🔹 Capitulo 8: Hasta luego.

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Eran 10 minutos para las 6:00 y el reloj interno de Pompón le despertó. Sintió un fuerte mareo ya que realmente no durmió muy bien, solo fueron 4 horas de sueño. Pero fueron las mejores de su vida porque abrazó a ese osito azúl que le robaba la razón mientras se perdían entre sueños.

El sol alcanzo su primer rayo de luz y tocó el rostro de Azulín, iluminación del alba que a los ojos de Pompón era la vista perfecta observar a su bien amado descansando tan dulcemente y no evitó suspirar.
No quería despertarlo, así que sutilmente se movió, tratando de no hacerlo y es ahí cuando notó que la cama estaba mojada, más empapada la sabana del lado dónde estaba Azulín.
«¿Pero qué...? ¿Es agua? Ó... ¿Acaso son miados? ¿De verdad él se habrá orinado? Yo no pude haber sido, nunca lo hago. Entonces... »

Fue un sentimiento de desagrado al principio, después tuvo un pensamiento algo sucio aunque le duró solo unos segundos. En su mente suponía que era quizá el estrés de estar en el ejercito. Pensó que necesitarían vacaciones, aunque sea una semana.

Finalmente se puso de pie, vió la herida en su mejilla empezandosé a cicatrizar con la costra de sangre que se formaba ahí mismo.
Y pensar que el mismo probó su sangre desde el hocico de otro oso, Azulín y él compartieron el néctar interno color carmesí, fue algo que le gustó y le encantó más de lo normal... Y de por sí hacerlo no es normal.

Tomó una de las gasas de primeros auxilios y procedió a hacerse un parche en esa zona, cubriéndola por completo.
Mientras se veía al espejo se arreglaba el uniforme, tenía unas manchas de sangre pero no importaba puesto que lo remplazaría; y al mismo tiempo reflexionaba, su apariencia herida no podía ser vista por nadie y tendría que inventar alguna escusa para justificar el parche.

Azulín despertó al no sentir la presencia del calor de Pompón, casi asustado esperando que no se haya ido aún. Volteó al lado del espejo y ahí estaba arreglándose.

¿Qué haces?– decía con un rostro tierno pero intrigado.

Nada (?) Solo tengo que arreglarme para irme a trabajar como siempre lo hago. –

Mmm... Pero ¿Podré verte al rato? – Azulín puso la cara más linda, hermosa y dulce que podia personificar en su rostro, con brillo en los ojos que parecía formar corazones y estrellas.

Pompón admiró esa linda cara, una cara amorosita y podía confirmar que era el oso más bello que jamás haya visto. No queria romper su burbuja porque él no sabía que podía verle al rato.

No lo sé... Tal vez. – dijo con una sonrisa triste.

Azulín no entendía esa reacción y ese "tal vez". Se molesto porque le parecía que a Pompón no le importaba volver a verle.
Se contuvo demasiado para no hacer alguna tontería.

Bueno, pero déjame tu sueter del uniforme. Al fin y al cabo has de tener muchos.–

... ¿Por qué? Este uniforme es solo para soldados y cabos, tu aún eres recluta y no has mostrado merecerlo. – exclamó Pompón con una voz autoritaria y dura.

A Azulín le dolieron un poco esas palabras, ¿No merecía ser ascendido? ¿No ha trabajado lo suficientemente duro cómo para que le reconozcan? ¿Pompón le decía que era un inútil? ¿Eso es lo que piensa de el?

Tragó saliva, con algo de pena volvió a dirigirle la palabra. –No es para eso, bobo. Dámela. – Azulín inconcientemente puso una cara linda y suplicante a modo de manipulación.

Pompón lo meditó por unos minutos y al final accedió, gracias a esa carita que no podía resistir.

Azulín se quitó la camiseta que traía puesta desde ayer, esa que había rociado con el perfume de los Mimosin, ese perfume tan rico y delicioso, aromático y dulce. Se la dio a Pompón cuando éste le dio su suéter.

Es algo para que siempre me tengas cerca
le guiñó el ojo, sonriendo y con rubor en sus mejillas.

«... ¿Azulín? ¿De verdad hiciste eso?»

El osito amarillo lo comprendió, se sonrojó intensamente y procedió a oler esa prenda repleta de perfume, cada vez queda más y más enamorado de ese loquito de tono azúl.
Azulín hizo lo mismo, el aroma de Pompón era algo que quisiera tener siempre cerca.

Bueno... Te acompañó a la puerta.– y eso hizo, Azulín llevo a Pompón hasta la puerta, por alguna razón estaba emocionado por un próximo encuentro.

Gracias, jeje... Y ¿Sabes? Deberías cambiarte de calzones. –

– ... Ay no no no... – Azulín ahora no tendría a quién culpar por haberse orinado encima, Pompón le había descubierto.

– Jajaja, no te preocupes por eso. – el oji-púrpura era muy comprensivo en esa situación, no es que fuera algo grave o algo de que avergonzarse. De hecho en su mente imaginaba 1000 escenarios con eso.

Hablaron sobre un par de cosas, antes de que finalmente se despidieran y ambos siguieran con sus rutinas del día.
Azulín queria un beso y esperaba que Pompón le leyera el pensamiento. Y por parte de él, quería dárselo e igualmente quería que Azulín le leyera el pensamiento.
Al final ninguno de los dos tomó la iniciativa, ambos se retiraron algo incómodos pero deseosos de cierta forma, esperaban que el próximo beso sea mejor y que la espera de ello valga la pena. Pompón fue directamente al cuartel principal y Azulín volvió adentro de la habitación. Cada segundo alejándose más, ardiendo sus almas por la impaciencia de volver a verse a los ojos.

Hasta luego...

[...]

No había notado que los chicos estaban en una bolita en medio de la habitación, Azulín recordó que Gordi fue quién inicio el conflicto de ayer y lo defendió primero a él que a Pompón.

Azulín tomó fuertemente del brazo al osito rosa, despertandolo de golpe.

– ¿A-Azulin?... –

– Shh... No grites si no quieres que te dé una tunda. Vamos a los baños. Necesitamos hablar. –

Gordi se quedó callado y no tuvo de otra que seguir a Azulín al baño, aunque se negará no pudo haberlo evitado de todos modos.
El osito azúl cerró la puerta y aventó a Gordi al suelo.

– ¡¿Qué demonios te pasó?! ¡¿Cómo te atreviste?!
Escúchame, no te acerques a Pompón por nada del mundo. Sinó... – Azulín se interrumpió en seco, no podría decirle que lo mataría puesto que era su hermano, la persona más importante de su vida y por eso lo defendió a él primero antes que a Pompón. Si él se iba, siempre tendría a Gordi a su lado, sabe que Gordi lo ama incondicionalmente.

Gordi no podía evitar sentirse mal, al final Azulín si tiene interés por el osito amarillo. Ahora tenía una amenaza por parte de su hermano para que no se le acercará otra vez.

En su interior, sintió ese odio irracional hacia Pompón iba aumentando.

– Si Azulín... Ya quedó claro... –

Prueba de amor. (Cabo Pompón🧡 x Azulín💙)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora