el momento que bajo el primer escalón y la puerta de la camioneta se abre, dejándome ver a un sonrojado Jonás bajar rápidamente y caminar hacia mí. Definitivamente exa no es una expresión de alguien feliz.

— ¿Quién te dijo que podías andar caminado por allí? Tienes menos de un mes de haber parido— soy regañado con rudeza por parte del rubio— regresa— ordena llegando frente a mí.

— Yo...—

— Estoy enojado— dice cortando mis palabras— solo regresa, dame un momento y hablaremos— dice regresando hacia la camioneta.

Bajo la mirada sintiéndome realmente mal, se perfectamente por que se encuentra enojado, se que no he sido el mejor novio y que me he encargado de delimitar muchas cosas, haciendo que sea mucho mas difícil para él acercarse y sr parte y aunque se que esta mal, no puedo dejar de pensar en que Jonás es demasiado para alguien como yo.

Camino hasta el moisés donde duerme mi pequeño y lo tomo con cuidado de no despertarlo, doy una mirada hacia la camioneta antes de entrar en casa sin mirar a nadie. Camino hasta la habitación en el primer piso en la que me quedo desde que di a luz. Cierro la puerta de la habitación y en lugar de dejar a Dylan en su cuna, lo llevo conmigo hasta la cama donde lo acomodo para que pueda seguir durmiendo. Me siento en la cama sintiéndome triste, pero no tengo tiempo de pensar en nada por que la puerta es abierta.

— ¿quieres saber lo que me molesta? — el ventarrón que entra no es otro que Jonás Everett.

— Yo...—

— Supuestamente somos una pareja, te confese mis sentimientos y tu me dijiste que sentías lo mismo, que lo intentaríamos, pero desde que esto inicio solo haces cosas a mis espaldas— suelta dejándome sin palabras.

Bajo la mirada sin tener nada que responder, por cada una de sus palabras son ciertas, desde que iniciamos esta relación, he limitado sus acciones como mi novio y tío de mi hijo, tambien me he encargado de estancar esto a lo que llamamos una relación.

— No sé qué es lo que hay en tu cabeza, pero como te lo he dicho antes lo repetiré, aquí solo importamos nosotros, nuestra relación y para construirla debemos confiar el uno en el otro— muerdo mi labio inferior— ¿Por qué lo hiciste? — pregunta sentándose en la cama.

— No seré digno de ti, hasta que no me libere de todo lo que vengo arrastrado conmigo— respondo sin verlo— no quiero ocultarme, quiero ser alguien que pueda decir sin temor a ser juzgado que soy la pareja del mayor de los hermanos Everett— levanto la mirada — no quiero tener que ocultarme, si llegase a embarazarme de ti— suelto lo que pienso.

— Yo...—

— He decidido que ordenare mi vida para poder corresponderte como es debido Jonás— suelto su nombre por primera vez con confianza.

— ¡Dios! ¿Cómo puedo enojarme contigo cuando dices esas cosas? — sonríe escondiendo su rostro entre sus manos.

— Eres lindo— suelto con una sonrisa.



Disculpen la tardanza, pero ando algo liado con cosas de mi vida personal y cada ve es un poco mas difícil concentrarme.

My Little HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora